Por Cecilia Vuyk desde Paraguay
Comenzó la revisión del Tratado de Itaipú que crea la entidad binacional ubicada en la frontera de Brasil y Paraguay. Se abre una nueva etapa de desafíos para la defensa de la soberanía nacional paraguaya, así como para la defensa de la soberanía del pueblo brasileño.
Mario Abdo se reunió hoy por la mañana con Jair Bolsonaro en Itaipú, participaron de la toma de mando del nuevo director brasileño de Itaipú, el militar Joaquim Silva e Luna, ex ministro de Defensa de Brasil, y del nuevo director financiero de Itaipú, el militar Anatalício Risden Júnior. Es la primera vez, luego de la dictadura militar brasileña y el inicio del proceso de apertura democrática, que militares se encuentran al frente en la entidad.
La primera reunión bilateral entre ambos mandatarios está marcada para el 12 de marzo en Brasilia, donde Itaipú es uno de los puntos centrales de agenda. A dos meses de la asunción del gobierno de Bolsonaro en Brasil y seis meses de la asunción del gobierno de Mario Abdo en Paraguay, siendo estos gobiernos los responsables de la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú prevista para el año 2023, podemos decir que esa revisión ya empezó.
El gobierno brasileño, vía el Ministerio de Minas y Energía dirigido por el militar Bento Albuquerque, constituyó el 12 de febrero de 2019 a través de la Portería N° 124 (1) su equipo interno para estudiar la revisión del Anexo C de Itaipú para el 2023. El mismo día, Electrobras empezó una puja contra la ANDE en el Comité de Administración y Operación de los Contratos de Compra y Venta de los Servicios de Electricidad de Itaipú (CADOP), en torno al uso de la energía no garantizada, buscando utilizar más energía no garantizada y, en consecuencia, abaratar el costo final de su energía (2).
Voceros del gobierno brasileño vienen instalando en la prensa del vecino país que “Paraguay quiere encarecer el costo de la energía del consumidor brasileño”, y que “Brasil paga el doble que Paraguay por la energía”. Esto se suma a las mentiras instaladas de que “Brasil puso todo y Paraguay sólo el agua”, que en cada momento de tensión reflota por parte de la burguesía brasileña y sus aliados paraguayos. El gobierno de Bolsonaro sostiene que las Notas Reversales del 2009 (3) que triplicaron el monto del pago de la compensación por cesión de energía son las responsables de este encarecimiento, y plantean “que eso será revisado.”
Sin embargo, hay mucho detrás de lo que esta punta del iceberg muestra, y que tiene que ver con la intención del gobierno de Bolsonaro para este 2023, que podemos resumir en: mantener la cesión de energía paraguaya al Brasil, reducir el pago de la compensación por la cesión de energía paraguaya, reducir el costo de la energía de Itaipú en un 60% una vez saldada la deuda oficial, no auditar la deuda de Itaipú y mantener el esquema de control brasileño de la entidad con el control territorial, la potestad de invasión militar y la binacionalidad.
Más allá de lo que plantean voceros de los intereses brasileños -tanto brasileños como paraguayos- la energía de Itaipú es una de las energías más baratas del mercado brasileño, a la par de ser energía limpia y segura. El costo promedio de la energía de Itaipú utilizada por Brasil, sumando energía garantizada, no garantizada y el pago por la compensación por cesión de energía ascendió en el 2017 a 40,86 USD/MWh (4), mientras que el promedio del precio de la energía en el mercado brasileño del subsistema Sudeste/Centro-Oeste en el 2018 -principal receptor de la energía de Itaipú- fue de 65,8 USD/MWh (5), es decir, 25 USD/MWh más caro que la energía de Itaipú.
Pese a esto, el gobierno de Bolsonaro viene instalando la necesidad de reducir el costo de la energía de Itaipú, y ello no tiene que ver solamente con una intención o política de gobierno, sino con una necesidad de la economía brasileña. Itaipú, con el 85% de la energía total producida, abastece el 15% del mercado brasileño. Brasil se encuentra en una crisis energética, y pese a las diversas iniciativas de nuevas centrales hidroeléctricas y proyectos de fuentes de energías renovables, avizora un escenario de agotamiento de energía hidroeléctrica ante el crecimiento de su demanda (6). Es decir, la economía brasileña, y principalmente los grandes monopolios de la industria, dependen de la energía de Itaipú y no tienen forma de reemplazarla.
Esta necesidad se encuentra actualmente con la complejidad de la crisis en la cual la economía brasileña, y específicamente la economía de las grandes empresas brasileñas y extranjeras de la industria, se encuentran. El PIB brasileño cayó de 3,0% en 2013 a -3,5% en 2015 y 2016, llegando solamente a 1% en el 2017. La inflación se disparó de 5,91% en 2013 a más de 10% en el 2015, y cayeron las exportaciones y la inversión extranjera. Todo ello llevó a que el sector de la industria se estanque, creciendo 0% en el 2017, entre otros indicadores que podemos destacar para ilustrar la crisis (7).
Para las grandes empresas brasileñas y extranjeras asentadas en Brasil -principales beneficiarias del uso de la energía de Itaipú-, reducir el costo de la energía es una necesidad para intentar mitigar su crisis y sus pérdidas. El gobierno de Bolsonaro, junto con otras medidas como el aumento de la explotación laboral y el intento de la reforma del sistema de pensiones, busca responder a estas necesidades de los monopolios, siempre, claro, a costa de otros y otras que pagan el pato.
Existe un amplio consenso en la sociedad paraguaya de que el escenario 2023 nos coloca ante un doble desafío: el desafío que tendremos en la negociación con el gobierno brasileño, por un lado, y por el otro, el principal, que será el desafío que tendremos a lo interno de Paraguay, contra las posturas de entrega de la soberanía que han marcado la agenda de Itaipú desde la firma misma del Tratado en adelante.
Los incipientes debates públicos en torno al escenario 2023 se centran en el costo del precio de la energía: si la misma bajará, se mantendrá, si se elevará la compensación por cesión de energía, si tendremos un nuevo fondo como FONACIDE, entre otros. Si bien estos debates son importantes, aislados de los elementos que marcan la entrega de soberanía nacional en Itaipú, no lograrán revertir la traba al desarrollo que nos impone el actual manejo corrupto, prebendario y entreguista de esta enorme riqueza nacional.
El 2023 es la única fecha establecida por Tratado para su revisión. Revisar, acorde a la Real Academia Española, significa no solamente “ver con atención y cuidado”, sino también “someter algo a nuevo examen para corregirlo, enmendarlo o repararlo”. Este es el desafío central que tenemos en el 2023: corregir la entrega de soberanía realizada con el Tratado, que solamente benefició a las grandes empresas brasileñas y extranjeras asentadas en Brasil, los grandes bancos extranjeros acreedores de la deuda de la entidad y los grandes corruptos de Paraguay y Brasil; todo ello a costa de la posibilidad de nuestro desarrollo nacional.
Recuperar nuestra soberanía significa terminar con la entrega y la dominación extranjera a través de Itaipú. Significa recuperar el territorio nacional hasta hoy entregado al Brasil, poder disponer libremente de nuestra energía y comercializarla en el mercado extranjero, dejar de pagar la deuda espuria y corrupta que pagamos mensualmente a través de nuestra factura de la ANDE y auditarla, terminar con la potestad de invasión militar brasileña que hoy autorizamos por Tratado y contar, entre otros, con un manejo transparente, claro y soberano desde el Estado paraguayo de la entidad, que termine con la farsa de la binacionalidad que solo lleva a garantizar el control brasileño de la entidad, el despilfarro y la impunidad.
Itaipú es una llave clave y estratégica para el desarrollo y la soberanía. Nos compete a todas y todos. El 2023, sin duda, es una Causa Nacional, y una ventana de oportunidad histórica para colocar estos temas claves sobre la mesa. No la dejemos pasar.
Referencias:
(1) Portería disponible en: http://www.in.gov.br/materia/-/asset_publisher/Kujrw0TZC2Mb/content/id/63170491
(2) La energía garantizada por Itaipú es de 75 millones MWh, establecida en los contratos anuales y vinculada a la potencia contratada. Sin embargo, la usina produce, en promedio, más de 90 millones de MWh. Aquella energía producida más allá de la garantizada es la denominada no garantizada, que posee una tarifa especial por debajo del costo unitario de servicio de electricidad (CUSE) -estimada en 5 a 6 USD/MWh-, lo que hace que la tarifa final de la energía suministrada a ANDE y Electrobras sea menor, a raíz del promedio entre la energía garantizada y no garantizada consumida por cada una. Aunque la tarifa de Itaipú es la misma para Paraguay y Brasil, el costo promedio final de la energía suministrada a cada uno varía con relación a la potencia contratada y al consumo de energía adicional a la garantizada, habiendo sido en el 2016 el costo promedio de la energía para Paraguay 32,74 USD/MWh y 37,80 USD/MWh para Brasil (Memoria de Itaipú, 2017), y 28,30 USD/MWh y 40,86 USD/MWh en el 2017, respectivamente (Memoria de Itaipú, 2018).
(3) Ley que aprueba la Nota Reversal disponible en: http://www.bacn.gov.py/archivos/1550/20150416112515.pdf
(4) Memoria de Itaipú, 2017.
(5) Cámara de Comercialización de Energía Eléctrica (CCEE) de Brasil, Informes mensuales de enero a diciembre 2018.
(6) Ministerio de Minas y Energía de Brasil, Matriz Energética Brasileña 2030, publicado en el 2007.
(7) IBGE, CEPAL, Banco Mundial, UNCTAD y CIA, datos del 2015 al 2018.