Entrevista a Douglas Rangel, militante del colectivo La Otra Escuela y de la Revolución Bolivariana, para charlar sobre la actualidad del poder popular para las comunas.
Por Redacción Marcha/ Foto Tatuy TV
Lo comunal es fundamental para entender el pensamiento del socialismo trazado por Hugo Chávez en Venezuela, se trata de la entidad que territorializa el poder popular y lo coloca en el centro del proceso, no como una extensión del Estado, sino como un otro poder que se plantea contra el capitalismo, pero también como opción para Venezuela frente a otras propuestas de socialismo.
Fuera de todo foco de las grandes corporaciones mediáticas, el poder comunal en Venezuela sigue construyendo y sosteniendo en muchos casos las economías locales y territoriales, en un contexto de bloqueo y agresión económica. Lo hace además tensionando con las perspectivas más centralistas y las contradicciones dentro del chavismo. Esto expresado en la consigna “Comuna o nada”
Para entender cuál es el momento que vive el poder comunal, y cómo encaran la coyuntura actual, charlamos con Douglas Rangel.
¿Cómo llega el país a esta elección?
El ambiente que se vive, por supuesto, es de mucha tensión. Se está jugando mucho en esta elección, tanto para el chavismo como para los sectores que adversan a la Revolución Bolivariana puesto que la victoria en este periodo y en este momento histórico representa una derrota contundente a los intereses imperialistas, al modelo que intenta revivir en Venezuela el neoliberalismo y modelo Milei. Si gana Nicolás Maduro, representaría un golpe a esos sectores fascistas, históricamente antipopulares, que desde nuestro punto de vista los limitaría por unos cuantos años.
En este momento estamos en un proceso de recuperación económica general, innegable. Lo dicen las cifras macroeconómicas, las proyecciones de las grandes empresas y bancos internacionales, nuestras instituciones que miden la economía y también lo percibe la gente en la calle. Si comparamos a la Venezuela de hace 6, 5 o 4 años con la Venezuela de hoy, prácticamente es increíble la posibilidad de que la gente tenga alimento, vestido, acceso a medicinas, a la diversión, al esparcimiento, al espacio público, a libertades totales al desarrollo de la gran empresa, no solo de la pequeña, sino de las grandes empresas que históricamente han tenido las mayores ganancias y las están teniendo más que años atrás. No estamos hablando de un desarrollo que solamente ha beneficiado a los sectores más vulnerables, que por supuesto están mucho mejor, sino también al gran empresariado que adversa abiertamente al gobierno, un empresariado que en comparación con años anteriores sabe que este gobierno garantiza una estabilidad política y económica que les permite desarrollarse y seguir con sus negocios, más allá de las contradicciones que hay con el modelo que impulsa la empresa privada y el que impulsa la revolución bolivariana.
Por un lado tenemos un país movilizado, que está repuntando, que tiene un buen ánimo, que se está levantando y tiene mucha esperanza del futuro.
Todo esto a nivel coyuntural. Si hablamos de los planes estratégicos, la diversificación que impulsa la economía comunal, los proyectos endógenos de los injertos de socialismo que se están desarrollando a partir de la democracia popular que le consulta hoy a millones de personas cuáles son los proyectos sociales, de servicios, de infraestructura que tiene que financiar el gobierno. Sabemos que estamos en camino, en una transición. Sin embargo, en este momento histórico donde la economía fue muy golpeada por el bloqueo nuestro ingreso rebajó casi al 1%. De ahí que era necesario ampliar la base económica. Tuvo que ampliarse en cuanto a las alianzas y en cuanto a la entrada, por ejemplo, del dólar, que es una de las monedas que permitió un flujo económico mucho mayor y que estabilizó de alguna manera los precios debido al flujo. Muchas de las empresas y de las personas que tenían dinero afuera no lo podían invertir afuera, tuvieron que invertirlo en Venezuela. Se podría decir que no es el resultado de la buena voluntad de los empresarios, sino más bien de una estrategia correcta de incorporación de ese flujo económico al país de parte del gobierno nacional. Igualmente el Banco Central de Venezuela empezó la emisión de dólares a la banca privada para estabilizar el dólar paralelo. Ese dólar paralelo que ha sido un arma de guerra durante los últimos años y que hoy ya lleva más o menos un año estabilizado. Por un lado tenemos un país movilizado, que está repuntando, que tiene un buen ánimo, que se está levantando y tiene mucha esperanza del futuro. Y una amenaza a esta paz, a la estabilidad que representaría que se cometiera un gran error histórico que es que la mayoría electoral decida el gobierno de la derecha.
¿Qué podemos esperar de lo que ocurra el domingo? ¿Cómo encara el chavismo esta elección?
Si hablamos de posibilidades, la pelea puede estar reñida porque los sectores opositores van a votar. Históricamente se han abstenido, pero hoy votan y el chavismo también. De nuestro lado, el descontento por los efectos del bloqueo puede generar algún nivel de abstención. Nosotros creemos que, por las estructuras que hemos organizado y monitoreado, por toda la maquinaria, por toda la estructura social organizativa, vamos a ganar y reelegir a nuestro Presidente. No es un escenario para nosotros la derrota, porque estamos movilizando permanentemente el voto. Pero sí es una posibilidad matemática. O sea, no sabemos cuánta gente de la oposición vaya a votar. Si ellos logran movilizar, que lo dudamos, a más gente que en otras elecciones, podría sorprender con un resultado reñido, pero creemos que tenemos suficiente base social electoral para ganar la elección.
Es todo o nada lo que se está jugando el 28 de julio. La mayoría sabe lo que implica un cambio de gobierno en este momento. Se ha tergiversado muchísimo lo que dijo el presidente Maduro sobre el baño de sangre. Si buscan el video, lo que dijo es que de ganar los sectores fascistas, provocarían una guerra civil. ¿Por qué? Porque su plan es desconocer y desaparecer al chavismo. Y el chavismo es una gran fuerza social, estructurada y organizada que no va a dejar arrebatar su dignidad y derechos conquistados en revolución. Eso abre la puerta a una guerra civil. Estoy absolutamente convencido de que aun cuando no queramos y promovamos la paz, se desataría un conflicto social. Nadie quiere eso, pero es una realidad concreta.
Entonces bueno, creo que para el bien de la región y del país, para el bien de todos está demostrado, hay que dejar que este gobierno continúe. Porque si lo dejan gobernar como en los últimos años, la curva es ascendente y será cada vez más rápida para llegar a niveles de prosperidad, pero también de felicidad social. Como decía Simón Bolívar: “la máxima suma de felicidad posible”.
Más allá de la elección presidencial, ¿qué papel juega la organización comunal dentro de las relaciones de fuerza al interior del chavismo y cómo se para frente a esta elección?
Tenemos dos años y medio desde el Ministerio del Poder Popular para las comunas y los movimientos sociales construyendo una política de organización de los productores y productoras, de los pequeños productores y productoras comunales para planificar su economía. Lo hemos llamado circuitos económicos comunales, que son en términos sintéticos una agregación de consejos comunales y comunas para lo económico. Es decir, para organizar la economía, para planificar y desarrollar, reinvertir los excedentes, redistribuir la riqueza y garantizar territorios autosostenibles y autosustentables. Los circuitos económicos comunales son la respuesta a una necesidad identificada que es dirigir una política al pequeño productor y la pequeña productora.
Son estos sectores que quedaban a merced de las cadenas especulativas, privadas, explotadoras, que los empobrecen y endeudan. Entonces, ¿qué hacen los circuitos? Primero, activan una metodología de organización democrática, que es fundamentada en la Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas, que es la máxima instancia de decisión y que además garantiza sumar personas a los comités de trabajo de los consejos comunales para mantener movilizada e informada a la gente. Luego, está el apoyo para garantizar alimento y vestido para todos los productores y las productoras. Y tercero, la reinversión en el territorio. Es decir, que esa riqueza que genera la actividad productiva asociada en el territorio comunal, tiene que aportar económicamente al desarrollo de esos planes en el territorio y eso impacta en el desarrollo de la calidad de vida de la gente de esos territorios.
¿Qué buscamos con esto? Que todo ese valor que se genera no se extraiga y se vaya a unos pocos bolsillos, sino se reinvierta y termine siendo un beneficio común. Esto es complejo porque estamos hablando de reorganizar muchas de las políticas que han estado vigentes y estamos planteando que los financiamientos sean a proyectos colectivos. Además, porque un país bloqueado el sector agrícola debe considerar estos proyectos. No hay para financiar miles de proyectos de pequeñas empresas aisladas o que pretendan ser pequeñas empresas privadas. Se está buscando lo que la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal plantea como las empresas de propiedad social. Entonces, los circuitos económicos comunales promueven la propiedad social. Es otra de sus características, de sus objetivos. Al promover la propiedad social, de lo que estamos hablando es de construcción de cadenas alternativas de valor que permitan la sostenibilidad de la actividad productiva. O sea, que permitan la siembra, la cosecha, el procesamiento, el almacenamiento, la distribución y la comercialización de lo que se produce en el territorio.
Esta política está apalancada por un fondo del Ministerio de Comunas que busca fortalecer los eslabones de la cadena productiva de estos rubros. Actualmente tenemos alrededor de 120 circuitos económicos comunales constituidos que agrupan a unas 1.500 consejos comunales, unas 260 comunas aproximadamente. Es una experiencia en crecimiento, una propuesta que le hacemos al país de organización para lo económico.
Hay además otra modalidad que ha implementado el Gobierno Nacional, que es la Consulta Popular Nacional 2024, con la que financia los principales proyectos electos por los circuitos electorales comunales que agrupan a distintos consejos de distintos territorios. Es decir, se juntan aproximadamente siete consejos comunales de un ámbito común y proponen distintos proyectos y luego se va a una votación. Allí se elige el proyecto más importante y ese es el proyecto que financia el Gobierno. Se instala una metodología permanente para el financiamiento de proyectos prioritarios de las comunidades. Entonces, el territorio queda organizado en alrededor de 4.500 circuitos electorales para atender de manera específica y concreta y directa cada uno. Eso es un avance muy importante porque esa es la democracia directa donde se le consulta a la gente y se atiende a lo que necesita. Es un salto cualitativo que va a tener frutos visibles a corto plazo.
Imaginemos 4.500 proyectos siendo financiados al mismo momento, ejecutados por las propias comunidades con el apoyo del Estado y resolviendo problemas en sentidos como electricidad o agua. Estamos llegando cada vez más a esos pequeños sectores, a esos suburbios o a esos barrios o zonas populares donde no siempre llega la política nacional ni los programas de atención social. Por eso apostamos a la construcción del poder económico del territorio, a la propiedad social, comunal, colectiva. Hay que construir condiciones materiales y medios de producción concretos para que la gente desarrolle los planes en su territorio y mejore la calidad de vida en conjunto con distintos niveles: el gobierno nacional, el gobierno regional, el gobierno municipal y el gobierno comunal.