Por Adrián Durán*. El gobierno egipcio, la Hermandad Musulmana, la rebelión que vivió el país africano y el legado de Hugo Chávez son los temas analizados por Abdel Hakim Nasser, hijo del líder que marcó una época de antiimperialismo en el mundo árabe
A pesar de todas las dificultades que Egipto enfrenta actualmente, debido al ataque de Estados Unidos y sus aliados en el Medio Oriente como Israel, en el país se implementa una hoja de ruta democrática que permitirá el resurgimiento de la nación, mediante la defensa y la construcción del futuro, y lo guiará nuevamente hacia el camino revolucionario y antiimperialista que emprendió Gamal Abdel Nasser, ex presidente del país (1956-1970).
Esta reflexión la realizó Abdel Hakim Nasser, hijo del ex mandatario egipcio, en una entrevista concedida a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), en la que planteó los retos para este país de África, que actualmente cuenta con Abdel Fatah Al-Sisi como presidente, tras ser electo en los comicios de mayo, luego del levantamiento cívico-militar ocurrido en junio de 2013 contra el entonces presidente Mohamed Mursi.
Hakim Nasser refiere que la rebelión de 2013 buscó la salida de Mursi del poder que permitiera la formación de un gobierno civil y de transición; preparar una Constitución apropiada e inclusiva, puesto que existía una Carta Magna hecha por la Hermandad Musulmana; y la elección de un nuevo presidente.
Esta hoja de ruta, que definió el plan luego del levantamiento, daría a Egipto un giro de 180 grados a fin de superar el capitalismo corrupto, cuyos intereses radican en “lamer los zapatos de Washington (EEUU) y de las grandes compañías”, explica el hijo de Nasser, uno de los padres fundadores del Movimiento de Países No Alineados (Noal).
Sin embargo, Mursi, representante de la Hermandad Musulmana, hizo “todo lo posible para crear disturbios, mediante el uso de bombas, el fusilamiento de civiles en las calles y el asesinato de soldados egipcios”.
Para Nasser, “lo peor que ha pasado y que podría pasar en toda la historia de Egipto, desde hace 7.000 años, es que este Gobierno de la Hermandad Musulmana, representado por Mursi, continuara en el poder”.
El levantamiento contra Mursi permitió, entonces, la posibilidad de un nuevo Gobierno y sociedad, que retomara las políticas antiimperialistas y sociales emprendidas décadas atrás por Gamal Nasser, para superar la situación actual.
El Banco Mundial (BM) revela que Egipto cuenta con un Producto Interno Bruto (PIB) de más de 200 billones de dólares, sin embargo su situación económica es insostenible, aunado a la corrupción y los problemas sociales, debido a la ausencia de políticas públicas en favor de sus ciudadanos (más de 80 millones) y del crecimiento propio.
Camino nasserista
Para comprender el camino nasserista es necesario retroceder 60 años, explica Nasser, cuando su padre, en compañía de otros militares, dirigiría la Revolución de los Oficiales Libres, que daría a Egipto la liberación definitiva del yugo imperial británico, su posterior independencia y el inicio de su historia republicana en favor del pueblo egipcio.
La redistribución de las riquezas y de las tierras para la agricultura, la construcción de fábricas y complejos de producción de aluminio, el impulso de la industria textil y la ampliación de la tecnología, resaltan entre los logros alcanzados por Nasser durante los 14 años en la dirección de Egipto.
También fue fundamental la nacionalización del Canal de Suez, una vía artificial de navegación de 163 kilómetros que une el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo. Este hecho provocó una guerra entre Egipto e Israel, puesto que este canal, aunque era construido por egipcios, su propiedad verdadera era de británicos y franceses, y 97% aproximadamente de las ganancias estaba destinada a estos países europeos, mientras que el 3% restante era para los egipcios.
“Todos los egipcios consideraban sus proyectos como de Egipto, no como de Nasser”, añade su hijo.
40 años bajo la oscuridad
Nasser señala que lo sucedido en los últimos años en Egipto es el resultado de políticas que han sido implementadas en el país durante las últimas cuatro décadas, tras la muerte de su padre, que estuvieron bajo el poder de Anwar El-Sadat, Hosni Mubarak y Mohamed Mursi.
“Les tomó cinco años después de la muerte de mi padre. Ese régimen (de El-Sadat) cambió todas las políticas. Agarró la brújula y cambió en 180 grados la orientación. Decidió que el mejor amigo de Egipto era Estados Unidos. Detuvo todos los proyectos de desarrollo hacia una sociedad de consumo”, rememora.
Al principio, señala Nasser, El-Sadat consiguió hacer feliz a todos, puesto que contaba con una acumulación de riquezas construida durante los años de desarrollo logrados por Nasser. Empero, en lugar de invertir esas riquezas en nuevos proyectos de desarrollo, El-Sadat tomó ese dinero acumulado y lo gastó en el consumismo. “Logró hacer eso por uno, dos o tres años, pero comenzaron a crecer los precios, no había fuentes de trabajo, aumentó el número de personas que eran despedidas, una nueva clase apareció de gente extremadamente rica. Esa cantidad de cosas se fueron acumulando”.
Mubarak, quien gobernó el país durante 30 años (1981-2011), siguió la misma dirección que su antecesor, al igual Mursi, cuyos intereses estaban en manos de “grupos fascistas-capitalistas como la Hermandad Musulmana”.
Al final, entre otras cosas, el Gobierno de Mursi redactó una nueva Constitución excluyente “que terminó dividiendo al país”.
“Otra vez tendríamos una clase extremadamente rica, mientras que la clase media se iba encogiendo”, relata Nasser, al tiempo que precisa que Egipto cuenta con las cuatro familias más ricas del mundo, pero al mismo tiempo tiene altas tasas de miseria, pobreza y desempleo.
Retos para Egipto
Frente a una economía fluctuante y un alto nivel de consumismo, Egipto tiene muchos retos, entre ellos, la amenaza de Occidente, que ha instalado en Libia “una base en ausencia de cualquier Gobierno”.
“Ahora somos un país que tiene muchos retos. Tenemos que construir con una mano y llevar las armas con la otra. No hay otra opción. Tenemos que construir a nuestro país, a la vez que tenemos que defenderlo de los enemigos, que nos han rodeado”, afirma Nasser.
“Mucha gente tiene grandes esperanzas de terminar la hoja de ruta. La Constitución le va a servir al presidente Al-Sisi para hacer los cambios que todo el mundo en Egipto está buscando”, analiza.
Nasser destaca las aspiraciones del pueblo de Egipto para volver a tener un gran desarrollo en el que la inclusión sea lo primordial.
También, la unión con el pueblo árabe, retomar las relaciones con África, con América Latina y Asia, se vislumbra como otro de los grandes retos para Egipto.
Después de 60 años de confusión, el mundo entero entiende que el destino de Egipto es uno, y los enemigos son uno.
“El camino no es fácil, pero creo que los egipcios siempre dan lo mejor de ellos, cuando están bajo presión”, visualiza Nasser.
Chávez: única luz en un túnel oscuro
Con el triunfo popular de Hugo Chávez en 1998 surgió una esperanza enorme para el socialismo en el mundo y Venezuela optó por un camino distinto al de la exclusión, expresa Nasser. “Chávez apareció en un momento en el cual todos pensaban que el capitalismo era la única solución (…) Fue la única luz en un túnel muy oscuro. Animó a la gente para que viera que el socialismo todavía existía, que podíamos nacionalizar, que todo podía pasar otra vez”, asevera.
“Cuando el líder Hugo Chávez apareció, lo conocimos, nos vimos, nos encontramos, nos vimos reflejados en él”, afirma y destaca que el líder venezolano representa “una esperanza enorme para toda organización socialista el mundo”.
En los 14 años que el comandante Chávez estuvo al frente de la Revolución Bolivariana, logró disminuir la tasa de pobreza extrema desde 10,8%, en 1998, hasta 5,5%, en 2013; igualmente, la del desempleo, desde 14,6%, en 1999, a 7,1% en la actualidad.
“Chávez logró conseguir verdaderos seguidores que creían en sus ideas, que creen en el pueblo venezolano, en continuar su sueño; ese es el 95% de la población venezolana”, reflexiona Nasser.
El hijo del líder egipcio señala que Venezuela cuenta con un gran potencial para consolidar el proyecto del Libertador Simón Bolívar de la América del Sur unida, sobre la base de que desde hace 15 años transita por el camino del socialismo, lejos de las prácticas del capitalismo especulativo.
“La gran diferencia entre el socialismo patriótico y el capitalismo corrupto es que el primero considera a cada uno de los ciudadanos”, explica Hakim Nasser, al tiempo que precisa que “el capitalismo corrupto solamente le interesa lamer los zapatos de Washington (EEUU) y de las grandes compañías, para al final tener unas grandes cuentas bancarias”.
“Espero que algún día, y este es un sueño, mis hijos y nietos digan ‘Estados Unidos de Suramérica’. La unión de América Latina. Ese sería el gran balance del poder, un poder del bien y no del mal”, finaliza.
*Adrián Durán es periodista. La entrevista fue publicada originariamente en www.avn.info.ve