Por Camila Parodi y Daniel Sticotti Foto: Resumen Latinoamericano
El pueblo haitiano se encuentra movilizado y continúa demostrando su fuerza y resistencia en las calles como hace siglos. Contra el gobierno de Jovenel Moïse, por la actual crisis económica, política e institucional y por la solidaridad de los pueblos.
Desde el jueves 7 de febrero las y los haitianos se encuentran movilizados con cortes masivos en las autopistas de las principales ciudades. La elección de esta fecha se debe a la conmemoración de un nuevo aniversario de la caída de Jean-Claude Duvalier en 1896, así lo explico en diálogo con Resumen Latinoamericano, el profesor Camille Chalmers que es haitiano, economista, docente universitario y militante político en su país, referente de PAPDA (Plataforma Haitiana por el Desarrollo Alternativo) y de la organización mundial Jubileo 2000.
Desde el pasado jueves se sostienen focos de manifestaciones en las principales ciudades del país, porque se reclama la renuncia del actual gobierno de Moïse. “La población aprovechó para gritar” aseguró Chalmers, contra el gobierno de Jovenel Moïse que continúa acentuando su política de ajuste, tal como lo viene haciendo desde hace meses, y para que esta se sostenga su única inversión: la represión. Durante las últimas acciones la Policía Nacional se cobró la vida de tres personas junto a decenas de heridos.
En ese sentido, Chalmers explicó que existen actualmente 12 mil policías apoyados por las fuerzas de las Naciones Unidas conocida como Misión de las Naciones Unidas de Apoyo a la Justicia en Haití (MINUJUSTH) que es “gestionada por el mismo gobierno y que participó de las matanzas de diciembre pasado”. Ante esto las y los manifestantes acentuaron su accionar atacando con piedras y fuego en las principales autopistas como así también la casa del propio presidente.
Chalmers resume en tres las principales reivindicaciones de esta movilización. Primero y principal la renuncia del presidente Jovenel Moïse por la ejecución de una seguidilla de políticas que afectan directamente la vida de la población. Por otro lado, la elaboración de ciertas medidas urgentes que respondan ante la pérdida de valor de la moneda nacional que, en los últimos dos años se devalúo en un 50% en relación al dolar. Y por último, exigen la realización de instancias judiciales mediante las cuales identificar a los responsables del desfalco de los Fondos Petro Caribe otorgados desde hace diez años por el Gobierno Bolivariano de Venezuela como un aporte genuino de ayuda humanitaria al país vecino.
Solidaridad con Venezuela
En este contexto las organizaciones políticas, sociales y sindicales de Haití firmaron una declaración en apoyo el Gobierno de Nicolás Maduro, al tiempo que hacen un explícito reconocimiento a la legitimidad de su investidura presidencial, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
“El Pueblo haitiano y las organizaciones que luchan a favor de la transformación social del país arrojan en el basurero de la historia el voto de vergüenza del Presidente inculpado Jovenel Moïse en la OEA el día del 10 de enero 2019” explicaron en su comunicado. A su vez señalaron que el pasado 24 de enero, el acusado accionó como un “títere de Estados Unidos”, al reconocer al golpista Juan Guaidó.
En su comunicado, las organizaciones haitianas explicaron que el levantamiento popular del 7 de febrero demuestra que el pueblo se divorcia con la Administración Moïse-Céant. “El Pueblo haitiano estaba en las calles en todo el país para denunciar el complot del Presidente procesado Jovenel Moïse contra el pueblo venezolano” y a su vez, agradecen a “la Revolución Bolivariana por el acuerdo Petro Caribe” como “una cooperación solidaria que tiene el objetivo de invertir en sectores sociales y productivos a favor de la población haitiana” afirmaron a continuación. Se trata de una real ayuda humanitaria que contó con miles de millones de dólares y la instalación de tres centrales eléctricas por parte del Gobierno Bolivariano. Estos fondos fueron malversados por las distintas gestiones gubernamentales durante los últimos 10 años, entre ellos el actual gobierno de Moïse.
Por su parte, Camille Chalmers explicó que el voto en contra de Venezuela por parte de Moïse fue un detonante para las recientes manifestaciones, dada la larga tradición de solidaridad con el pueblo Venezolano quién ayudó de forma muy contundente durante los últimos 10 años de crisis humanitaria en Haití. Para Chalmers, este accionar se trató de una “traición en contra de la propia moralidad” de su pueblo que tiene una histórica “tradición de lucha contra los imperios”.
Si bien algunas ciudades volvieron en parte a la cotidianeidad, se mantiene una sensación de tensa calma en todo el país. La población continúa con los reclamos de forma indeterminada en el marco de un plan de lucha que se articula con diferentes organizaciones de base y diferentes coaliciones de partidos políticos de oposición. Sin embargo, el movimiento de fondo que sostiene el accionar de indignación está caracterizado por la espontaneidad y para Chalmers “no responde sólo a las coaliciones” se trata para el de un “cólera global”.
Mientras los grandes monopolios de concentración mediática se centran en construir las mentiras del “minuto a minuto” contra la Revolución Bolivariana de Venezuela, como era de esperar, nada informan sobre la existencia de ayuda humanitaria de Venezuela hacia Haití. Mucho menos se exige la intervención en dicho país.
Como hace siglos, Haití continúa siendo faro de luchas y rebeldías a pesar del cerco mediático al que está sometido. ¿Qué lugar ocupa Haití en las agendas de las izquierdas? ¿Porqué su experiencia de resistencias no es levantada como bandera en el continente? ¿Qué diferencia existe entre la barricada contra Moïse en Haití y los chalecos amarillos contra Macron en Francia? ¿Qué lugar ocupan el racismo y el colonialismo en nuestra matriz de pensamiento a la hora de valorar las luchas?.