Por Gerardo Szalkowicz
Arropado con el optimismo de la voluntad, el ministro de Cultura de Venezuela, Reinaldo Iturriza, desmenuza en esta entrevista el escenario de cara a las elecciones legislativas de este domingo, en las que la revolución bolivariana –y las fuerzas de América Latina que en ella se referencian- se juega otra parada clave.
En diálogo con el programa radial “Al sur del Río Bravo” que trasmite Radionauta FM, Iturriza advirtió: “La estabilidad del país dependerá de la disposición que tenga el antichavismo de aceptar los resultados”. También aportó su lectura de la etapa que atraviesa el proceso chavista, con sus debilidades y desafíos, y analizó el panorama que se abre en el continente luego del triunfo de Mauricio Macri, de quien afirma que con sus declaraciones contra Venezuela “demostró tener muy poco de estadista y de líder político de alcance regional”.
– Muchos analizan que estas elecciones se dan en el momento más complejo de la revolución en sus casi 17 años. ¿En qué contexto se dan? ¿Qué se juega el domingo?
– En cada elección se está disputando el destino de la revolución bolivariana, ese es uno de nuestros rasgos distintivos. Un proceso de clara orientación transformadora, revolucionaria, incluso anticapitalista, que se desarrolla en el marco de la democracia. Algunos consideran eso como una contradicción, pero a mi juicio es una gran fortaleza del proceso tener que medirse continuamente en elecciones. Eso sí, libres, secretas, con un sistema electoral confiable, no como era antes cuando había una farsa de democracia.
En cuanto al contexto, hemos sido sometidos en los últimos tres años a presiones, amenazas, intentos golpistas. Yo no sé cuánto se conoce afuera de todo esto, pero aquí el año pasado hubo una nueva tentativa de golpe de Estado, además de las famosas “guarimbas”, las 43 muertes, casi todas imputables a los manifestantes opositores. Todo eso en el marco de una feroz guerra económica, como nunca habíamos vivido, con desabastecimiento inducido de alimentos, con una inflación que, más allá de las explicaciones que puedan darnos los expertos económicos, tiene que ver con cómo la burguesía comercial importadora le cobra al pueblo venezolano el hecho de que ahora en revolución tiene una capacidad de consumo que jamás en su historia tuvo.
Estamos viviendo un asedio permanente. Por citar ejemplos muy concretos: construimos 850 mil viviendas en cuatro años y el negocio inmobiliario responde restringiendo el mercado, entonces cuesta mucho alquilar o comprar un apartamento. Y así con todo. El sujeto fundamental de la revolución bolivariana es la mujer de barrio, que salió de su espacio privado al espacio público, a comandar los procesos de participación. Y la oligarquía ha apostado a una manera de desestabilizar la revolución sacándola del espacio público y poniéndola a hacer colas para adquirir alimentos de primera necesidad.
Hay por supuesto muchísimo malestar, la gente obviamente está sumamente molesta, pero creo que el chavismo tiene el desafío consigo mismo de ver hasta dónde es capaz de sobreponerse a esta cantidad de problemas y tener la suficiente conciencia como ha demostrado tener durante estos años, sobre todo a partir de la muerte del comandante Chávez. El chavismo siguió triunfando una y otra vez como lo venía haciendo antes, sólo que en circunstancias muy adversas.
Aquí no se trata sólo de que no está Chávez, se trata de que como no está Chávez nos están aplicando todas estas cosas. Pesan sobre nosotros una cantidad de tácticas que la derecha ha ido empleando siempre, pero ahora todas juntas.
– ¿Cuáles son los posibles futuros escenarios? ¿Qué posibilidades hay de que la derecha impulse nuevos intentos desestabilizadores?
– Honestamente no he pensado en los escenarios después del domingo. Sin falta modestia, creo que nosotros tenemos muy en claro el horizonte estratégico, lo que nos permite como estar más en el día a día. De todas maneras, casi siempre es igual. La estabilidad del país dependerá de la disposición que tenga el antichavismo de aceptar los resultados. Otra vez se negaron a firmar un documento donde expresan que reconocerán los resultados, eso es sumamente peligroso, habla de un talante profundamente antidemocrático, para ellos los resultados sólo son válidos cuando ganan. Cuando decimos antichavismo siempre hay que subrayar que no siempre es la clase política venezolana la que manda, son muchos los intereses foráneos que están en juego, muchas veces es el imperialismo, el Departamento de Estado gringo, el que está mandando. Aquí el gobierno de Estados Unidos permanentemente se está metiendo en los asuntos internos vía tutelaje de la oposición.
También hay que aclarar que en la oposición hay distintos sectores, la mayoría no está de acuerdo con la actual conducción, que es bastante antidemocrática, en algunos casos de corte claramente fascista. El escenario posterior a las elecciones va a depender entonces, en buena medida, de las órdenes que reciban estas fuerzas antidemocráticas de la oposición.
– ¿Qué impacto tiene en esta coyuntura venezolana el triunfo de Mauricio Macri en Argentina? ¿Cómo evalúas la reconfiguración del escenario regional?
– Más allá de que obviamente Argentina entra en una nueva etapa, similar a lo que pasó en Venezuela después de la muerte del Comandante, yo leo con muchas reservas a los autores que desde hace mucho tiempo vienen como anticipando lo que ellos llaman “el fin del ciclo progresista”. Yo les tengo mucha desconfianza. Salvo algunos autores muy lúcidos que plantean aspectos que son absolutamente rescatables, críticas muy legítimas, en general me parece que prevalece el análisis superficial.
No me parece que aporte mucho esta gente que, a propósito del triunfo de Macri, está sentenciando ya el fin de todo un ciclo. La Argentina de hoy no es la misma que hace 12 años, ocurrieron profundas transformaciones políticas, culturales. Que no alcanzaron para triunfar ahorita es una cosa, o mejor dicho es un debate específico que hay que dar, pero evidentemente hubo cambios. Que los cambios no se llevaron a fondo, no se impulsaron como deberían impulsarse… creo que por ahí va la discusión.
Pero creo que muchos de los análisis que se hacen desde la izquierda son funcionales a un triunfalismo de la derecha. La derecha no ha terminado de entender ni siquiera los procesos populares en América Latina para que ahora ande con ese triunfalismo luego de la victoria de un tipo tan impresentable como Macri, un tipo que está allí por circunstancias que lo han llevado a estar allí. De Macri se puede decir lo mismo que de casi todos los dirigentes de la oposición venezolana: que no tienen ningún mérito para estar allí, su único mérito consiste en ser los rostros visibles de una línea de fuerza que se opone con mucho fervor a los procesos populares y revolucionarios.
Con las declaraciones que ha dado sobre la suspensión de Venezuela del Mercosur, Macri ha demostrado que tiene muy poco de estadista, de líder político de alcance regional. Podrá lograr que parte de su auditorio lo aplauda pero no es eso lo que está pasando en América Latina. Justamente en América Latina se han producido los cambios suficientes como para tomarnos un poco más en serio la política. Sus declaraciones son sumamente ligeras, y dan cuenta de su poca preparación para asumir una responsabilidad tan importante como la presidencia argentina.
Me parece que los próximos cuatro años en Argentina van a ser muy sabrosos, muy intensos, muy combativos. Creo que las fuerzas progresistas y revolucionarias van a demostrar toda la fuerza que vinieron acumulando durante estos años. Yo se que ahí hay mucho debate que dar a lo interno, y entiendo que haya incluso alguna tristeza, algún sentimiento de pérdida, es algo absolutamente normal, pero creo que el campo popular en Argentina, con todas sus diferencias, en general se fortaleció. Esa derrota no hay que verla como un retroceso definitivo.
Justamente porque será un gobierno profundamente antidemocrático, un gobierno que no puede renunciar a sus intereses de clase, a su orientación claramente oligárquica, va a encontrar la firme respuesta del pueblo argentino. Estamos absolutamente seguros de eso y tienen toda nuestra solidaridad. Tenemos la espinita de los resultados en Argentina. Entonces este domingo vamos a votar pensando en la Argentina, va a ser no sólo una victoria del pueblo venezolano sino una victoria que le vamos a dedicar al pueblo argentino. Y en América Latina va a continuar la era de los pueblos.