Otra vez un 23 de enero se convirtió en noticia para Venezuela al concretarse el llamado a la insurrección del gobierno de EE.UU. con la derecha venezolana. Por la tarde de ayer, Juan Guaidó, titular de la Asamblea Nacional, se autoproclamó “presidente encargado” de la nación, sin haber pasado por las urnas sino por simplemente una conferencia de prensa y la cobertura de casi todos los medios internacionales que allí seencontraban para registrar un nuevo ataque conservador contra las democracias en la región. EE.UU., al igual que lo hizo en el golpe de 2002, no tardó en reconocer al presidente ilegítimo. Lo hizo difundiendo comunicados con posición golpista desde las redes sociales, sobre todo Twitter. Mientras, en las calles de Venezuela, otra vez los muertos los pone el pueblo, con la pérdida de al menos 14 vidas hasta el momento.
La insurrección de la derecha es violencia. Este 23 de enero, al igual que en 1958 cuando fue derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, la derecha venezolana hizo un llamado a la división de una sociedad que sufre hace años las consecuencias de las sanciones económicas. Un plan coordinado desde EE.UU. que parece estar muy bien organizado. La convocatoria a la insurrección fue anunciada por Mike Pence, vicepresidente de EE.UU., el martes con un llamado al pueblo venezolano para que salga a las calles. La secuencia que siguió ya es conocida: hubo un legislador autoproclamado presidente, en acuerdo con EE.UU., que fue reconocido por los países del Grupo de Lima -que ejecutaron un paso previo cuestionando el resultado de las elecciones de mayo de 2018- e impulsado por el presidente Donald Trump con el objetivo de desconocer la investidura de Nicolás Maduro hacia dentro y fuera de Venezuela. Un frente externo que busca fortalecerse para desestabilizar al gobierno socialista mientras el pueblo respalda al presidente Maduro. Contradiciendo incluso a los 212 países que lo reconocieron a Maduro presidente legítimo.
Sin chavismo no habrá beneficios para el pueblo venezolano y el pueblo venezolano lo sabe, por eso respondió masivamente llenando las calles para respaldar al presidente electo. No parece suficiente ni la amenaza que viene sosteniendo EE.UU., y que impulsó al Grupo de Lima en el desconocimiento de la legitimidad de la investidura presidencial, ni la guerra económica que se viene sucediendo desde hace casi cuatro años, ni las guarimbas que amenazan a las y los ciudadanos del país. Una vez más, el pueblo venezolano vuelve a ser amenazado. Tal como sucedió frente al Golpe de Estado de 2002, cuando EE.UU. se apresuró a reconocer al golpista Carmona, hoy nuevamente reconocieron a un desconocido Guaidó como presidente. En aquel momento, ese ilegítimo presidente apenas duró 47 días en el gobierno y se tuvo que ir a pesar del reconocimiento del imperio.
Intentos fallidos
La semana inició con una nueva amenaza contra la paz y comenzaron a desarrollarse en los barrios acciones violentas y de provocación para minar la voluntad popular. La más bochornosa sucedió cuando un grupo de militares de la Guardia Nacional Bolivariana pretendieron avanzar con un intento de Golpe de Estado que fue rápidamente sofocado y sus integrantes detenidos. El gobierno y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) respondieron deteniendo a los sublevados. A su vez, durante la noche del lunes se sucedieron nuevos hechos violentos y de vandalismo como el que se perpetró en la capital venezolana contra la Casa de la Cultura Robert Serra, que fue atacada por personas que aun no fueron identificadas que la incendiaron.El lugar es sede de actividades culturales para la comunidad.
El presidente Nicolás Maduro salió a responder a las provocaciones y los ataques que llegan desde el frente externo, con un discurso desde el Palacio Miraflores. Allí, informó que la nación venezolana romperá relaciones diplomáticas con la administración Trump, al frente del gobierno delos EE.UU., agregando que en las próximas 72 horas los funcionarios de ese país deberán abandonar el territorio bolivariano. “Aquí va a prevalecer la voluntad del pueblo, la soberanía nacional y la Constitución por encima de cualquier conspiración”, dijo Maduro. “Ellos dicen que soy un dictador. Yo no estudié ni me formé en la Escuela de las Américas donde ustedes formaron a los dictadores de nuestra América, me formé en los barrios de Caracas, en la Asamblea Nacional, con el maestro de la democracia Hugo Chávez”, agregó.
Las maniobras de ataque a los elementos constitucionales y democráticos llegaron demasiado lejos y fueron planificadas a través de años de bloqueos económicos y aislamientos políticos. “Venezuela tiene derecho a autogobernarse de manera soberana, a la lealtad, a los intereses nacionales”, expresó Maduro en el balcón del Palacio Miraflores en Caracas. “Le digo a esta derecha matrecha: no se fien del imperio gringo, no tienen amigos, tienen ambición por el petróleo y el gas venezolano”. Este intento de Golpe de Estado pretende encadenar al país en la mayor insensatez que han cometido desde el imperialismo, los lacayos de la derecha y la oposición venezolana. “Aquí hay dignidad carajo”, arengó el presidente. “Los problemas nuestros se resuelven en casa, contando con la clase obrera, con las mujeres. Estamos en una batalla histórica, estamos defendiendo el derecho a la propia asistencia de nuestra patria bolivariana y el gobierno va defender la soberanía de nuestro país”. “Ni golpismo ni intervencionismo. Venezuela quiere paz, democracia. Es una gravísima irresponsabilidad de EEUU querer conducir a Venezuela a un enfrentamiento interno, hoy es un día para reafirmar mi llamado a la paz”.
Solidaridades sin fronteras
Tras la transmisión en vivo y la generación de la noticia internacional de la autoproclamación de un legislador como presidente ilegítimo en el país caribeño, las repercusiones no tardaron en llegar. Entre éstas, las que se manifestaron en apoyo a la soberanía y los procesos constitucionales internos. Los gobiernos y/o mandatarios de Bolivia, Cuba, México, Uruguay, Turquía, Rusia y China brindaron su apoyo a la Revolución Bolivariana entendiendo que este nuevo ataque amenaza no solo la democracia en Venezuela sino también en toda la región.
“Nuestra solidaridad con el pueblo venezolano y el hermano Nicolas Maduro, en estas horas decisivas en que las garras del imperialismo buscan nuevamente herir de muerte la democracia y autodeterminación de los pueblos de Sudamérica. Nunca más vamos a ser patio trasero de EEUU”, afirmó desde su cuenta de Twitter, Evo Morales Ayma, presidente de Bolivia. “Responsabilizamos a EEUU por promover un golpe de Estado y enfrentamiento fratricida entre venezolanos. En democracia, los pueblos libres eligen a sus presidentes, no el imperio. América Latina es zona de paz y defenderá su soberanía ante el golpismo imperialista”, agregó.
En Buenos Aires, venezolanos/as e integrantes de organizaciones sociales, políticas, gremiales, culturales junto a medios populares y personas que espontánemente se sumaron a la convocatoria, se citaron frente a la Embajada para solidarizarse y respaldar al pueblo. Allí, referentes de distintos espacios populares se expresaron para solidarizarse con la libre determinación, el rechazo a los intentos injerencistas y la denuncia a los poderosos intereses económicos que se encuentran a la espera de apoderarse de los importantes recursos y riquezas que posee Venezuela. Tal como afirmó Atilio Borón: “Lo único que le interesa a Pence, a Trump, a los golpistas y a la derecha venezolana es simplemente apoderarse de las enormes riquezas que tiene Venezuela, fundamentalmente petroleo, oro y coltan”. También frente a otras delegaciones diplomáticas en los países dela región se realizaron actos y muestras de solidaridad con el pueblo bolivariano, contra el injerencia y su derecho a la autodeterminación.
Por otra parte, la realidad venezolana también se teje en la región, mientras en Colombia al mismo tiempo se suceden hechos de gran voltaje político que ponen en jaque la paz y en Ecuador el presidente Lenin Moreno hace declaraciones xenófobas contra las y los venezolanos que parecen contrarios al interés por el pueblo venezolano. Nuestra América parece atravesada por el racismo y la exacerbación de valores conservadores que intentan mantener un órden de subordinación entre las personas. En el destino de Venezuela se define el de la región.