Por Guillermo Cieza desde Venezuela
La portada del diario Últimas Noticias, el de mayor circulación en Venezuela y sutilmente opositor, es contundente: “LA AN (el Congreso) quiere raspar (aplazar, barrer) a tutilemundi”.
Realmente resulta curioso que en un país donde rige una democracia constitucional, un poder del Estado como es la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, pretenda llevarse puesto a los restantes poderes del Estado (el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y el Ejecutivo) sin apoyo expreso de las Fuerzas Armadas. O son muy necios o son muy inteligentes y saben algo que las personas informadas de este país no saben.
Entre las cosas que podríamos no saber se descarta lo que es obvio, como que, por ejemplo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, promueva sanciones desde ese organismo contra el gobierno bolivariano. Este personaje hace mucho tiempo dejó de ser creíble y está actuando contra un país que en el concierto internacional no tiene la condición de paria. Venezuela es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Comisión de Derechos Humanos de esa organización, preside el Movimiento de países No Alineados, etc.
También es obvio que Venezuela es una presa apetecible para Estados Unidos por contar con las mayores reservas de petróleo del mundo y otros recursos estratégicos, pero también es cierto que ya no vivimos en un mundo unipolar, y que esas riquezas son también un motivo para contar con el apoyo de China y Rusia.
Es posible que la parte oculta de la jugada un tanto extraña de la oposición esté vinculada a los escenarios que suele crear el Imperio en vísperas electorales, pero se advierten condiciones para ir más allá de medidas de show, como podrían ser sanciones unilaterales.
Intentando explicar por qué la MUD pateó el tablero exponiéndose a que el Tribunal Supremo de Justicia declare disuelta la Asamblea, con fundamentos legales y por el simple motivo de autodefenderse frente un avasallamiento ilegítimo, parece más atinado prestar atención a las cuestiones domésticas.
Venezuela está atravesando una profunda crisis económica, con las consecuentes bajas de índices de bienestar de la población que es producto de distintos factores. Se ha desatado una guerra económica contra el gobierno, que está siendo sometido a presiones financieras, escasez y desabastecimientos programados, siguiendo el manual que se ejecutó en Chile contra el gobierno de Salvador Allende.
El gobierno bolivariano ha tenido enormes dificultades para cambiar una matriz rentista petrolera instalada desde hace 100 años que, más allá de la estructura económica, incluye cuestiones culturales que alcanzan al conjunto de la sociedad venezolana. Mucho más cuando durante 15 años tuvo que ejercer el poder del Estado sometida a consultas electorales periódicas, sin la posibilidad que tienen las revoluciones conseguidas por vías violentas de un período inicial con mayores posibilidades de imponer cambios revolucionarios.
El gobierno cometió errores durante los 17 años de gestión, en particular cuando trató de enfrentar a la burguesía local promoviendo las importaciones. Esta estrategia equivocada hizo agua cuando se produjo una abrupta y prolongada caída del precio del petróleo, creando grandes dificultades para aprovisionarse de las divisas necesarias para sostener el modelo económico que se había diseñado para la transición.
Los datos más salientes de la crisis política por la que atraviesa el pueblo venezolano son:
– Se ha producido en los últimos dos años una reversión del proceso que promovió la aparición del liderazgo de Hugo Chávez, que fue el acercamiento de las grandes mayorías populares a la política. La propia crisis, la feroz ofensiva mediática desatada contra el chavismo, más la preeminencia que han tomado en el gobierno dirigentes sin vocación alguna por construir hegemonía, ha generado un importante repliegue popular que se expresa en encuestas donde alrededor del 50% de la población se declara no partidario del chavismo ni de la oposición.
– El pueblo aguantó el peor momento de la crisis sin sumarse a los saqueos ni provocando explosiones sociales como intentó propiciar la oposición. Esto no se traduce en apoyo electoral inmediato. Si hoy se produjera una elección, lo más probable es que crezca la abstención y se imponga la oposición.
– El chavismo sigue superando en la calle a la oposición. La estructura de base de los Consejos Comunales y las UBCH, hoy animada por los CLAPS, le da un activo no inferior a 300 mil militantes que pueden movilizarse ante las convocatorias oficiales.
– Las últimas encuestas denotan una recuperación del gobierno y del presidente Nicolás Maduro, que acompañan a datos favorables como son una lenta recuperación de la economía, una mejora en el abastecimiento y un aumento de los precios petroleros que parecen afirmarse como tendencia a largo plazo.
A la luz de estos datos, resulta conveniente leer la noticia de que no va haber revocatorio este año, y que las elecciones de gobernadores serán a finales del primer semestre de 2017. Tratando de escudriñar sobre la pericia de la oposición para tomar decisiones políticas deben reconocerse este año dos errores indiscutibles. El primero fue no haber impulsado el revocatorio con tiempo suficiente para que fuera inevitable realizarlo en 2016, y el segundo no haber aprovechado el pico de la crisis económica (mayo, junio) para tensar la situación política.
Lo ocurrido el domingo en la Asamblea Nacional parece más bien la decisión de quienes, advertidos que el correr de los meses les juega en contra, eligen pegar un manotazo a destiempo, cuyos efectos se diluyen porque enfrenta a tres poderes a la vez (CNE, TSJ y Ejecutivo), apelando a argumentos sacados del tacho de basura. La perla de esos argumentos es seguir insistiendo en que el presidente Maduro es colombiano, cuando hace tiempo han recibido en la Asamblea una comunicación formal del gobierno de Juan Manuel Santos desmintiendo totalmente esa posibilidad. Francamente, suena a golpe de república bananera en un mundo unipolar. Dos situaciones irreales.
El gobierno le ha respondido en consecuencia, dejándolos en el lugar de los locos. Maduro no suspendió la gira por los países petroleros y el chavismo ocupa el centro del ring promoviendo la paz y el dialogo. Desde ese escenario se enfrentaran las movilizaciones de los próximos días que seguramente calentaran las calles.
Quizás la ventaja oculta de la maniobra de la oposición sería que disolviendo la Asamblea Nacional habría que convocar nuevamente a elecciones legislativas y la oposición podría ganarlas. Una apuesta muy arriesgada donde sacrificarían el control de un poder del Estado que no era suficiente para voltear al gobierno pero que no es poco.
Veremos cómo sigue. Si la oposición vuelve a ser derrotada y se queda sin nada, el chavismo recuperará el derecho de decidir, de acertar o equivocarse, sin presiones extremas, qué revolución quiere construir.