A poco de finalizar el período del gobierno de Cambiemos nos acercamos a trabajadores y trabajadoras de la educación en Santa Fe que nos cuentan cómo se organizan y resisten al modelo extractivo de producción industrial agrario. Una postal de algunas regiones afectadas por el modelo productivo.
Por Vivian Palmbaum / Foto: Colectivo Manifiesto
Se acerca la finalización de un período de gobierno signado por la profundización del modelo productivo extractivo y contaminante y por la defensa de las corporaciones mientras se minimizaban las consecuencias para la salud de todas las formas de vida. En ese marco se implementaron las “Buenas Prácticas” en agricultura, una iniciativa del gobierno nacional para soslayar los efectos de los agrotóxicos, en consonancia con el discurso de las corporaciones, los terratenientes, pooles de siembra y otros que defienden sus intereses.
Como contrapartida y en defensa de la vida una gran cantidad de asambleas y colectivos se organizaron para resistir y enfrentar un modelo productivo que viene profundizándose en estos últimos cuatro años a la par que se recortan derechos elementales.
Facundo Viola, de la localidad de Arroyo Leyes, provincia de Santa Fe, ubicada a pocos kilómetros de la ciudad capital, donde se localiza la producción frutihortícola, nos contó que en la provincia, se estima que unas “700 escuelas rurales son fumigadas o están en permanente riesgo de fumigación”, y agregó que “además una cantidad que seguramente supere esta cifra de escuelas están dentro de los ámbitos urbanos, en pequeños pueblos al borde de las ciudades donde también les llega la fumigación con agrotóxicos provenientes de los campos que se cultivan bajo el modelo agroindustrial de manera permanente”.
Facundo Viola nos contó que la normativa que en la provincia de Santa Fe prohíbe fumigar, sin excepción, a menos de 500 metros de los centros educativos, tiene 25 años de vigencia, pero que no se cumple. Así fue como “comenzamos luchando contra las fumigaciones que se daban a dos metros de una ventana de una escuela. Lugares en donde además de fumigarse dejaban envases de agrotóxicos tirados muy cercanos a donde pasan los niños. Además escurrían las aguas de los campos cuando se inundaban hacia la puerta de la escuela y toda esa agua era pisoteada por docentes, alumnos y padres cuando iban a retirar a sus niños”.
Facundo Viola contó respecto de las acciones que vienen llevando adelante que “con la organización colectiva, en la localidad de Arroyo Leyes, hemos hecho numerosas denuncias penales, acciones administrativas y en base a en nuestra localidad de Arroyo Leyes se fumiga a unos 400 metros de distancia desde las escuelas”. Además, contó que “la situación varía según la ciudad y el compromiso que tengas sus pobladores, en algunos lados no lo hacen tan cerca de las escuelas y en otros lo hacen tan cerquita”.
Desde el campo y la Academia
Docentes y habitantes forman son parte del conjunto de trabajadores y trabajadoras rurales de Arroyo Leyes. Consultado respecto de la situación de quienes trabajan la tierra y la población más precaria el docente, Facundo Viola nos contó cómo es su situación. “Las y los trabajadores rurales se encuentran en una situación muy precaria. La mayoría de los que se emplean en la producción frutihortícola hacen fumigaciones sin ningún tipo de control y protección, como ser guantes, botas, equipos impermeables, máscaras. Fumigan sin saber lo que están aplicando, muchas veces con indicaciones de los ingenieros agrónomos que son los mismos que venden los venenos. Las y los hijos de estos trabajadores rurales conviven con los agrotóxicos y con los envases desechados, muchas veces utilizándolos como utensilios: asientos, baldes o depósitos para juntar agua, bañarse, lavar los platos, darle de beber a los animales; juegan muchas veces con estos envases y terminan flotando en los cursos de agua. Hemos detectado de hasta 100 envases juntos atados con una piola flotando en el medio del río. Es una situación terrible que viven las y los niños”.
También desde los ámbitos académicos se han sumado a detectar y evaluar la situación actual en la provincia de Santa Fe. “En nuestra localidad se fumiga sin ningún tipo de control desde hace más de 20 años. La Universidad Nacional del Litoral, UNL, validó lo que la población vive cotidianamente, detectó desde el año 2010 un alto índice de discapacidad por encima del promedio y en 2016 detectaron patologías poco frecuentes en niños como niños azules, probablemente por consumir agua con residuos de fertilizantes, que para nosotros también son agrotóxicos. Desde el año 2007 en todo el cordón frutihortícola santafecino, que rodea la ciudad capital, se ha detectado por estudios de la UNL la doble posibilidad de contraer daño genético y padecer cáncer leucemia abortos espontaneos, malformaciones para aquellas mujeres que estén en el período ventana expuestas a las fumigaciones. Una situación muy difícil, donde la población tiene escasa o muy poca información acerca de los riesgos y por lo tanto se ha hecho muy poco al respecto como para generar medidas de protección”, nos cuenta Viola.
La fuerza de la organización colectiva
Facundo Viola contó que forma parte de la organización Vecinos Autoconvocados de Arroyo Leyes, y que articulan con Vecinos Fumigados de la provincia de Santa Fe y con distintos colectivos de pueblos, que impulsan la agroecología en distintos territorios como Desvío La Raíz, Agroecología por la Vida de San Justo, Paren de Fumigarnos y diversos colectivos socioambientales que operan en los territorios cercanos. A nivel nacional también participan de la Red Federal Docentes por la Vida.
– ¿Cuál es la propuesta colectiva frente a este modelo productivo agro contaminante?
Nuestra propuesta de fondo es la transformación del modelo productivo agro contaminante por un modelo basado en la agroecología que respete la mano de obra, que permita abastecer de alimentos sanos variados y de estación a la población que se encuentran cercanas a la zona donde hoy se produce embate del modelo con las consecuecias trágicas de las fumigaciones. Que se pueda revertir esta situación a través de procesos de cultivos sustentables que no contaminen a la población.
Eso de fondo y mientras tanto buscamos medidas restrictivas a través de distintos proyectos de ley que hemos presentado en la legislatura provincial, ordenanzas locales y además protocolos como el que intenta impulsar CTERA desde el mes de julio en las escuelas fumigadas.
– La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, CTERA, adoptó el “Protocolo de actuación ante una fumigación con agrotóxicos en las adyacencias de las Escuelas Rurales” para distribuirlo en escuelas de todo el país y mitigar los efectos de las fumigaciones sobre escuelas rurales.
Todas aquellas acciones que desnaturalicen, sensibilicen y ayuden a concientizar a la población son importantes en la medida que vamos conquistando distancias y zonas de resguardo para que se puedan practicar estos consumos saludables, para dar muestras que se puede producir sin contaminar, sin utilizar agrotóxicos de manera rentable, sin utilizar agrotóxicos ese es el camino que necesitamos como humanidad para lograr nuestra propia supervivencia. Sabemos que los agrotóxicos son genotóxicos y que el daño genético puede afectar a las futuras generaciones. Por eso ante la posibilidad que se produzca un daño irreversible, según lo establece el principio precautorio, según la Ley de Ambiente General de la Nación pedimos que esto se detenga ya y que se pase a la producción agroecológica en general.
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