Por Francisco Farina
En el marco del seminario “Derechos Humanos, ayer y hoy” que organizó la Fundación Rosa Luxemburgo en Buenos Aires, Marcha conversó con el investigador uruguayo Raúz Zibechi sobre el futuro político de la Argentina y América Latina.
Por la inauguración de su oficina en Buenos Aires, la Fundación Rosa Luxemburgo organizó el pasado 1 y 2 de diciembre en el hotel Castelar el seminario “Derechos Humanos, ayer y hoy”. Uno de los invitados fue Raúz Zibechi, investigador y periodista uruguayo, quien ha seguido de cerca los distintos procesos políticos de los movimientos sociales de la región.
– Venimos de una elección presidencial que se definió a favor de Mauricio Macri, de un perfil ideológico de derecha neoliberal. ¿Cómo pensás que se vienen estos años para la Argentina?
Va a haber continuidades y cambios. En el escenario internacional, Macri va a implicar un alineamiento con Estados Unidos, con la Alianza del Pacífico, contra el Mercosur y contra la integración regional, va a abrirse a los tratados de libre comercio que firma Estados Unidos con países del Pacífico. En el escenario nacional tengo la impresión de que va a ser más cauto. Va a mantener las políticas sociales, va a intentar no repetir el escenario menemista, de descargar la represión y la crisis sobre los sectores populares. Pero no sé si tendrá margen para eso. Y creo que no será más cauto porque le guste ser más cauto, sino porque la sociedad que recibe hoy Macri es una sociedad organizada, que vivió un ciclo de luchas piqueteras del 97 al 2002, porque vivieron años en que parte importante de la sociedad estaba organizada y no van a permitir un retroceso así no más. No se puede extrapolar la ideología de Macri a lo que va a hacer. En el escenario internacional está claro, pero en el nacional va a tener que contar con otros actores. Y ya lo mostró en la campaña, va a hacer guiños permanentes hacia el peronismo, quizás algunos pactos. No tengo dudas de que puede pactar con el PJ y con el kirchnerismo. Y aunque va a descargar crisis y represión sobre los sectores populares, creo que lo va a hacer por etapas, más que directamente.
– Mencionabas la resistencia que puede encontrar el gobierno, por el proceso de organización popular que arranca con las luchas piqueteras y que de alguna forma tiene correlato en los últimos años. Pero en ese sentido, ¿cómo podemos entender y explicar la victoria de Macri?
Hay que tener en cuenta que una parte importante de la sociedad argentina, un 30% aproximadamente, es de derecha, es conservadora y es macrista. Y otra parte está muy desencantada con los gobiernos kirchneristas. En los sectores populares hubo un voto muy dividido, en algunas villas ha triunfado Macri. Y yo creo que eso se debe a lo que no hizo y lo que hizo mal el kirchnerismo. Una política que si uno va a lo micro de todos los días en un barrio, reproduce aspectos nefastos de la cultura puntera. Creo que no se le puede echar la culpa de que ganó Macri solamente a la derecha, a los medios, al imperialismo, sino que también hay algo que el kirchnerismo hizo mal.
– ¿Cuál creés que es el desafío que tiene el campo popular en el país en esta nueva etapa?
Un desafío es recuperar la capacidad de organización y luchas autónomas, para empoderar de nuevo a una camada de gestores que inevitablemente le van a dar la espalda al campo popular. Un aprendizaje de esta etapa es que se ha abandonado la calle, se ha abandonado la plaza, entonces en la nueva etapa no vale solo decir “vamos a pelear”. Es vamos a pelear, pero además vamos a sacar cuentas de lo que no se hizo, lo que se hizo mal o lo que se hizo en contra del campo popular.
– En el escenario latinoamericano, ¿cómo creés que pueden afectar las elecciones en la Argentina a nivel geopolítico? ¿Dará paso a nuevos gobiernos de derecha?
Yo creo que ya gobierna la derecha en países donde ha gobernado la izquierda. Brasil, por ejemplo. El gobierno de Dilma es de derecha, más allá de que sea el PT el que está en el gobierno. El de Tabaré Vásquez es mucho más de derecha que el que había con Mujica. Creo que el péndulo de la historia en este momento se está moviendo hacia la derecha. Correa no se presenta, muy probablemente en Venezuela gane la oposición. Lo que pienso es que el ciclo progresista se ha terminado y entramos en un ciclo distinto. Estos son los coletazos de la crisis del 2008 y de la nueva actitud de Estados Unidos en el mundo, mucho más beligerante, a caballo de las políticas más conservadoras de los gobiernos latinoamericanos. Hay una nueva agenda en la que la integración regional ya fue. Aquel impulso que vimos del Unasur y las dificultades con se frena, al igual que el Mercosur y el Alba. Estamos en ese otro período en el que geopolíticamente la disputa principal en América Latina va a ser chinos y yanquis. Ya está siendo y se va a profundizar. Y los chinos trabajan con gobiernos conservadores, progresistas, lo que sea, ya lo están haciendo en Perú, Colombia, etc. En esa disputa, en este momento el péndulo favorece a Estados Unidos.
– En este giro conservador, ¿considerás que los movimientos sociales pueden encontrar alguna fisura donde puedan empoderarse o buscar construir alternativas?
Si miramos porqué fueron posibles los gobiernos progresistas, fueron progresistas porque hubo un período de levantamientos y de luchas populares muy fuertes. El Caracazo del 89 abre el período, en el que también está el 19 y 20 del sector piquetero, el ciclo boliviano y un montón de levantamientos y caídas de presidentes. Ahora me parece que vuelve a estar la agenda en la calle y en los sectores populares. No creo que se vaya a repetir lo mismo ni que la lucha popular a futuro sea para empoderar a los mismos gobiernos que ahora salen. Va a ser otro período y otros actores. En primer lugar porque hay una nueva generación de movimientos que se vienen juntando, en Brasil después de 2013 es muy claro. En segundo lugar, porque el progresismo que pierde los gobiernos -y en Brasil también es claro- se va a dividir. Una parte de ese progresismo va a negociar con las nuevas derechas y se va incrustar y seguir en sus cargos, en sus blackberrys, como me gusta decir con un poco de ironía. Y creo que un sector del campo popular reconfigurará nuevas formas de lucha, nuevas formas de hacer, de salir. Ahí está la posibilidad, 10-15 años para adelante, no va a ser pasado mañana, de que se reconstruya un escenario de ofensiva de los sectores populares. Hoy es de defensiva, de cooptación, esperemos que sea de resistencia en el futuro y de ofensiva más adelante. ¿Cómo va a ser eso? No lo puedo saber, yo puedo decir lo que me gustaría. Lo que me gustaría es no que no repitamos la historia de los 90, en los que la gente luchó, puso la sangre, puso los muertos y otros se subieron encima. Ese es un tema de debate futuro y la Fundación puede jugar un papel interesante en apoyar las reflexiones, que nos digan qué hicimos bien, qué hicimos mal y cómo segur adelante en el nuevo escenario, para evitar que nos pase lo mismo.