Por Redacción Marcha
Se cumplieron 20 años de revolución bolivariana, ocasión en la que se realizó un masivo acto en apoyo a la soberanía de ese país. Ante los intentos desestabilizadores de la derecha y el gobierno de los EEUU, Maduro llamó al diálogo y la unidad nacional para la creación de una agenda de trabajo conjunto con la mediación de México, Uruguay y Bolivia. La prioridad: la recuperación económica.
“Qué viva el poder popular”. Con estas palabras inició Nicolás Maduro, presidente constitucional de Venezuela, el acto por los 20 años de la Revolución Bolivariana. Una manifestación que fue masiva, que se extendió a los largo y ancho de la Avenida Bolívar, y que se volvió, indefectiblemente, en el escenario mundial para sentar posición ante los más recientes intentos desestabilizadores de la institucionalidad de ese país de parte de la derecha, de los gobiernos del Grupo de Lima y del gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.).
La defensa de la soberanía política y el rechazo al intervencionismo es una disputa política que el chavismo da en las calles y por la vía diplomática. Ante miles de personas que apoyan el proceso revolucionario ejercido desde el gobierno y sostenido en las bases, Maduro le habló “a todo el país”, ya que afirmó: “por decisión soberana soy el presidente y me debo a toda Venezuela”. “Es tiempo de buscar soluciones, pero a traves del trabajo, de la unión nacional, del esfuerzo productivo de todo el país”, afirmó, “llamo a la responsabilidad nacional y ratifico mi apoyo a la inicitiva de México, Uruguay y Bolivia para el diálogo y solucionar los problemas entre venezolanos”. “El día que quieran, dónde quieran, estoy listo para hablar”, agregó. De esta forma Nicolás Maduro llamó a “respetar la Constitución Nacional entre todos”, a generar “una agenda de prioridades” entre lo que sedestacan la reucperacion económica y el respeto por la paz y la justicia.
“Este movimiento es una fuerza con raíces profundas, con un proyecto definido y democrático, con un plan de futuro, con una organización, con pueblo”, dijo Maduro. Sin embargo, la derecha venezolana, con Juan Guaidó a la cabeza, diputado autoproclamado presidente de la nación, sigue apostando a los golpes de efecto mediáticos difundidos vía redes sociales. “Le digo a la derecha que reflexione”, arengó el presidente, “son 20 años conspirando, de derrota en derrota, ya basta de tanto daño que le han hecho a nuestra patria, reflexionen y si queda un poco de conciencia, den un paso al frente, abandonen el camino del intervencionismo yankee, dejen de llamar a la guerra, a la intervención militar, de apoyar un golpede Estado que ya fracasó”.
20 años de Revolución por las urnas
“Aquí estamos los invisibles de siempre”, afirmó Maduro, recordando que el 2 de febrero de 1999, con la elección que consagró a Hugo Chavéz como primer mandatario, iniciaba, por voto, “una nueva historia para Venezuela, de reivinidicación popular, de transformaciones profundas que la llevarían a convertirse en el epicentro de la primera revolución socialista del Siglo XXI”.
Maduro repasó para su país y el mundo, los elementos de la democracia y la participación popular que dan legitimidad a su investidura y ejercicio del poder a 20 años de una revolución que se inició por las urnas pero que tiene mucho de batalla cultural y de sentidos. “Lo primero que hizo nuestro comandante (Chavez) fue convocar a un referéndum, convocar a la soberania popular”, declaró. “Hugo Chávez fue y la Revolución Bolivariana es el gran proceso democratizador de la vida, porque convirtió a los pobres, a los campesinos, a las mujeres, en protagonistas de la historia”, agregó, “entonces se dio la primera Asamblea Nacional Constituyente que dio como resultado nuestra Constitucion, hija del proceso revolucionario”.
La autodeterminación de los puebos latinoamericanos y caribeños sigue en juego si triunfa el intervencionismo y el golpismo en Venezuela. Los intereses, el odio y el sistema de crueldad capitalista, extractivista, neocolonialista, racista y machista están por detrás. “Quienes nos acusan de dictadura deben saber que, desde la fundación misma de la revolución, somos un pueblo profundamente libre, democrático, que cree y ejerce la libertad más grande y suprema: en Venezuela no ha habido ni habrá dictadura, habrá soberanía, libertad y democracia de los pueblos”, dijo Maduro.
“Hemos ganado la paz”, dijo Maduro a 20 años de una Revolución que aun conserva el apoyo social de las y los humildes a pesar de las condiciones de vida que impone los bloqueos y el saqueo económico de los capitales y la política de derecha trasnacional imponen sobre su administración. “Queremos paz, convivencia, armonía, la unión nacional con la paz” reiteró el presidente de ese país, “2019 será el año definitivo de la recuperación económica para la prosperidad de las y los venezolanos”.
Ante el golpismo, solidaridad
La semana había finalizado con más gestos golpistas de parte de la derecha que hechos concretos, impregnada por el impacto mediático. El revés que generó que la mayoría de los Estados miembros de la ONU reconocieran la institucionalidad de Venezuela y la investidura de Nicolás Maduro, sigue resonando. Mientras, las y los venezolanos intentan continuar con sus vidas cotidianas y las y los que se organizan siguen manifestando su solidaridad. En Buenos Aires los movimientos sociales convocaron a una vigilia para mostrar el respaldo de las organizaciones hacia el pueblo venezolano. Nuestra América está en pie. Desde México, Uruguay y Bolivia llegó la propuesta de una mesa de dialogo para alcanzar la necesaria paz.
En conferencia de prensa, el asesor de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump (EE.UU.), casualmente dejó ver un papel donde se anotaba: “5.000 tropas a la frontera de Colombia”. Una amenaza mediática hacia el gobierno de Nicolás Maduro, que intentó presentarse como un gesto inocente. Un lunes en donde desde EE.UU. se intentó golpear la economía venezolana para obligar al gobierno de Maduro a ceder, imponiendo sanciones contra Petróleos de Venezuela (PDVSA), al tiempo que se anunció el congelamiento de todos los fondos de la compaña estatal Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) y su filial en EEUU, Citgo, además de prohibir -aunque con excepciones-, que ciudadanos/ as y empresas de su país tengan negocios con la petrolera venezolana, tal como informara la Cancillería de Venezuela. Un bloqueo por 7 mil millones de dólares a bienes de Venezuela y 11 mil millones de dólares en exportaciones petroleras.
La respuesta fue inmediata. Mediante un comunicado, la República Bolivariana de Venezuela, expresó su enérgico rechazo a “las medidas unilaterales, arbitrarias e ilegales anunciadas por el gobierno de Donald Trump con el fin de tomar control de cuentas bancarias a nombre del Gobierno venezolano y del Banco Central de Venezuela, abiertas en instituciones financieras ubicadas en Estados Unidos” y calificó este acto de “piratería de la Administración Trump”. Mientras, desde la región, algunos mandatarios miran con preocupación los intentos injerencistas en las políticas de un país soberano, tal como sucede con Manuel López Obrador, quien desde México reiteró que mantendrá su principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, en la crisis de Venezuela.
Por otro parte, el presidente de la nación argentina, Mauricio Macri, también hizo lo suyo, tratando de obtener protagonismo regional con otro papelón (y van…) cuando decidió reconocer como nueva delegada venezolana por el autoproclamado gobierno de Guaidó, a una conocida militante de las filas del Pro, su mismo partido. También desde Ecuador, que esgrime como argumento la protección del pueblo venezolano, se bloqueó el ingreso de migrantes que provengan de ese país, en una medida que preocupa ya que consolida una política xenófoba tras las declaraciones de su presidente, Lenin Moreno. Durante la semana, el Parlamento Europeo, paradójicamente decidió respaldar a un autoproclamado presidente, una tibieza sin sentido. La Unión Europea rechaza cualquier tipo de medida de fuerza de intervención armada.
Al igual que en otras ciudades capitales del mundo, en Buenos Aires, se realizó una “vigilia”, convocada frente a la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela por movimientos sociales, organizaciones gremiales, feministas, culturales y políticas en apoyo al pueblo venezolano y en rechazo del intervencionismo y la injerencia en sus asuntos internos como expresión de solidaridad entre los pueblos. Allí tomaron la palabra distintos referentes que coincidieron en valorar el proceso bolivariano y en repudiar medidas que calificaron de injerencistas ya que buscan apropiarse de los importantes recursos de Venezuela.
Tampoco estuvieron ausentes organizaciones feministas, como las Feministas Revolucionarias por la Libertad, que abogaron por una segunda independencia que será “feminista y por una matria socialista y feminista”, mientras que desde el Colectivo Las Farías, también estuvieron presentes para leer un comunicado que comienza expresando que “en nuestro carácter de venezolanas, feministas, revolucionarias y antiimperialistas, repudiamos enérgicamente la autoproclamación como presidente encargado de Venezuela del diputado Juan Guaidó, una acción que da cuenta del carácter antidemocrático de la oposición venezolana y de sus planes desestabilizadores”.
“Entre la derecha y nosotros está la paz”, abogó el encargado de negocios de la Embajada, Juan José Valero Nuñez, uno de los últimos en tomar la palabra en la vigilia frente a la Embajada. Así también lo entienden los gobiernos de México y Uruguay que han convocado para el próximo 5 de febrero en Montevideo a una Cumbre Internacional para buscar una salida a la crisis de Venezuela: “El propósito de la conferencia es sentar las bases para establecer un nuevo mecanismo de diálogo que, con la inclusión de todas las fuerzas venezolanas, coadyuve a devolver la estabilidad y la paz en ese país. Este esfuerzo responde al llamado del secretario general de la ONU, António Guterres, de apostar por el diálogo frente a quienes niegan que exista esa posibilidad”, señala el comunicado divulgado por ambas cancillerías.
Apostar al diálogo parece ser la única vía posible en un territorio donde en el año 2014 las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), reunidos en su II Cumbre declararon la región como zona de paz. La semana que viene, como cada día, será clave para la paz, en Venezuela y en la región.
Leé las notas anteriores:
Un nuevo intento intervencionista y van… ¿Qué está pasando en Venezuela?
Asume Maduro: Venezuela se respeta