Por Redacción Marcha. El decreto de Obama que declara a Venezuela “una amenaza a su seguridad nacional” tuvo un contundente rechazo de los gobiernos del ALBA y de los movimientos populares de la región. Luego se sumaron Argentina y Rusia. El silencio de Brasil y el derrape uruguayo.
La escalada del gobierno estadounidense contra Venezuela alcanzó el lunes pasado su punto más alto y prendió las alarmas que faltaban encenderse. El decreto que considera al país suramericano “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos” provocó reacciones dispares.
La defensa automática del ALBA
Los primeros en salir a respaldar de forma clara y contundente fueron los gobiernos del ALBA. El Ejecutivo cubano publicó una declaración en la que se pregunta: “¿Cómo amenaza Venezuela a EEUU? A miles de kilómetros de distancia, sin armas estratégicas y sin emplear recursos ni funcionarios para conspirar contra el orden constitucional estadounidense, la declaración suena poco creíble y desnuda los fines de quienes la hacen”. La nota agregó que “semejante pronunciamiento en un año en que se realizarán elecciones legislativas en Venezuela reafirma, una vez más, el carácter injerencista de la política exterior estadounidense”. El mismo día, Fidel Castro envió una carta al presidente Maduro: “Te felicito por tu brillante y valiente discurso frente a los brutales planes del Gobierno de Estados Unidos. Tus palabras pasarán a la historia como prueba de que la humanidad puede y debe conocer la verdad”.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, calificó la maniobra como una “grotesca, ilegal, descarada, inaudita e injustificada injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela”. Además, la cancillería ecuatoriana advirtió en un comunicado que a “la vista de los antecedentes en las últimas décadas, que resultaron en distintas formas de intervención, incluso militar, por parte de los Estados Unidos –en los casos de República Dominicana, Granada, Panamá, Cuba, Chile, Guatemala y Nicaragua, entre otros muchos–, la calificación de Venezuela como una ‘amenaza a su seguridad’ supone un riesgo grave contra la paz y la democracia en la región latinoamericana y caribeña”.
Ese mismo día, el Jefe de Estado boliviano, Evo Morales, hizo un llamado extraordinario a la CELAC y a UNASUR “para declararnos en estado de emergencia frente a la agresión de Obama”. Por su parte, el gobierno de Nicaragua expresó que “nuestro país, que ha sufrido la política injerencista e intervencionista del Imperio norteamericano, se une una vez más al querido pueblo bolivariano, en momentos que confirman la continuidad de la política imperialista de los Estados Unidos, que en pleno siglo XXI sigue utilizando todos sus instrumentos de dominio para pervertir el orden constitucional, alentando rupturas golpistas”. El ALBA, además, difundió una declaración en la que rechaza “de manera enfática toda agresión e intento de vulnerar la soberanía que pretenda alterar la paz y el orden democrático en Venezuela”.
El paraguas Unasur
El organismo suramericano viene jugando un rol bastante activo hasta el momento. Tras la visita de la comisión de cancilleres el pasado 6 de marzo, este sábado todos los cancilleres del bloque se reunirán en Quito para dar respuesta “a la injerencia de EEUU”.
Ernesto Samper, secretario general del bloque, sostuvo que el decreto estadounidense “es una decisión contraproducente”. Y agregó que “no es una buena señal que precisamente, antes de la Cumbre de las Américas y cuando nos aprestábamos a celebrar el regreso de Cuba a este escenario, los Estados Unidos intervengan unilateralmente en los asuntos internos de Venezuela”.
Otros peso pesados suman apoyo
Luego de dos días, el miércoles se pronunció el gobierno argentino. “La gravedad de dicha denuncia no sólo causa consternación por la dureza inusual de sus términos, casi amenazantes, sino que además provoca estupor y sorpresa”, señaló el texto de su cancillería. El Ejecutivo llamó “al Gobierno de los Estados Unidos para que evite el uso de un lenguaje impropio para un país de su importancia y responsabilidad como potencia global, o sanciones que ya han demostrado, en otros casos, que sólo conducen al fracaso y la enemistad entre los pueblos y sus gobiernos”.
El jueves fue el turno de otros países clave en la geopolítica mundial. El gobierno de Rusia primero confirmó que participará este sábado junto a las Fuerzas Armadas venezolanas en ejercicios de defensa y luego, en un comunicado, afirmó: “Confirmamos nuestra firme solidaridad con el pueblo de Venezuela y sus dirigentes elegidos legalmente, y nuestro decidido rechazo ante cualquier tipo de acciones violentas y golpes de Estado como método para desbancar a gobiernos legítimos de estados soberanos”. En un tono más tibio, Hong Lei, vocero de la cancillería china, expresó: “Como país importante en América Latina, los asuntos internos de Venezuela deben ser solucionados por su propio pueblo, por su propia voluntad”.
De silencios y tropiezos
Buena parte de los gobiernos de la región aún no se han pronunciado oficialmente, incluido el gigante Brasil. Quien habló pero generó un revuelo diplomático fue el vicepresidente uruguayo Raúl Sendic. El 3 de marzo aseguró que “nosotros no tenemos elementos para afirmar que Venezuela sufre injerencias externas”, lo que le valió una dura respuesta de Nicolás Maduro: “Un amigo en el sur, un gran amigo que tiene un cargo importante en un gobierno, declaró que no le constaba que hubiera injerencia de Estados Unidos sobre Venezuela. ¡Qué vergüenza esa declaración! Estamos agredidos, intervenidos, amenazados y todavía hay gente que dice eso en América Latina”. Y luego le dedicó el remate: “A veces el comandante Chávez me decía ‘tranquilo, Nicolás, que el mundo está lleno de cobardes’”.
Este miércoles, el flamante gobierno uruguayo respaldó al Sendic hijo y alimentó la controversia. En una nota, su cancillería expresó el “malestar ante las declaraciones del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien criticó, aunque sin mencionarlo expresamente, al señor vicepresidente de la República”. Por este motivo, la cancillería convocó al embajador de Venezuela en Montevideo para hacerle saber que considera “inamistosas” dichas declaraciones ya que “afectan no sólo a la persona a la que están dirigidas sino a la investidura que representa y a la institucionalidad que la respalda”.
Los pueblos con Venezuela
Como en cada coyuntura crítica, los movimientos populares de América Latina alzaron su voz en defensa de la revolución bolivariana.
En una declaración firmada por cientos de organizaciones de todo el continente, en el marco de la campaña “Los pueblos con Venezuela”, se denuncia que las medidas de Estados Unidos son “un paso más en el trabajo previo a un ataque militar o paramilitar”. En el escrito se propone fortalecer la unidad entre los pueblos y se afirma que “defender el proceso revolucionario venezolano es hacer un aporte en este sentido”.
Por su parte, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) se pronunció bajo la consigna “Venezuela somos todas y todos”.”La historia y la memoria evidencian que cada vez con más fuerza el imperialismo hace este tipo de denuncias, y esconde detrás de las mismas planes de intervenciones y ocupaciones en función de sus intereses militaristas, autoritarios y con fines expansionistas y colonialistas”, explicaron en el comunicado.
En Argentina, diversas organizaciones manifestaron un fuerte apoyo a la Revolución Bolivariana. Desde distintos sectores políticos y sociales convocaron para este viernes a una movilización en respaldo al gobierno de Maduro y al pueblo venezolano. La marcha se realizará en Buenos Aires a partir de las 17 horas de Plaza Italia hasta la sede diplomática de Venezuela.