Por Vivian Palmbaum* / Foto por Colectivo Veinticuatro/Tres
En esta ciudad, en este país, en la Patria Grande, se sostienen las prácticas de desigualdad. Nuestra ciudad está reservada para quienes pueden pagar altos precios por m2 para habitarla, mientras expulsa a sus márgenes a los más humildes y desfavorecidos en la distribución de la riqueza.
Desigualdad, desigualdad, desigualdad, tal es lema que se alimenta a ultranza. A simple vista, y sostenido por las estadísticas, se alcanzan a divisar una enorme cantidad de emprendimientos inmobiliarios que se reprodujeron por los barrios de la ciudad en los últimos diez años. Usufructuando la insuficiente infraestructura necesaria que permita sostener la multiplicación de demandas sobre los servicios públicos esenciales para poder vivir. Una paradoja se abre porque caminamos por una ciudad en donde se han construido una enorme cantidad de viviendas, que se hallan vacías, a la espera de algo que parece incierto: la especulación. Una ciudad en donde la cantidad de habitantes no ha variado en los últimos diez años y sin embargo las villas y asentamientos informales, así como los conventillos y las casas tomadas han aumentado en el número de personas que albergan.
Entonces ¿Para quién son las viviendas construidas que permanecen vacías?
En el vértice opuesto de este triángulo, que no es amoroso sino preocupante, se hallan una enorme cantidad de familias que viven en condiciones de precariedad y la mayor parte de las veces en la indignidad para la condición humana. Una ciudad que necesita de estas personas. Condenados de la tierra que llegan para desempeñar las labores necesarias para sostener y dinamizar las economías ciudadanas. Obreros de la construcción, trabajadores textiles, personal doméstico, enfermeras, cuidadoras, vendedores ambulantes, entre tantas otras profesiones que llevan adelante. Derecho a la ciudad: sin hogar, sin techo, con lo puesto, sin asistencia, en el desamparo.
La tierra es aquel objeto en disputa y el escenario de todas las desigualdades. La lucha por ella se dirime entre tenedores, trabajadores, propietarios y terratenientes. En el suelo rural se pueden atrapar las mismas disimetrías que atraviesan la ciudad. Los conflictos entre los tenedores, trabajadores y los certificados de propiedad que dan rienda suelta al extractivismo feroz a costa de las personas. El capitalismo es el nombre del verdugo, un nombre que comparten los dueños de los medios de producción, que solo ven en su servidor: el lucro, al hijo legítimo que los hereda.
Hay muchos ejemplos que cotidianamente nos presentan esta situación y en la ciudad están casi a simple vista. Desde el espacio rural, de cuando en cuando se conocen cuestiones que suceden con bastante frecuencia, comunidades originarias, tenedores de la tierra, pequeños agricultores o granjeros amenazados por los poderosos que buscan adueñarse del espacio territorial. Hace pocos días un conflicto en Santa Fe, Ocampo Norte, en donde se desalojan a los legítimos tenedores de la tierra, que hace 40 años habitan su lugar y cuando las familias tienden sus lazos solidarios para asistir a los afectados, aprovechan para incendiar otra vivienda (precaria). Obreros del surco el nombre de una profesión escondida, ocultada.
En el territorio nacional el exterminio que el General Roca provocó con la llamada Conquista del Desierto se perpetúa hasta nuestros días. Apropiación, expulsión, usurpación que los poderes económicos ejercen con la complicidad de las instituciones estatales.
Territorio en desigualdad: Disputa por la tierra, apropiación de recursos, extractivismo
El continente se halla atravesado por las mismas situaciones que son fuente de todos los conflictos de distinto orden y con el mismo común denominador: la disputa por la tierra y los intereses que ello persigue.
Colombia parece constituir el ejemplo emblemático de la región. En búsqueda de la paz perdida hace más de 50 años produce el desangramiento de una nación. Su origen: la disputa territorial. Las guerrillas surgieron como Ligas Agrarias cuando el héroe nacional Jorge Elieser Gaitán fue asesinado luchando por la justicia social. De ahí en adelante se halla asolada por los oscuros poderes: narcotráfico, tratados de libre comercio que regulan los precios y perjudican a los agricultores, planes de erradicación de la coca que bajo ese pretexto devastan los cultivos rurales, privatizaciones de servicios públicos que usurpan las mejores tierras y aplican políticas extractivistas, miles de personas que se desplazan cerca de las ciudades porque ya no tienen donde vivir, para pasar a vivir en condiciones humillantes de subsistencia.
Una situación que es el muestrario de otras que suceden a lo largo de la Patria Grande y que siguen sosteniendo a este continente como el de mayor desigualdad del planeta.
Un Chile que detrás de los fulgores de la Copa América barre bajo la alfombra la desigualdad que se vive en los barrios, como en Valparaiso donde con bastante frecuencia suceden incendios, aludes, en sus laderas pobladas de precarias viviendas, a donde no es posible que llegue el auxilio porque no hay calles que lo permitan.
La historia de Nuestramérica sometida por las grandes empresas acuñó el término “república bananera” que proviene de la tarea de control, apropiación y dominio de las poblaciones, sobre todo centroamericanas, en donde se afincaron las compañías fruteras de capital norteamericano que no solo dominaron el territorio para lucrar sino que ejercieron el control sobre gobiernos y hasta a través de la maquinaria de la comunicación crearon estrategias para hacer circular el sentido común que los beneficiaría. En la década del 50 del siglo pasado, la famosa cantante brasilera Carmen Miranda, popularizó un ritmo contagioso bailando con una frutera en la cabeza. Ya en esa época el control y la manipulación cultural producía efectos. La United Fruit Company era la dueña de los territorios de gran parte de América Central, en donde se producía frutas, bananas, con salarios de hambre y trabajadores en condiciones de esclavitud.
Unas pocas muestras de situaciones repetidas a lo largo y ancho del continente: Ecuador empetrolada por Chevron, el Amazonas desforestado, los incendios en la Patagonia, la masacre de Curuguaytí que le costó el gobierno a Fernando Lugo, entre algunas destacadas.
Vivienda, hábitat, techo, son los lugares en donde tomamos contacto, una y otra vez con las profundas injusticias y desigualdades que asolan Nuestramérica.
*O.S. y P. Los Pibes, Fm Riachuelo