En marzo, el representante de Guaidó en los EE.UU, Carlos Vecchio, intentó establecerse en la embajada venezolana en Washington DC. Su intento fracasó debido a las acciones de alrededor de 10 activistas de la solidaridad quienes iniciaron una ocupación de 37 días del edificio, insistiendo que Guaidó no fue electo y no tiene ninguna base legal para tomar la estructura.
La ocupación que inició el 10 de abril, terminó en mayo cuando la policía de Los Servicios Secretos de los EE.UU allanaron el edificio diplomático y arrestaron los cuatro activistas quienes quedaban adentro, ahora conocidos como el Colectivo Protector de la Embajada: Kevin Zeese, Margaret Flowers, Adrienne Pine y David Paul.
En esta entrevistaexclusiva, un diálogo con ellos y ellas sobre su inminente juicio y las consecuencias políticas.
¿Para quienes no conocen al Colectivo Protector de la Embajada, resúmenos los cargos en su contra, el proceso hasta ahora y los escenarios que se les pueden presentar?
Cuatro miembros del Colectivo Protector de la Embajada están siendo procesados en el Corte Federal de Washington D. C. por “interferir con las funciones protectores del Departamento de Estado de los EE.UU.”.
La administración de Trump argumenta que nuestra negación de salir de la embajada interfería con la capacidad del gobierno de protegerla.
El juicio inicia el 11 de febrero y pudiera durar hasta una semana aproximadamente. Las penas máximas que pudieron ser aplicadas son hasta un año de cárcel y hasta US $100.000 en multa cada uno.
Nuestro juez es la juez principal del Corte del Distrito de Washington D.C., jueza Beryl A. Howell, quien busca resolver este caso rápido. Dos de nuestros abogados han sido removidos del caso por la juez después de seis meses con nosotros. Han sido removidos de nuestro caso cuando la juez los ha citado a otros compromisos que tienen. Juez Howell también ha rechazado todas nuestras solicitudes de descubrimiento (1) y limita tanto lo que podemos decir en el juicio que ¿cómo nos podemos defender? Los fiscales del gobierno de Trump también buscan limitar masivamente la información que será compartida con el jurado durante la audiencia.
¿Pueden explicar cómo es que en un juicio político se prohíbe hablar sobre la política?
La juez Howell busca mantener la política fuera de la audiencia. Por eso, el jurado probablemente no va a recibir datos importantes ni el contexto de nuestra presencia en la embajada. Esto es común en las persecuciones políticas en los EE.UU.
Bajo una precedente legal de larga estancia y repetidamente reforzada, las audiencias no se meten en temas políticos. En esto caso, es particularmente relevante que el presidente de los EEUU pueda decidir quién reconozca como jefe de estado de otro país. Las audiencias no pueden cuestionar las decisiones del presidente.
La audiencia deba operar dentro de una ficción legal en la cual Juan Guaidó es presidente de Venezuela, a pesar de que él [efectivamente] no ha sido presidente ni durante un minuto.
Si los fiscales ganan, el jurado no se va a enterar que el Colectivo Protector de la Embajada estuvo dentro de la embajada por 37 días con la autorización del gobierno democráticamente electo de Venezuela. Tampoco se va a enterar que Carlos Vecchio no es ningún embajador sino parte de un golpe fracasado, y menos que la Convención de Viena hace ilegal que los EE.UU. entrara la embajada.
Tampoco se enterará que los Servicios Secretos de los EE.UU., órgano responsable para proteger a las embajadas extranjeras, coordinaron con una gentuza golpista para aterrorizar los/as miembros/as del Colectivo, destrozar puertas y ventanas, forzar la entrada a la embajada, bloquear el ingreso de alimentos y asaltar a los/as activistas. Tampoco se enterará cómo los servicios de electricidad y agua del edificio fueron ilegalmente cortados.
Nuestro equipo legal trabaja para asegurar nuestro derecho de una defensa en la audiencia citando el derecho constitucional a un juicio justo. Si no logramos esto, promoveremos una apelación, la cual nos llevaría a una nueva audiencia, algo que la juez no quiere. Esta es la realidad del sistema jurídico penal de los EE.UU.
¿Que tiene el gobierno de los EE.UU. para ganar o perder del caso y cuáles pudieran ser las consecuencias para el movimiento popular norteamericano?
Esta juicio es el desafío del estado a los/as activistas por la paz, la justicia y contra el imperialismo. Fue la primera vez que unos/as ciudadanos/as norteamericanos/as entraron a una embajada extranjera a protegerla de un intento de golpe conducido por los EE.UU. El gobierno quiere enviar un mensaje de castigo a cualquier persona que ofrezca resistencia al intervencionismo.
El gobierno y los medios de comunicación trabajaron en conjunto para asegurar que el conflicto no salió en la prensa. Los medios no cubrieron lo que estaba pasando porque hubiesen surgido preguntas sobre el fracasado golpe de Estado en Venezuela, la legitimidad de Juan Guaidó y la realidad de que el Presidente Nicolás Maduro fue democráticamente elegido en mayo de 2018.
El intento de golpe de Estado con el lacayo Guaidó es cada día más vergonzoso para la administración de Trump. A pesar de esto, los EE.UU. ha renovado su compromiso a financiar la oposición en Venezuela y continuar sus agresiones contra su soberanía y bienestar.
El gobierno y medios de los EE.UU. continúan en publicar cuentos falsos sobre Venezuela. Dicen que es una dictadura y que el Presidente Maduro es un tirano. No informan sobre cómo el gobierno busca garantizar las necesidades del pueblo a pesar de una guerra económica feroz conducida por los EE. UU. Los medios no informan que las ilegales medidas coercitivas unilaterales impuestas sobre Venezuela contribuyen a decenas de miles de muertos. Si el pueblo norteamericano entendiese que una guerra económica es tan devastadora y mortal como una guerra militar, se opondrían de la misma manera.
Si nos absuelven de los cargos, desafiaría toda la narrativa sobre Venezuela y otros blancos del imperialismo norteamericano. Efectivamente confirmaría que el intento de golpe de los EE. UU. y su reconocimiento de Juan Guaidó son absurdos, y que fue el gobierno de los EE. UU. quien violó la ley en invadir la embajada. También dejaría una precedente legal en la cual los/as ciudadanos/as que tomen acción para proteger una embajada no interfieren con las funciones del Departamento de Estado. Si el Departamento de Estado hubiese seguido la ley internacional, no hubiera habido una necesidad para la existencia de un Colectivo Protector de la Embajada.
¿Cómo visualizan su lucha dentro de un movimiento global que busca exigir respeto para la ley internacional y la Carta de la ONU?
El día que el asedio de la embajada venezolana en Washington D. C. comenzó, otras embajadas venezolanas en otras ciudades del mundo también recibieron ataques. Los movimientos sociales en esos países defendieron las embajadas de la misma manera.
Nuestra presencia en la embajada en Washington duró lo suficiente para recibir la atención global. Llamó la atención la falta de ley en los EE.UU., algo que nosotros describimos como el pandillerismo.
Cuando la policía llegó a la embajada a presentarnos una noticia de evicción falsa y ridícula, que nos acusaba de invasión, la advertimos que si violara la Convención de Viena y entrara ilegalmente a la embajada para arrestarnos, habrá repercusiones en las demás embajadas del mundo. El estado de derecho sería reemplazado por un mando de mafias, y esto es algo que estamos viendo hoy en día.
Para muchos que siguen la solidaridad con Venezuela, la ocupación les ubicó a ustedes al centro de la confrontación entre el dominio imperialista y la autodeterminación de los países. ¿Cómo es que esta experiencia ha cambiado su análisis político y su motivación?
Cuando entramos a la embajada y decidimos quedarnos con la autorización del gobierno democráticamente elegido no sabíamos qué esperar. Para las primeras tres semanas pudimos entrar y salir libremente, traer alimentos, realizar actividades y hacer nuestro trabajo. La policía brillaba por su ausencia. Esperábamos que nuestra presencia haya dificultado la entrega de la embajada a los aliados golpistas de Juan Guaidó. El gobierno de los EE.UU. acababa de entregar el consulado en la ciudad de Nueva York y las oficinas de los atachés militares en Washington D. C.
Todo cambió el 30 de abril, el día del intento del golpe de Estado militar en Caracas.
Los/as que apoyaban el golpe llegaron a la embajada y trabajaban con los Servicios Secretos para asediarla los próximos 17 días. Fueron bien equipados y entrenados.
Para esas dos semanas y media vivimos el racismo, el odio, y la violencia que el pueblo de Venezuela y otros países han sufridos por mucho tiempo. Cuando nos cortaron el acceso de alimentos, luz y agua conocimos de primera mano cómo es vivir bajo una guerra económica. Por supuesto, lo que vivimos fue leve comparado con la violencia y opresión de los EE.UU. contra otros pueblos y otros países.
Así como todos los pueblos agredidos por el imperialismo norteamericano tuvimos que adaptarnos para sobrevivir. Nuestros aliados fuera de la embajada arriesgaron su seguridad física para evadir la gentuza y hacernos llegar comida y bienes. Muchos fueron agredidos.
Todo de esto nos hizo entender mejor lo que los EE.UU. es capaz de hacer. El resultado fue que profundizó nuestra solidaridad con los/as venezolanos/as y demás pueblos en países agredidos por el imperialismo. Como activistas contra el racismo, el militarismo y el imperialismo, la experiencia fortaleció nuestra firmeza de luchar contra el intervencionismo norteamericano y fue una oportunidad única para tomar acción directa contra el imperialismo norteamericano, algo que pocas veces se presenta.
La experiencia en la embajada nos unió profundamente, nos hizo formar una comunidad, nos convirtió en hermanos.
¿Cómo responden ustedes a la presión de aceptar un acuerdo de culpabilidad en lugar de llevar el caso a juicio?
Tuvimos que educar a algunos de nuestros abogados que un caso político es diferente. Ellos sintieron la responsabilidad de protegernos del castigo y nos animaron a negociar.
Decidimos no abogar como culpables desde el principio. Nosotros nos somos quienes violaron la ley, fue el gobierno de los EE.UU. quien violó la ley internacional y colaboró con agentes terroristas quienes nos negaron nuestros derechos.
Nos llamamos el Colectivo Protector de la Embajada en parte porque esperábamos que el posponer la entrega ilegal de la embajada a Juan Guaidó permitiría a los dos países negociar un acuerdo mutuo de protección de poder y resolver el tema pacíficamente. Nos preocupó que el violar la Convención de Viena solamente profundizaría el conflicto y de repente nos llevaría a una agresión militar. Sentimos que la lucha era más grande que nosotros como individuos.
Logramos una victoria: hoy en día la embajada venezolana está vacía. A Vecchio le permitió entrar para un día para tomar una foto, pero no está establecido adentro como esperaba.
A pesar de cómo termina la audiencia, nuestro esfuerzo es para asegurar que el juicio ayude a construir un movimiento contra la intervención, la guerra económica, amenazas militares y el ‘regime change’ de los EE. UU. La época de la Doctrina de Monroe debe llegar a su fin y la soberanía de los países debe ser respetado.
(*) Periodista de Venezuelanalysis y coordinador regional del COSI