Por Camila Parodi y Laura Salomé Canteros
En el marco del 25 de noviembre, día internacional por la eliminación de las violencias contra las mujeres, Marcha se propone un recorrido nuestroamericano con quienes se organizan y resisten las opresiones desde el movimiento de mujeres y feminista. En esta tercera entrega, la importancia de sostener el proceso revolucionario en Venezuela.
A la par de la revolución bolivariana, las voces desde las comunas socialistas y feministas. Las mujeres y el pueblo de Venezuela están viviendo la agresión prolongada de la derecha venezolana, latinoamericana y mundial, que propone una guerra económica, política, social, que intenta destruirlas y derrotar la experiencia chavista.
Todas las miradas de la región están puestas en las elecciones del 6 de diciembre y un revés electoral podría significar el peligro de las corrientes revolucionarias. Es por eso que en estos días es muy fuerte la acción de las feministas y las corrientes de identidades y sexualidades revolucionarias, junto a los colectivos de comuneros y comuneras en Venezuela. “Para construir el socialismo desde abajo y hacer de las comunas, espacios de lucha por el socialismo y contra la violencia heteropatriarcal. Como feministas populares, comunitarias, socialistas, revolucionarias, que somos parte de Nuestra América, abrazamos la lucha”, como nos dice Yolanda Saldarriaga.
“Decimos con ustedes lo que en Argentina nos enseñaron las Madres de Plaza de Mayo: ´La única lucha que se pierde, es la que se abandona´”. Porque piensan que su lugar está en las comunas, en los territorios, en el corazón del pueblo pobre que le pone el cuerpo a la utopía de todo el continente es que Marcha dialogó con ella y desde Venezuela esto nos contestó.
-¿Cómo las mujeres se sumaron al proceso revolucionario en Venezuela?
La compleja tarea de triunfar en esta guerra que enfrentamos los pueblos y algunos gobiernos que decidimos luchar y queremos darnos vuelta y hacernos el camino hacia nuestro origen, nuestras raíces, y a partir de allí construir nuevas maneras, nuevos mundos, consiste en tener estrategias claras de articulación para esta lucha inmensa que más que nunca nos deja ver la profunda crisis en la que nos sumerge el capitalismo.
Desde Venezuela hemos logrado sumarnos a esa tarea y hoy podemos decir que hay logros importantes para esa unión y para consolidar puertas adentro una revolución. En nuestro caso las protagonistas del pueblo organizado somos las mujeres, en una proporción mayoritaria. Las que construimos la cotidianidad de la lucha, movilizamos, agitamos y colaboramos en las estrategias a seguir, siendo la dirigencia un reto por consolidar. Ese es un gran triunfo cosechado y difícil de revertir por el momento. Pero hoy en medio de la guerra sin tregua, el ataque económico, tan similar al chileno de los años 70, ha logrado poner a la mujer en un lugar de vulnerabilidad, atacando directamente la cotidianidad que pesa sobre nuestros hombros.
-¿En qué consiste el ataque sobre las mujeres?
Es la mujer el objetivo principal, una estrategia que apunta hacia la desmoralización, la desmovilización política en los barrios y zonas más populares y rurales mediante la táctica de robarnos el tiempo que la revolución nos brinda para organizarnos y nos confina a resolver los estragos de este ataque. Pero el espíritu guerrero que nos caracteriza está vivo y en resistencia en las bases del chavismo.
En la actualidad la derecha internacional nos está pasando factura, no nos perdonará todo el avance que hemos ido construyendo en estos dieciséis años.
-¿Cómo está siendo el marco legal en protección de las mujeres contra las violencias y qué falta?
Dentro del marco legal hemos consolidado leyes que apuntan a generar condiciones de menor discriminación, invisibilidad, vulnerabilidad que nos brindan el piso jurídico para ir promoviendo más y mejores condiciones de vida. Hoy contamos con la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una vida libre de violencia, la Ley de protección a la maternidad y paternidad, la Ley Orgánica del Proceso Social del trabajo, (art.88), el reconocimiento del trabajo doméstico, como parte de la economía del país (Art 88) son pasos concretos que han sido posibles gracias a la organización popular y la voluntad política de Chávez.
Es la construcción del proceso organizativo político-social lo que le da sentido a los avances jurídicos y la real amenaza a nuestros enemigos políticos, es la verdadera razón de la agresión. Porque no sólo en el marco legal han habido cambios trascendentes, sino que la realidad cotidiana de las mujeres se ha visto modificada por el acceso a la educación mediante las Misiones, donde las mujeres constituimos el 60% de la matrícula, el mejoramiento de las condiciones materiales concretas con la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), el acceso a la salud con la misión Barrio Adentro, son algunos ejemplos.
Los retos están, de ahí la importancia de poder permanecer con la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional cuyas elecciones son el 6 de diciembre de este año. Para avanzar en el proceso revolucionario y hacia un socialismo feminista debemos lograr impulsar, reformar y construir nuevas leyes. El reto es ampliar el espectro y lograr incluir el tema de la violencia en parejas del mismo sexo y contra las trans para que gocemos también de protección y resguardo en caso de ser agredidas. También el hecho de que en los espacios laborales se discrimine a ambas, violando nuestra constitución. La despenalización del aborto, el logro de seguridades legales para las uniones homosexuales entre otras.
-¿Cómo es la organización de las mujeres y las feministas socialistas para conseguirlo?
Es la que nació en los consejos comunales y ahora cobra vida en la comuna socialista y significa nuestro mayor avance en estos dieciséis años del proceso revolucionario que llevamos adelante junto al Comandante Chávez y ahora junto al presidente y Comandante Maduro.
La Comuna, ese espacio concreto en los territorios donde nos proponemos superar el aparato de estado burgués y construir el nuevo estado comunal, célula fundamental para un socialismo cada vez más irreversible, donde se generan las condiciones para avanzar hacia la paulatina transferencia del poder, es también donde se abre el espacio concreto para conseguir declarar a Venezuela libre de violencia hacia las mujeres, como esa consecuencia que sólo organizadas y organizados podremos superar, es decir ver el flagelo de forma integral y funcional a un sistema que queremos derrotar todas y todos.
Es en la comuna el espacio donde se reúnen y reconocen todas las luchas sectoriales/ gremiales de la izquierda con menos abstracción. Hoy esa unión es clave de la lucha de los pueblos, la unión es imprescindible, inaplazable, y es tarea urgente buscar los mecanismos para que el poder popular nuestroamericano no retroceda.
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