A cinco años de la pueblada en Andalgalá contra la explotación del proyecto Agua Rica, el pueblo catamarqueño sigue su lucha. El proyecto minero de Bajo el Durazno es el nuevo bocado de una clase política voraz. Por Sebastián Saade.
El 15 de febrero se cumplieron cinco años de la feroz represión contra el pueblo de Andalgalá que resistía el saqueo de los recursos minerales, la defensa del agua y el enriquecimiento inmoral de la empresa canadiense Yamana Gold en connivencia con el gobierno provincial, en aquel entonces a cargo de Eduardo Brizuela del Moral.
Esa tarde, mientras 300 integrantes de la Asamblea El Algarrobo se encontraban realizando un corte que impedía el paso a la mina, se desató una represión policial contra mujeres, niños y ancianos. A las balas y los palos, el pueblo respondió con una histórica pueblada en defensa del agua y de la vida. La reacción popular desató su furia contra la intendencia, las oficinas de la minera Agua Rica, el juzgado, la fiscalía, y el supermercado “Los Mellizos”, propiedad de una proveedora de la minera.
La respuesta no tardó en llegar. Al día siguiente, la policía local conjuntamente con personas que conducían camionetas de la empresa y una máquina retro-excavadora no dudaron en romper el corte de ruta abriéndose paso a balazos de goma y gases lacrimógenos.
Crónicas de resistencia
“Memoria Colectiva” es el título que Aldo Flores, poblador de Andalgalá, eligió para recuperar el recuerdo de aquellos días turbulentos llenos de vida. Sin la nostalgia de una lucha que valió la pena, porque sigue en cada marcha, en cada corte.
En uno de los fragmentos de la extensa carta difundida por la Asamblea El Algarrobo se hace un llamamiento a la solidaridad y a seguir resistiendo el avance de las multinacionales en tierras catamarqueñas: “si verdaderamente podemos oír todavía el chillido de las gigantescas máquinas por encima nuestro, si podemos todavía sentir las balas rajando nuestra piel y la de nuestros niños y mujeres, andaríamos desesperados por ser libres de semejante tiranía. Y estaríamos alertas, diariamente urgentes, desmantelando día a día todos los convenios políticos y económicos existentes entre los poderes de turno, la policía y los empresarios que no quisieron a nuestro pueblo más que para vaciarlo y enriquecerse”.
La alumbrera se expande a Bajo El Durazno
Desde la minera La Alumbrera anunciaron la firma de un contrato con Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD) para la explotación de Bajo El Durazno, un yacimiento de cobre y oro que se encuentra ubicado a 2 km de Bajo de la Alumbrera. La minera La Alumbrera pertenece a las corporaciones canadienses Goldcorp, Yamana Gold y la suiza Xstrata. La conexión local es la compañía YMAD, propiedad de la provincia de Catamarca, la Universidad de Tucumán y el estado Nacional.
Desde la Asamblea El Algarrobo informaron a Marcha que las organizaciones de vecinos han hecho numerosos pedidos de informes acerca de este nuevo emprendimiento minero al Concejo Deliberante de Andalgalá, ya que la información pública es muy restringida y se les pidió que accionaran en consecuencia con leyes de protección de nuestro ambiente.
Por su parte, desde el municipio de Andalgalá interpusieron un recurso de amparo en la Corte de Justicia de la provincia para que se paralice la explotación de la mina de Bajo El Durazno hasta tanto se expida si pertenece al departamento de Belén o Andalgalá. La cuestión de fondo es de qué lado caerán las regalías mineras. Al respecto, integrantes de El Algarrobo expresaron: “Nuestra demanda es otra, ni por límites ni por regalías mineras, sino por el cese del saqueo y la contaminación hacia nuestros pueblos”.
La justicia es demasiado importante para dejarla en manos de los abogados
La lectura y elanálisis de los informes de impacto ambiental es un momento de vital importancia para las asambleas de los habitantes de Andalgalá. En esta instancia es cuando inician el sinuoso camino de la justicia para lograr frenar la instalación de las mineras.
Desde el grupo ecologista tucumano Pro-ECO expresaron que no han tenido respuestas ante el pedido formal al directorio del YMAD acerca de los datos correspondientes al Informe de impacto ambiental de las etapas de exploración, fecha de inicio de la explotación y los informes de consultas a los vecinos y audiencias públicas realizadas con los pobladores.
“Los informes de impacto ambiental no nos sirven, no son reales, no tiene sentido discutir sobre eso. Nosotros discutimos sobre nuestra realidad, lo que vivimos día a día. Aquí los médicos prohibieron que tomemos agua de la canilla por los niveles de contaminación que tiene”, expresó Aldo Flores al medio Radio Voces.
Por su parte, el fiscal general ante la cámara federal de apelaciones de la provincia de Tucumán, Antonio Gómez, expuso en un micro radial que “El informe de impacto ambiental presentado por la minera La Alumbrera puede presentar datos falsos. Puede haber dentro de ese informe de impacto ambiental información que no sea cierta, que no sea veraz, y todos estos datos tenemos que leerlos en clave de código penal. Es el delito de falsificación de instrumento público”.
El fiscal Gómez realizó un llamado a formar un equipo interdisciplinario: “Necesitamos especialistas que sepan leerlos en profundidad, antropólogos, geólogos, ingenieros en minas, porque en esta lectura vamos a poder defender el ambiente desde otro lugar que no son los delitos ambientales. Este equipo de trabajo es la garantía de que la justicia no es considerada únicamente por el ciudadano de a pie como algo que hay que sufrir. La justicia es demasiado importante para dejarla en manos de los abogados”.
La lucha llevada a cabo por el pueblo de Andalgalá en defensa del agua se agiganta y excede la zona en que habitan. Como consta en la presentación realizada por la asociación PRO-ECO ante la Defensoría del Pueblo de las provincias de Tucumán y Santiago del Estero, los líquidos y olores contaminantes también afectan a los habitantes de La Florida, Delfín Gallo, Los Ralos, Ranchillos, entre otras localidades. El peligro ambiental es aún mayor tomando en cuenta que estos líquidos contaminantes desembocan en la cuenca Salí dulce y el dique frontal de Termas de Río Hondo. Por eso la resistencia se agiganta y sigue tejiendo manos en defensa de la tierra y el agua.