El próximo 28 de julio se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Venezuela. Unas elecciones sobre las cuales van a estar puestas muchas miradas.
Por Redacción Marcha
Por primera vez en la última década, la oposición antichavista se presenta con una candidatura que logra aglutinar a los principales espacios opositores. Dicha alianza política es representada por Edmundo González Urrutia, quien competirá contra el presidente Nicolás Maduro, el candidato oficialista y que va por su tercer periodo de gobierno y segunda reelección. Además, sin tanta luz, hay otros 8 candidatos opositores, quienes llevan posiciones más dialoguistas y menos beligerantes.
Nicolás Maduro llega a esta elección apenas unas semanas después de que se cumplieran 25 años del inicio del proceso de la Revolución Bolivariana y casi 10 desde que comenzara a ocupar el lugar como sucesor de Hugo Chávez al frente de este proceso. Lo hace además en un momento donde el país vive una recuperación significativa en la economía, especialmente en indicadores como la inflación y el abastecimiento, dos de los grandes problemas que afectaron a los sectores populares entre 2019 y 2022. Sobre esta recuperación es que el actual presidente ha montado la campaña para su reelección, sumando a su propuesta electoral la necesidad de construir una paz permanente, tanto a nivel político como social y con la promesa de “frenar y derrotar al fascismo” ..
En las últimas elecciones la oposición más antichavista, que no tiene un proyecto de país, no participó; apostaron a la presión internacional y la deslegitimación de las elecciones, lo que llevó a la “operación Guaidó”, el intento de instalar un Estado paralelo que no logró territorializar y ganar legitimidad dentro del país y con el tiempo se pinchó, sobre todo con el cambio de gobierno en Estados Unidos en que la administración Biden interpretó como un experimento fallido. Esto golpeó fuertemente a la oposición, porque minó su posibilidad de acercarse o construir liderazgos con arraigo y generó además una tensión entre quienes apoyaron desde adentro y quienes desde afuera optaron por la vía del boicot y hasta presionar por una salida militar. Edmundo cuenta con el apoyo de María Corina Machado, histórica adversaria del chavismo. Quien era la candidata propuesta luego de ganar la interna en su espacio con un 90% pero que se encuentra inhabilitada por el Tribunal Supremo Electoral para ejercer cargos políticos durante 15 años.
Edmundo habla despacio y con lenguaje inclusivo. Es un candidato que apela a la paz y la fe; también al cambio -el concepto más vaciado de sentido de toda la política mundial-. Polariza pero no es violento, y afirma que de ser presidente “el chavismo también estará incluido” en la sociedad y su gobierno. Sin embargo, adhiere a que “si gana la derecha, Maduro no reconocerá las elecciones” y recurrirá a la región que cree de su lado. Agradeció además, en redes sociales la presencia del ex canciller de Lula, Celso Amorim, como veedor el próximo domingo.
Machado se muestra nacionalista y es populista de derecha. Oradora de blanco y de “rosario en la mano”, está inhabilitada para ejercer cargos públicos por atentar contra la paz y la soberanía venezolanas. Representa a la gran oligarquía extranjera y apela al liberalismo “democrático” y odia al socialismo. El relato dice que es “la líder de la oposición y la líder del chavismo” al representar además a los desencantados del modelo Maduro. Organiza “comandos” civiles para defender el voto el día de la elección y su partido- movimiento Vente Venezuela (creado en 2012), apela a la “libertad” y utiliza el cyan, instalado por Bukele. Denuncia que hay 24 personas presas de las cuales seis están en la Embajada argentina y una es la jefa de campaña.
Paradójicamente, quienes sostienen que viven en un régimen autoritario, irán a las elecciones del 28 de julio diciendo que no son libres por la “proscripción de Machado” y por la falta de invitación de veedores internacionales, por ejemplo, a la Unión Europea. Son quienes pretenden instalar en medios internacionales que ganan sin disputar o que hay fraude sin esgrimir pruebas, y ya hablan sobre la “transición política pacífica”, afirmando que Maduro no aceptará la derrota, alimentando la guerra interna e insurrección de las fuerzas armadas populares. Utilizan la frase emotiva “tu voto es la llave” para significar que si ganan, volverán quienes migraron.
La economía, un boca de urna a favor de Maduro
En el último tiempo, Venezuela logró salir -de alguna manera-, de la crisis económica que empujó a muchos venezolanos y venezolanas al exterior en busca de una mejor calidad de vida. El fenómeno migratorio venezolano fue uno de los grandes temas de los últimos años sobre todo en Latinoamérica y el Caribe, situación que modificó y/o profundizó esa imagen que se sostenía en medios de que Venezuela era un país invivible. Son esas olas migratorias y las historias de destierro que cargaban las que permitieron que se reforzara esta idea.
Acompañado esta salida de la crisis, también hubo una salida de la agenda mediática. Sin embargo, hay algunas cuestiones que contar. La mejora en la economía venezolana se observa en 5 grandes puntos: 1) caída de la hiperinflación, con niveles que son altos pero que incluso estuvieron el año pasado por debajo de los niveles de Argentina; 2) un aumento de la producción petrolera, todavía muy por debajo de los niveles anteriores a 2020; 3) Pronóstico de crecimiento; 4) Mejoras en el abastecimiento; 5) Regreso de aerolíneas. Algo que pasó también es una suerte de dolarización de facto y muchos precios están dolarizados. Es un hecho que en un escenario hiperinflacionario se terminó optando por el dólar, teniendo en cuenta también las remesas de las personas que emigraron y que envían dinero a su país.
Algunos datos:
Inflación interanual: 68%
PBI: 8%
Crecimiento económico 2024: 4%
(Segunda economía latinoamericana)
Canasta básica alimentaria: 554 dólares
(Para una familia de 4 personas)
El abastecimiento en Venezuela es del 97%
La capacidad de consumo, del 86%
La Gran Misión Vivienda entregó 5 millones de hogares.
(Fuente: La Base TV)
Cuáles son los escenarios de cara a lo que se viene:
- Continúa el gobierno de Nicolás Maduro y afianza su posición en este contexto de recuperación. Una hipótesis es que si gana, la oposición no reconozca el triunfo.
- Si la diferencia a favor de Maduro es baja, probablemente se torne un escenario complicado de acusaciones de fraude por parte de la derecha, instalando que las elecciones no fueron libres a pesar de haber firmado los Acuerdos de Barbados con el Gobierno, instancia de diálogo en la que acordaron legitimar el proceso electoral.
- Las elecciones serán una demostración de la legitimidad del proceso comunitario revolucionario, la resistencia y la capacidad de arrastre del chavismo hoy y también de la oposición que le disputa calles y barrios populares. En las internas de la oposición votaron 2.5 millones de personas y el voto por Maduro, en 2018, superó el 6.2 millones.
- Gana la derecha y se restaura el neoliberalismo con la quimera de que una alineación con los Estados Unidos y la venta de los recursos soberanos pueda reunir a las familias.
Como todos los procesos electorales desde que Nicolás Maduro gobierna Venezuela, la sensación de derrota flota por el aire y esta vez son más los medios que se suben a esa narrativa. Sin embargo, desde este rinconcito rebelde, nos negamos a otorgarle un triunfo prematuro a la derecha. Mucho menos a construir un relato melancólico del proceso revolucionario que marcó a nuestra generación. Porque sí, las contradicciones son muchas e incluso han sido peores. El cansancio no puede ser la única variable de análisis, no todas las personas quieren regalar su proceso histórico a la abstracción de un “cambio”. Todavía y, gane quien gane, la Venezuela de las comunas y la revolución continúa viva en los corazones y la memoria de su pueblo.
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