Por Claudia Korol
En el día del preso político, el pedido de libertad inmediata es por los seis campesinos de Paraguay encarcelados injustamente, pero también por todas las presas y todos los presos por luchar de Nuestra América y el mundo.
Hoy es el día del preso político. Cada año, las cárceles del continente se van poblando de hombres y mujeres presos y presas por luchar, por ejercer el derecho a la rebelión frente a las tantas injusticias del sistema capitalista, patriarcal, colonial. Por todos ellos y por todas ellas gritamos libertad. Y lo hacemos también por cada uno y por cada una.
Porque sabemos que en nuestro mundo, militarizado, en el que se avanza en el uso de la violencia como respuesta a las políticas de muerte del capital transnacional, las batallas por la libertad son cotidianas, y tienen una resolución colectiva, pero que esta lucha nos exige visibilizar y comprometer voluntades en cada caso, para explicar qué significa, para sensibilizar, para sumar fuerzas por todxs y por cada unx.
Argentina está con presas y presos por luchar desde el sur al norte del país. Podríamos preguntarnos entonces ¿por qué escribir una vez más por la libertad de los 6 campesinos paraguayos? Y podemos respondernos, por ejemplo, que nuestras luchas son internacionalistas, y no reconocen fronteras. Pero también podemos decir que tenemos una responsabilidad adicional como argentinos/as, porque los 6 campesinos fueron detenidos y extraditados desde nuestro país, al que llegaron engañados con promesas de encontrar acá refugio y solidaridad.
Entonces su detención y extradición nos interpela, y además nos obliga a seguir denunciando este hecho –sucedido durante el gobierno de Cristina Kirchner a quien una y otra vez demandamos que no procediera a la extradición- por lo que contiene de injusticia, pero también por lo que significa haber habilitado este mecanismo de persecución de luchadores de otros países, que ha vuelto inseguro al nuestro para lo que siempre fue: espacio de asilo, de refugio.
Después de más de 12 años de prisión, por una causa montada por el poder político y judicial de Paraguay, que en los distintos procesos de persecución sistemática y desarticulación del partido Patria Libre incluyó la farsa de la acusación nunca demostrada de que los líderes campesinos eran responsables del secuestro de Cecilia Cubas –una acción resultante de la lucha entre las mafias coloradas- exigimos que los compañeros recuperen su libertad.
Quienes en Argentina acompañamos a los 6 en el pedido de no extradición, tenemos que seguir activos y activas para denunciar que los luchadores fueron víctimas de una sucesión de mentiras, que permitieron su detención y que la misma se constituya como un factor “ejemplificador” para otros luchadores/as campesinos/as y populares. Se trata de un chantaje a la conciencia social del campesinado paraguayo y latinoamericano, y la búsqueda de inhabilitarlo para su movilización contra el régimen hoy golpista –aunque su detención se realizó en épocas del gobierno de Fernando Lugo en Paraguay y de Cristina Kirchner en Argentina-. Quienes en Paraguay tienen un compromiso con los derechos humanos, es necesario redoblar el esfuerzo, porque la batalla ahora está en ese territorio. Para el movimiento campesino latinoamericano e internacional, y para los movimientos sociales antimperialista, exigir la libertad de los 6, junto a la demanda de libertad para todos los presos por luchar, debe ser un punto primero de los programas de acción, que den cuenta de la historia del movimiento revolucionario internacional, que nos enseña que no se debe dejar abandonados a los compañeros que caen heridos o son detenidos en las luchas del pueblo.
Personalmente, agrego también que en las luchas compartidas se construyen afectos, vínculos, reflexiones comunes. Los 6 campesinos paraguayos presos nos han enseñado en estos años de prisión en los que los visitamos, que es posible no sólo resistir las múltiples humillaciones y abandonos, torturas y soledades que provoca el sistema penitenciario, sino que dentro de esas cárceles se pueden seguir creando mundos de libertad, donde se escribe poesía, se estudia, se debate, y se enseña a quienes llegan a las visitas, el valor de la lucha.
¡Libertad a los seis!
¡Libertad a todos los presos y presas políticas por luchar!