Por Lorena Salazar y Francisco Farina. El politólogo Atilio Borón recorre el presente de América Latina con la mirada puesta en Venezuela y las elecciones generales de octubre de este año en la Argentina.
Entrevistado por el programa radial Estación Latinoamérica, Borón habló sobre la situación en Venezuela tras la ofensiva estadounidense. “Es una amenaza muy fuerte y lo que está detrás es llegar a controlar el petróleo”, dijo al respecto. Además, profundizó sobre las actuales conversaciones entre Cuba y Estados Unidos, y acerca la postura argentina con respecto a la unidad latinoamericana, teniendo en cuenta las elecciones generales de octubre. En ese sentido, su horizonte es claro: “Lo que hay que hacer es reforzar todos los lazos de solidaridad, ponernos muy fuertes en relación a la amenaza de los Estados Unidos que realmente pone en peligro la paz, no sólo en Venezuela sino en toda la región”.
-¿Cómo analiza la actitud “paradójica” de Estados Unidos que, luego de relanzar sus relaciones diplomáticas con Cuba, ahora arremete contra Venezuela?
-Creo que no es una paradoja, es parte de un programa integral que Estados Unidos tiene para América Latina. Un error muy frecuente es pensar que Estados Unidos tiene una política para México, una para Argentina, otra para Bolivia, para Brasil. Para el único país con el cual podría haber una política un poco más especial es Cuba. Fuera de eso, lo que sí tiene es una política para América Latina. Como Estados Unidos quiere modificar el clima que hay en relación a América Latina y uno de los obstáculos más serios es el mantenimiento del anacrónico, inmoral e ilegal bloqueo a Cuba, es que plantearon la apertura y empezar las negociaciones. Pero al día siguiente, el 18 de diciembre, se anuncia el endurecimiento de las relaciones hacia Venezuela. No son dos hechos disparatados y forman parte de la misma lógica. El objetivo inmediato es el cambio de régimen en Venezuela, lo que llamo el efecto Bengasi o Libia, pero en Venezuela, armando un grupo de separatistas, denominados “combatientes por la libertad” y que con todos los recursos vayan y exijan la solidaridad de los países de América Latina. A ellos no les interesa en lo más mínimo el tema de los derechos humanos, ni de las libertades políticas, ni el bienestar del pueblo de Venezuela ni de Cuba. Lo que les interesa es ver de qué manera se las ingenian para llegar a apoderarse del petróleo venezolano, que es lo único que les interesa.
-¿Qué significado podría tener la amenaza de Estados Unidos contra Venezuela?
-Es una amenaza muy fuerte y lo que está detrás es llegar a controlar el petróleo. Estados Unidos se enfrenta a la posibilidad cierta de dos guerras: una guerra en Medio Oriente, donde va a tener que empezar a mandar tropas, porque no basta con drones, porque no te sirven para ganar una guerra. Con los drones o con los misiles destruís un país, pero después tenés que ocuparlo, hay que hacerlo a funcionar y eso requiere poner gente en el territorio. Entonces tiene una guerra muy posible con el Estado Islámico (Siria e Irak) y otra guerra en gestación, que puede ser catastrófica, en Ucrania. Para hacer esa guerra y para planificar adecuadamente tenés que tener una retaguardia petrolera impresionante. ¿La tienen? No. ¿Por qué no la tienen? Porque Medio Oriente está en llamas y va a ser muy difícil tener en esa región un incremento de la producción petrolera para satisfacer las necesidades militares, en la medida que lo requiera el Pentágono. El segundo lugar donde pueden extraer petróleo es Asia Central, otra zona que está en tremenda conmoción. La tercera zona es Rusia, que no les va a vender petróleo. La cuarta zona es África Occidental, en donde tenés el desastre que hace Boko Haram, los islamitas en Nigeria, que es el principal país petrolero de África. Lo que les queda es sacar el petróleo de Venezuela, pero hay un gobierno que no es amigo, entonces será por las buenas o por las malas. Por las buenas fracasan porque montan operaciones de prensa, terrorismo mediático, campañas de desabastecimiento, ensalzan a los líderes de la oposición, que son unos bandidos uno peor que el otro, y no da resultado. Entones van por la vía del estrangulamiento económico para provocar el derrumbe del gobierno.
-¿Existe una posibilidad real de intervención bélica en Venezuela?
-No estoy seguro de que vaya a ser una intervención bélica pero que algo van a hacer no cabe ninguna duda. Están realmente pensando muy seriamente en cómo se apoderan del petróleo, por lo tanto hay varias hipótesis. Una, que es la más extrema, es una intervención bélica, pero hay otra que es la asfixia económica contra el gobierno. Ya han hecho bastante pero podes agregar algo más, que es bloquear los canales de pago de las exportaciones venezolanas, que no van a poder pasar por ningún banco de los Estados Unidos ni por ninguna filial europea que tenga bancos o sucursales en los Estados Unidos, por lo cual es un desastre mayúsculo a la principal, y diría única, fuente de recursos de Venezuela. Van a ir por ese lado, porque quieren asegurarse de tener a Venezuela postrada, de rodillas lo antes posible, para así tener las manos libres y poder planificar las operaciones militares en los demás países. Otra hipótesis es que se armen una ciudad, monten el separatismo, puede ser Maracaibo, para hablar de una ciudad de una larga tradición separatista, y que digan “Maracaibo desea la independencia, tenemos que ayudarla, somos combatientes de la libertad”. Y a partir de ahí declaren una zona de exclusión aérea, como hicieron en Bengasi y después en Trípoli, y terminen metiéndote en esa cabeza de playa 2.000 paramilitares colombianos, más alguna otras fuerzas regulares, mercenarios del Blackwater (que ahora se llama Academy) y tenés un escenario catastrófico. No lo descartaría, como tampoco descartaría que hubiera auto-atentados, a los que los norteamericanos son muy afectos, lo que daría la excusa perfecta para una intervención. Me preocupa que puedan hacer estallar la embajada de Estados Unidos en Caracas.
-¿Qué puede hacer Latinoamérica para defender la soberanía de Venezuela?
-Lo que hay que hacer es reforzar todos los lazos de solidaridad, ponernos muy fuertes en relación a la amenaza de los Estados Unidos que realmente pone en peligro la paz, no sólo en Venezuela sino en toda la región. De no haber una marcha atrás de Estados Unidos con las amenazas, hay que boicotear la próxima cumbre de la OEA. No tiene ningún sentido ir ahí. La cumbre de Panamá no tiene ni pies ni cabeza, por lo tanto no debería haber ninguna razón para justificar la presencia de los gobiernos de la región.
-En la semana declaraste que “después de Venezuela, vienen por Brasil y Argentina”. Hay una distancia política entre el proceso bolivariano y el PT y el gobierno kirchnerista. ¿Podrás desarrollar un poco más esta idea?
-Estados Unidos está en un proceso de recomposición de relaciones que tiene con los países de América Latina. Necesita tener a toda América Latina bajo control y eso no lo ha logrado. Perdió el control a partir de 1999 cuando asume Chávez y ahora tratan, por todos los medios, de recuperar esa primacía que tuvieron durante tanto tiempo y que se empieza a debilitar con la Revolución Cubana, pero sobre todo y de manera muy decisiva, a partir de 1999 y después en 2002 con Lula, en 2003 con Kirchner, en 2005 con Evo y en 2007 con Correa. Todo eso les preocupa porque ésta es la región crucial para Estados Unidos. Van a tratar de volver el reloj de la historia a lo que era América Latina previa a la Revolución Cubana. Por eso a México ya lo tienen controlado. Están procurando desestabilizar Venezuela, Brasil está casi en el horno con el verdadero “golpe blando” que le hicieron después de las elecciones con la connivencia con la derecha racista y genocida de Brasil.
-Ninguna de las opciones en el panorama electoral en Argentina son muy anti yanqui.
-¡No! Ningún anti yanqui. La disputa es ver quién es más pro yanqui. Eso es un tema muy grave. ¿Cómo es posible que después de tantos años no se hubiera logrado forjar un liderazgo que mantuviera una continuidad por lo menos en las políticas latinoamericanas? Ni Randazzo ni Scioli me parecen que tengan ninguna posibilidad de volver a recuperar. Incluso la presidenta ha adoptado un perfil muy bajo en esta crisis. Me preocupa y me disgusta porque tendría que haber salido con más fuerza para reafirmar la importancia fundamental que tiene América Latina y que nosotros no podemos tolerar que venga un gobierno de Estados Unidos y diga “Este presidente no me gusta y lo bajo”. Esto es intolerable y pensé que iba a salir, pero no hubo reacciones o fueron muy tibias.