Por Brigada Internacionalista Che Guevara / @BIcheguevara
Del 24 al 28 de febrero se realizó en Venezuela el Encuentro Continental de Comunicación organizado por ALBA Movimientos. En el evento, que se desarrolló en las instalaciones del Centro Nacional de Formación “Simón Rodríguez”, tuvimos la oportunidad de participar junto a más de 80 colectivos y movimientos populares de 24 países, entre ellos la Escuela de Feminismo Popular. A continuación, la entrevista a algunas de sus integrantes para conocer los recorridos y proyectos de este espacio formativo y de articulación de saberes y prácticas emancipatorias.
-¿Cuándo surge y cuál es la propuesta de la Escuela de Feminismo Popular?
La Escuela de Feminismo Popular es un espacio de articulación entre varios colectivos y organizaciones, que surge de encuentros nacionales de formación que hacíamos sobre todo con compañeras de organizaciones mixtas y algunas feministas, para apoyarnos mutuamente en la construcción de líneas de géneros y feministas dentro de nuestras organizaciones. Empezamos a encontrarnos desde 2009, año en el que hicimos un campamento de género latinoamericano, y luego nos encontramos anualmente; sobre todo para intercambiar metodologías y contenidos de formación. Y en 2013 definimos aquí en la Universidad de los Trabajadores, ahora Centro Nacional de Formación “Simón Rodríguez” (UTAL), que se volviera un espacio permanente, que no fuesen acciones solo de encuentro sino un espacio de articulación.
-¿De qué organización viene cada una?
Como organizaciones, desde hace tiempo con compañeras feministas nos venimos juntando en muchos espacios, conociéndonos en distintos encuentros, que nos permitieron dar cuenta de las afinidades concretas, mas allá de ser feministas, que tiene que ver con hacia dónde dirigimos nuestro feminismo, la educación popular feminista, manteniendo esas cosas en común, que para nosotras es tan importante, lo que nos lleva a unificar un bloque y una misma propuesta que es la Escuela de Feminismo Popular, un espacio donde hemos crecido, donde nos hemos fortalecido, donde esperamos que eso se siga estableciendo de esa forma, en el espacio nacional que tenemos, donde podemos hacer posibles esas cosas que venimos trabajando localmente, creemos que pueden ser políticas, que puedan ser programas… Pudiéndolo llevar a un ámbito nacional, compartiendo las metodologías con las compañeras. Ese fue el punto de inicio de la Escuela; ese compartir de saberes, y de metodologías para aplicarlas en los territorios.
-¿Cuáles han sido las conquistas concretas en este proceso de lucha?
Con respecto a los triunfos, el feminismo en Venezuela, tiene características y una historia un poco distinta al resto de América Latina, ya que se construyó de otra forma. El solo hecho de posicionar algunos temas se ha constituido en un logro histórico impresionante. Por citar un ejemplo, en el cierre del Congreso de Mujeres el año pasado, el presidente Maduro llamó a debatir sobre el matrimonio igualitario y el aborto, y eso es el resultado del trabajo de nosotras y de muchas otras compañeras por posicionar un tema que todavía es socialmente muy rechazado, es un tabú generalizado.
Las particularidades del feminismo aquí se relacionan con el hecho de que en Venezuela hay muchos avances legales porque el proceso lo permitió. Tenemos una Ley del Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en donde se tipifican 21 delitos como formas de violencia, incluidos los feminicidios y la inducción al suicidio, como tipos de violencia con sus penalidades en la ley. La Ley Orgánica del proceso social del trabajo de los trabajadores y las trabajadoras, como todos los elementos que tienen que ver con el derecho para las mujeres, fue producto de un proceso de construcción de las feministas en un colectivo de debate en todo el territorio, que luego se le entregaron al presidente Chávez y se incluyeron en la Ley: la ampliación del pre y post parto; la inmovilidad laboral para parejas (hombres y mujeres) que tengan hijos hasta cuando tengan dos años de edad, que implica que no los pueden botar del trabajo. Tiene como una serie de reivindicaciones que son también victorias que hemos conseguido en esa construcción colectiva de diversos espacios.
Ahorita también estamos construyendo otro avance que es el posicionamiento del Feminismo Popular, que es el feminismo que nosotras queremos construir, que en Venezuela tiene que ver con la construcción de la Comuna Antripatriarcal, con transversalizar el proceso de construcción de Comunas, como una nueva forma de relacionarnos entre hombres y mujeres.
Como la Comuna trasforma todos los ámbitos de la vida: la economía, la cultura, la política, ahí estamos desmontando el patriarcado con nuevas formas de relacionarnos, en relación a la seguridad y la defensa del territorio. Ese es el paso que estamos dando en este momento, para sensibilizar, primero para los movimientos y luego para la sociedad, que este es otro tipo de feminismo, que está montado en eso.
Y a pesar que puedan parecer pasos pequeños hemos dado grandes avances en esa construcción, en la construcción dentro de las Comunas de espacios de mujeres, como los Comités de Mujeres e Igualdad de Género, que son el espacio ideal para la organización de las mujeres y tienen carácter vincular asambleario, carácter legal, porque están establecidos en la Ley de Consejos Comunales, en la Ley de Comunas, son parte del Parlamento Comunal, y eso le da una capacidad de fuerza y de organicidad a las mujeres en los territorios comunales; ese ha sido sin duda uno de los trabajos más fuertes que hemos tenido en estos últimos años como Escuela.
-¿Participan varones de esos espacios?
Sí, están en igualdad de género, hablamos de la sexo-genero-diversidad que también se puede incluir en el espacio. Hasta ahora solamente hemos vinculado mujeres al espacio, por lo menos en nuestra experiencia, primero porque creemos que es prioritario concientizar a nuestras compañeras para que ellas sientan la necesidad de organizarse y de juntar sus fuerzas para luchar contra el patriarcado, y partiendo de ellas va ese cambio dentro del territorio, de la Comuna, esa búsqueda del enfoque de género dentro de los planes y los proyectos que surgen dentro de la Comuna y esas situaciones.
-Teniendo en cuenta la coyuntura de la revolución bolivariana, ¿qué aportes encontraron en este Encuentro de Comunicación para su experiencia feminista?
Primero que nada, nos sirvió para articular y unificarnos con compañeras de otros países, que tienen la misma sensibilidad y están en la misma lucha. Surgió la posibilidad de un Noticiero Continental de Mujeres donde vamos a mostrar y visibilizar lo que venimos realizando. También se está gestando, en esa complicidad que tenemos las mujeres, el Encuentro de Mujeres del ALBA, que es un tema que está en agenda, más no tenía fecha ni nadie que lo impulsara y si no lo hacemos nosotras, nadie lo va a hacer por nosotras; estas son algunas de las cosas que podemos rescatar de este espacio y de las conclusiones: la solidaridad con Venezuela, algo que a nosotras como venezolanas nos ayuda y nos blinda un poco más este proceso que llevamos adelante, tener más fuerza para lo que viene con esta lucha, porque si hay algo que está atacando en este momento la derecha, es a la mujer.
La guerra económica y todas las cosas que ha implementado la derecha como ataques a la revolución, sistemáticamente le dan a la mujer y eso no es una cosa que no esté bien pensada por la derecha, porque las mujeres tienen, por lo menos, el 80% de participación en la construcción de la revolución en los Consejos Comunales.
-Podríamos decir, incluyendo a Argentina, que el motor de los movimientos sociales y de las luchas somos las mujeres: nosotras sosteniendo las ollas populares, los comedores, los merenderos, los productivos, las cooperativas y saliendo a la calle a luchar por lo que es nuestro y lo que es del pueblo…
Sí, por eso aquí la guerra económica ha atacado directamente a la mujer, la guerra económica, la psicológica, la guerra híbrida ésta, que tiene todas las aristas en contra del pueblo, porque por un lado, los primeros medicamentos que desaparecieron son los que tienen que ver con la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
Este es un momento en el que hay muy poco acceso a anticonceptivos, no se consigue casi ningún método y los que se consiguen están a costos altísimos, igual que todos los medicamentos de óvulos y pastillas para infecciones vaginales, todo eso fue lo primero que desapareció. Ya tenemos como dos o tres años sin eso, es muy escaso.
Y por el otro, la estrategia de las colas, que la derecha implementa, cuando esconde la comida y eleva los precios, tiene que ver con poner a las mujeres y recluirnos en los espacios privados, para resolver los problemas domésticos, se pierden horas y horas al día, a la semana, en esas tareas de conseguir comida para la sobrevivencia del hogar, que antes las mujeres utilizábamos en el trabajo comunitario o estudiando. Y ahora pretenden sacarnos del espacio político, cambiando luchas históricas que la revolución nos abrió.
-Estuvieron este 1 de marzo motorizando una actividad para recorrer las calles de Caracas y enfrentar el desabastecimiento, ¿podrían contarnos en qué consistió?
Como las mujeres usualmente tenemos una forma tan concreta de ver el mundo y de manejarlo, iniciamos una campaña de solidaridad continental con las mujeres de Venezuela -¡sin darnos cuenta!- que a partir de este encuentro vamos a formalizar un poco más y a visibilizar. Las compañeras de los movimientos argentinos, sobre todo, nos han estado enviando anticonceptivos, condones, pastillas para el día después, pastillas de emergencia y lo que conversamos en estos días aquí, es que vamos a fortalecer esa campaña de solidaridad activa, que va más allá del discurso, la declaración o la imagen, ya que en concreto las mujeres nos articulamos para ayudarnos en ese tema específico.
Y también por el hecho de que en el mismo encuentro logramos impulsar que el tema de género sea una línea transversal de la comunicación que salga del ALBA, que existan talleres de comunicación con perspectiva de genero, que en la formación a mujeres que se incluya dentro de esos espacios, se piense en cómo son los procesos con las mujeres, que son muy distintos de los hombres, que no piensan en qué le van a dar de comer al hijo, con quién van a dejar los niños; en cambio la mujer tiene que organizar toda su cotidianidad, para poder participar de un espacio así.
Como esa es una demanda en este momento para todas las mujeres en Venezuela, pensamos posicionar al mes de marzo como el mes de las mujeres trabajadoras. Vamos a posicionar esa dificultad de acceso a los anticonceptivos con el lema: “Porque el placer sin embarazo también es nuestro derecho”. Eso también es algo que nos están intentando arrebatar. Luchas que ya teníamos ganadas hace mucho tiempo, como los anticonceptivos, que son una ganancia histórica del feminismo para la libertad de las mujeres.
En ese marco vamos a desarrollar varias actividades: una comenzó este martes 1ro de marzo, donde nos juntamos por la tarde en la estación de metro de Plaza Venezuela, frente a las residencias estudiantiles para llevar adelante un “rally” por los anticonceptivos, y a través de un “concurso”, una “competencia” donde se ponen en juego herramientas lúdicas, divertidas, y reunirnos para juntarnos y hacer equipos e ir a las estaciones de metro a recorrer cinco cuadras a la redonda de cada estación, registrando la disponibilidad de anticonceptivos y los precios, una forma distinta de sacar una pequeña muestra para con esos datos trabajar durante todo el mes en las otras actividades que vayamos a desarrollar.
Luego va a haber una actividad con el presidente, como parte del Congreso de la Patria, en este caso del capítulo de mujeres, y pensamos allá posicionar el mismo tema y volantear, hacer pancartas sobre el tema, y después, si bien no hemos definido aún la fecha, realizaremos una concentración mas tipo toma cultural, probablemente identificando los importadores culpables de esta situación, que se niegan a importar o acaparan, y hasta han recibido divisas para eso. De momento estamos haciendo el proceso de investigación. Eso como la acción más contundente y autónoma por parte del movimiento de mujeres y feministas en el marco del 8 de marzo.