Por Leandro Albani / Fotos por: Andrés Alvarez
Organizaciones políticas y sociales encabezaron un acampe frente a la embajada de Estados Unidos para repudiar las agresiones contra Venezuela. Demostraciones de solidaridad con el pueblo bolivariano y denuncias contra Washington signaron la jornada de lucha.
Cuando el reloj marcó las cinco de la tarde del viernes 10 de abril, en Panamá el presidente Barack Obama comenzaba su discurso en la Cumbre de las Américas y, al mismo tiempo, una bandera estadounidense ardía en Buenos Aires frente a la sede diplomática de ese país, ubicada en el barrio de Palermo.
Desde las once de la mañana, una veintena de organizaciones políticas y sociales, junto a medios alternativos, iniciaron una jornada de solidaridad con el pueblo venezolano y en repudio al decreto firmado por Obama que califica a la República Bolivariana como “amenaza” para la seguridad interna norteamericana. Además, se reclamó la devolución a la Argentina de las Islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña.
La marcha de unas 400 personas se desplazó desde Plaza Italia hasta el ingreso a la embajada estadounidense, donde se instalaron carpas para dar comienzo a un acampe antiimperialista que finalizó a las seis de la tarde. Ni el calor que superó los treinta grados ni las largas horas de sol fueron un inconveniente para que la jornada se desarrollara en calma, pero cargada de discursos y banderas de Venezuela, Colombia, Argentina y Palestina que flamearon bajo un cielo claro y la atenta mirada de un grupo de policías que custodiaron la embajada. La jornada también estuvo teñida por la ausencia de los partidos políticos de izquierda de orientación trotskista y de las principales agrupaciones kirchneristas para quienes, seguramente, el imperialismo que agrede a Venezuela es diferente al imperialismo que tanto critican en sus discursos.
Quien dio las palabras de inicio en el acto fue el actor Norman Briski, que no dudó en denunciar la “injerencia del imperialismo en los pueblos” y resaltó que el acampe era “un hecho amoroso con un pueblo hermano como es Venezuela”. Briski se pronunció enfático sobre Estados Unidos, del que dijo que “es el primer productor de armas en el mundo y es el primero que sabe que la guerra le conviene, porque matando a nuestra gente ellos hacen negocios”. El reconocido actor cerró su intervención destacando que “estamos aquí por una causa: defender la vida de nuestros niños y jóvenes de esta invasión ecológica, económica y cultural permanente que nos está castigando hace siglos”.
Luego, en comunicación directa desde Panamá, el periodista argentino Diego Virgolini informó lo que ocurría paralelamente en la Cumbre de los Pueblos y entrevistó en directo a Olmedo Beluche, sociólogo y uno de los organizadores. Beluche afirmó: “Los pueblos de América apoyamos modelos de integración como el Alba”, y agregó que esa es la herencia dejada por el presidente venezolano Hugo Chávez.
Por su parte, Lito Borello, del Comedor Los Pibes del barrio de La Boca, señaló que el acampe “demuestra el coraje y la rebeldía del pueblo de Argentina, junto a otros pueblos de América Latina”. “Ya no estamos dispuestos a seguir bancando la mirada guerrerista de Estados Unidos y su intención de seguir con más guerra, hambre y miseria, pretendiendo ser los patrones del planeta”, expresó el dirigente social.
También Carina López Monja, del Frente Popular Darío Santillán, destacó la unidad de las organizaciones populares de la Argentina a la hora de defender a Venezuela. “Estados Unidos no tiene que volver a tener a nuestros países como su patio trasero”, arengó la candidata a legisladora en la ciudad de Buenos Aires. López Monja recordó que la derrota del ALCA en 2005 “fue producto de la unidad de los movimientos sociales que salieron a la calle a lo largo y a lo ancho del continente para decir que no queríamos un tratado de muerte y el sometimiento de nuestros pueblos”.
En el transcurso de la tarde, que estuvo acompañada por el batir de bombos y redoblantes y música latinoamericana, se comunicó vía telefónica Raúl “Boli” Lescano, dirigente del Movimiento Patriótico Quebracho, preso político argentino que se encuentra con arresto domiciliario. El dirigente resaltó “la solidaridad de Venezuela en tiempos difíciles”, en referencia a los exiliados argentinos durante la dictadura militar que pudieron vivir en ese país. Lezcano rememoró “a ese gigante que fue el Comandante Chávez” y manifestó que “la solidaridad es el primer mandamiento de todo revolucionario”. Por eso, destacó: “Estaremos listos con nuestro mandato de solidaridad cuando el compañero Maduro y el pueblo venezolano lo requieran”.
Antes de cerrar la jornada, habló Salvador Salas, miembro de la dirección de la agrupación Alexis Vive, del emblemático barrio caraqueño 23 de Enero, quien agradeció a los presentes por demostrar la solidaridad con su país. “Los pueblos que derrocaron a Bush y al ALCA hoy están derrotando al imperialismo en Panamá”, afirmó. Salas alertó que el decreto de Obama busca “amedrentarnos” y que la actual guerra económica contra Venezuela y las sanciones aplicadas a los dirigentes de la Revolución Bolivariana es “para doblegar al pueblo de Bolívar”. “Preferimos ser unas ruinas de un país digno y rebelde, que una colonia o un cachorro del imperialismo”, arengó Salas. Para finalizar, el militante venezolano llamó a la articulación del movimiento popular “porque es el pueblo mismo quien tiene que crear sus propias dinámicas de lucha. Necesitamos ser poder en nuestro continente, que de una vez por todas lo tiene que ejercer el pueblo de manera directa y protagónica.