Por Agustín Bontempo.
Promediando el pasado miércoles una noticia circuló por todas las redes sociales y de allí, paulatinamente, fue recogida por pequeños y grandes medios. La “izquierda” había quemado un muñeco de Hebe de Bonafini en el final de una movilización realizada el 23 de marzo con motivo del Día de la Memoria y convocada por la Multisectorial La Plata, Berisso y Ensenada.
Vamos a empezar por lo primero. Es absolutamente repudiable que se incinere la imagen del ejemplar pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo. Más allá del contexto y de las diferencias ideológicas que recorren el campo popular, Hebe de Bonafini es un ejemplo de lucha y resume la resistencia a la dictadura, de los reveses sufridos con las leyes de obediencia debida y punto final. En fin, con la lucha de los y las 30 mil. Y sin lugar a duda, más repudiable es que el hecho haya venido de la mano de algún sector del campo popular.
Frivolicemos
Al circular la noticia, desde Organismos de DDHH y organizaciones cercanas al kirchnerismo surgieron documentos con críticas reduccionistas que apuntaban al supuesto histórico de que, aquí, la izquierda le hace el juego a la derecha. Se podían leer afirmaciones tales como “se dicen de izquierda pero actúan como los fascistas”, frase retomada por el comunicado que difundió la Asociación Madres de Plaza de Mayo. La ya trillada “a la izquierda de Cristina hay una pared” y bajezas de ese tipo que no hacen más que correr el debate político.
Asumiendo que toda la Multisectorial había coincidido en quemar los muñecos del represor Milani y de la respetable Hebe, sigue siendo reduccionista criticar a toda la izquierda por el hecho. Cualquier organización que no integre dicho espacio tendría la potestad de afirmar que una persona que se proclama kirchnerista respalda, justamente, al Jefe del Ejército, avala las represiones impulsadas por Sergio Berni, festeja la militarización en la provincia de Buenos Aires, disfruta de la Ley Antiterrorista o el Proyecto X, se endulza con la injerencia imperialista de Monsanto, la Barrick Gold o Chevrón, y así podríamos seguir con una larga lista.
Pues bien, es importante que quienes prefieren definirse por Jorge Taiana, o Florencio Randazzo, o Daniel Scioli o quien sea, argumentando marcadas diferencias entre ellos, debería saber que sí, que hay vida a la izquierda de Cristina y que también hay más sectores más o menos parecidos que no estaban en la multisectorial que marchó el 23 o que lo hizo pero que no tuvo nada que ver con la quema de los muñecos.
La frivolización alcanzó su pico máximo cuando HIJOS La Plata asumió la responsabilidad del hecho. “Por ello, deslindamos las responsabilidades de TODAS las agrupaciones y personas que fueron parte de la organización de la marcha y el acto del pasado 23 de marzo. Con ello incluimos a María Laura Bretal, Susana Grau, al PTS, al Partido Obrero, Correpi, la Federación Universitaria de la Plata, Patria Grande y los organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, políticas y estudiantiles nucleados en la Multisectorial La Plata, Berisso y Ensenada”, pudo leerse en algunos párrafos.
Con este mensaje, aquellos que inflan sus pechos criticando la “manipulación” de los grandes medios que mienten y a las personas que opinan desde la desinformación mostraron a cara lavada el adoctrinamiento con el cual conviven. Clarín tal vez miente, pero sobre todo intenta ejercer su poder en función de sus intereses. Lo mismo hace el empresario mediático Cristóbal López, cercano al kirchnerismo y, por supuesto, el programa oficialista 678. Incluso, claro está, los medios populares y alternativos. Y no está mal que asumamos esto. Lo grave es depositar los errores propios en otros sujetos.
Fueron muy pocos los que se tomaron un tiempo para recabar información y sentenciar, si es que tienen la autoridad moral, desde allí.
Retomemos un punto central. No es solo cuestión de desligarse, sino que es sumamente importante repudiar el hecho, más allá de las diferencias coyunturales que se pueda tener con las incansables luchadoras como Hebe y todas las Madres.
Una disputa simbólica
La frivolidad con la que se ha tratado el tema, donde algunos medios siguen tergiversando la información a pesar del comunicado de HIJOS, no es arbitraria.
Sin lugar a dudas, Hebe y las Madres encarnan la lucha por los Derechos Humanos de ayer. Sin embargo, es válido señalar el silencio o la omisión de denuncia ante los casos como el de Julio López, Luciano Arruga, el reclamo territorial de los pueblos originarios, las víctimas de gatillo fácil o producto de zonas liberadas. A través de un camino claramente equivocado, eso es lo que trataba de expresar HIJOS, denunciando la cooptación de algunos organismos de Derechos Humanos por parte del gobierno kirchnerista.
La disputa está ahí. El gobierno de los Derechos Humanos, que tiene a Hebe y a Estela de Carlotto en sus filas, pero que designa a Cesar Milani, responsable del genocidio en nuestro país, como la cabeza de una institución de por sí corrompida como es el ejército. Ayer y hoy.
El mismo gobierno que ha permitido enjuiciar a represores como nunca antes ocurrió, también es responsable de los luchadores procesados, de las organizaciones espiadas e incluso de las víctimas producto de la represión en democracia.
Mientras que Hebe de Bonafini representa la pureza de la lucha de las Madres, Milani simboliza la vigencia de aquel ejército, hoy. Hebe es la Madre que enfrentaba a la montada en el sangriento diciembre de 2001, Aníbal Fernández es responsable político de la muerte de los militantes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Cuando estos símbolos se unen en uno solo, sin lugar a duda, el sentido de qué son los Derechos Humanos o quién tiene la potestad sobre ellos, puede tornarse confuso. Por lo tanto, se disputa.
El escenario electoral en este 2015 es complejo y sinuoso. Por eso, es tan importante esta disputa simbólica. Tratemos de ser justos con todos. No es lo mismo Taiana, que Scioli o Randazzo. Tampoco es lo mismo el Partido Obrero y Pueblo en Marcha, ambos integrantes del Frente de Izquierda en la ciudad de Buenos Aires.
Este panorama es el que permite disputar el sentido: de las Madres, de Los Derechos Humanos o de lo que sea, de la manera más locuaz. El fin de este análisis es simplemente un inicio para desmembrar los discursos sociales que más circulan, desproveyéndolos de inocencia. Pero también, intenta apuntalar cierta rigurosidad que el debate político debe tener.
Esto es, solamente, una opinión de tantas posibles. Empecemos.