Haití está a punto de vivir su sexta semana consecutiva de protestas y parálisis total de actividades, y se mantienen las movilizaciones convocada por los principales sindicatos de maestros y líderes religiosos, que de acuerdo a un recuento de Naciones Unidas, al menos 30 personas han muerto en las manifestaciones, 15 a manos de la policía.
Por Dulce García (*)
El país es escenario de movilizaciones diarias contra su presidente Moise desde el pasado 16 de septiembre, debido a la delicada situación económica y la crisis política que ha hecho imposible formar un Gobierno desde el pasado mes de marzo.
La última concentración masiva sucedió el pasado domingo en Puerto Príncipe, en donde se llevó a cabo una multitudinaria protesta, que de manera general sucedió de manera pacífica, mientras que varios manifestantes han resultado heridos al ser arrollados accidentalmente por un vehículo y una persona perdió la vida por alcance de bala lanzada desde un vehículo policial.
Algunos de los convocantes han sido artistas, entre ellos el rapero Izolan, del grupo Barikad Crew, así como por el líder religioso Mackenson Dorilas, apodado Profeta Mackenson, para exigir la dimisión del presidente haitiano, Jovenel Moise, advirtiendo su incapacidad de gobernar y dirigir al país.
En ésta última jornada masiva de protesta, Además, con la manifestación a punto de concluir, los frenos del vehículo del Profeta Mackenson fallaron a causa del combustible que cubría la carretera de Petion-ville, arrollando a un grupo de personas que fueron trasladadas a un hospital.
Grupos de Petrochallengers (activistas) como Challengers Populaires, Nou Pap Konplis y Nou Pap Dòmi marcharon este domingo para reclamar la salida del jefe de Estado en una movilización donde muchos asistentes vestían camisetas blancas, y llevaban platos y cucharas en la mano mientras realizaban cánticos y repetían consignas.
Los haitianos señalan la imposibilidad de seguir viviendo de la forma en que viven, y aunque el país ha estado atrapado durante años en ciclos de disfunción política y económica, muchos haitianos dicen que la crisis actual es peor que cualquier cosa que hayan experimentado.
Las vidas que ya eran extremadamente difíciles, aquí en el país más pobre del hemisferio occidental, se han vuelto aún más, la corrupción desenfrenada y el malestar económico, han llevado a precios en alza, una desintegración de los servicios públicos y una sensación desconcertante de inseguridad e ilegalidad.
(*) Publicada originalmente en ContraHegemonia Web