Por Sol Leal desde Caracas (*)
La ministra para la Mujer y la Igualdad de Género de Venezuela, Gladys Requena, repasa en esta entrevista sus recorridos e inquietudes como docente, abogada, militante y funcionaria a lo largo de su vida. Además, reflexiona sobre las tareas que asumió con el horizonte puesto en la emancipación de las clases populares y particularmente de las mujeres de su país.
Gladys Requena milita en el movimiento de mujeres desde hace más de 20 años. Antes de asumir como ministra fue diputada nacional (2011 a 2015) y diputada del Consejo Legislativo del estado Vargas. También fue Directora del Ministerio para la Mujer cuando se creó en 2009. Estuvo dedicada a la docencia desde 1973 hasta el 2000 en educación media y universitaria. En paralelo ejerció la abogacía en todas las áreas del derecho social, dedicada a las ramas del Derecho Social Laboral y Familiar, acompañando a las mujeres de bajos recursos y a las familias más vulnerables.
-¿Cuáles crees que son las potencialidades y limitaciones de cada uno de esos espacios en los que participaste?
-Desde la educación me tocó el escenario de construir un sindicato junto con quien hoy es vicepresidente ejecutivo –Aristóbulo Istúriz- y otros compañeros con los que creamos SUMA (Sindicato Único del Magisterio). El estado Vargas es donde ejercí casi toda mi carrera como docente y abogada. En aquellos tiempos éramos víctimas de un modo de dirigir la educación desde la exclusión y la discriminación, donde el carnet partidista era el que primaba para los ascensos. Quien no estaba al servicio del gobierno de esos tiempos -que fueron dos partidos que gobernaron aquí durante 40 años: Acción Democrática y Copei- o no aparecía en su registro como afiliado o no tenía futuro respecto al desarrollo de la profesión. Y esta es una de las razones que me hace estudiar abogacía: tener una carrera que me permitiera el ejercicio privado e individual, que no dependiera de un patrono porque casi que tenía escrito que iba a perder el trabajo.
Estas limitaciones definían permanentes niveles de conflictividad con esa clase política. Éramos muy poquitos lo que nos posicionábamos en un lugar de lucha: dos o tres docentes en un liceo, lo mismo cuando estudiantes. Por eso ahora estamos acariciando algunos de los sueños que teníamos en otros tiempos. Como parte de las limitaciones estaban las persecuciones a quienes no nos identificábamos con tal posición política e ideológica, junto con las condiciones que genera una sociedad de exclusión. Las mujeres venimos siendo discriminadas históricamente por una sociedad patriarcal que actualmente está en proceso de deconstrucción. Pero en aquellos tiempos, para las mujeres era mucho menos concebible posicionarse como un sujeto beligerante, que pudiera sostener una posición.
Por otra parte, desde muy jovencita vengo metida en el tema de la política, pero más que nada vinculada a los movimientos sociales, el sindicalismo, las cooperativas, el movimiento deportivo. Fui diputada por “La Causa R” en el antiguo Congreso y luego milité en el partido “Patria para Todos”.
Aquí en Venezuela la izquierda estuvo siempre muy atomizada, dividida en muchos partidos, y el activista generalmente no tenía la claridad de donde militar y esa fue razón de atraso para nosotros. Luego llegó Chávez y es el que de alguna manera logra sintetizar todas esas luchas y capitalizar ese sentimiento de tanta gente que estábamos dispersas. Después ingresé a un partido llamado “Movimiento por la Democracia Directa” (MDD), al que nos vinculamos más que todo por el tema de la formación. Antes de llegar a este espacio, estaba militando en el “Movimiento Quinta República”, el partido primitivo que formó el Comandante Chávez, después del “Movimiento Bolivariano 200” y allí es donde me designan como diputada de lo que son las Asambleas o Consejos Legislativos. Transcurrió el tiempo y el presidente Chávez llamó a conformar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Nosotros atendimos ese llamado y comenzó un nuevo proceso político desde el punto de vista de la militancia partidista. Desde ese entonces milito en el PSUV. Actualmente soy miembra de la dirección nacional.
Sobre el tema de las limitaciones, se trata de los obstáculos que siempre tenemos las mujeres en la política. La cuestión de cómo se concibe la democracia interna de nuestros partidos. Tenemos una cultura todavía con mucho de la vieja política, donde se aplican moldes que todavía no logramos desmontar. A pesar de que en el partido hay una vicepresidencia para mujeres, de que hay un exhorto a buscar participación de jóvenes y mujeres (con cargos de relevancia, de dirección, etc.), todavía hay mucha resistencia. El PSUV avanzó cualitativamente pero todavía falta mucho.
-¿Cuál es el rol del feminismo en el proceso revolucionario que se vive en Venezuela?
-Creo que hoy se dan condiciones favorables -para no decir ideales- para avanzar en la construcción de un socialismo feminista. El Comandante Chávez incluso se declaró feminista y el suyo fue un largo proceso de confrontación con la cultura patriarcal. Venezuela está signada por el patriarcado, por las sociedades desiguales. La gran tarea y posibilidad que nosotros tenemos es una Constitución que nos convida a construir una sociedad de iguales. Cuando hablamos de una sociedad feminista no hablamos de una sociedad para la mujer, hablamos de una sociedad para la igualdad, donde los seres humanos tengan acceso a las posibilidades que garanticen la autorrealización, el desarrollo, para que su aspiraciones y sus intereses puedan concretarse y donde las mujeres tengan, por supuesto, igualdad de oportunidades para poder avanzar en dicha construcción.
Debemos diferenciar la igualdad de oportunidades de la igualdad de condiciones. Cuando no se democratizan las actividades domésticas y la familia y la sociedad relega a las mujeres, se ve mermada la igualdad de oportunidades, porque quizás mientras una se encuentra en una reunión, tiene que salir corriendo a buscar a los muchachitos al colegio o hay que llevar el niño al médico, o dormir esta noche en el hospital o hay que hacer la cola o cuidar a la persona enferma o con discapacidad. Se trata de los roles de cuidado que la sociedad patriarcal asignó a las mujeres históricamente. Mientras esos paradigmas no se rompan en la conciencia de la sociedad toda, entonces la igualdad de oportunidades para las mujeres se ven mermadas, a pesar de que nosotras hoy tenemos muchísimas más posibilidades de construir el socialismo feminista, porque hay todo un proceso académico, una institucionalidad, políticas públicas para lograr instalar la perspectiva de género.
-¿Tienes alguna referente mujer o feminista de las que nos quieras hablar?
-Yo me formé en este mundo del feminismo y de lo que son las luchas de las mujeres de la mano de una mujer fundamental: María León. Nuestra relación comenzó en 1998, cuando anduve en la idea de crear una organización en mi estado que se llama Red de Mujeres de Vargas. Me marcó su historia en el movimiento feminista. Ella fue concejala de Caracas, militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV) toda su vida hasta que Chávez se la trajo para el PSUV. Y fue además guerrillera, la llamaban la Comandanta Inés. Entonces para mí fue una referencia, una leyenda con su simbología particular y me estimularon sus anécdotas, sus explicaciones. En 2009 se crea el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y ella fue su primera ministra.
-¿Qué balance haces de la revolución bolivariana en la esfera estatal?
-Empiezo por las cuestiones positivas: más allá del Ministerio, hay una nueva institucionalidad que es una consecuencia de las luchas de las mujeres por sus derechos. La podemos ver expresada en Tribunales y Fiscalías contra la violencia hacia las mujeres; una Comisión de Justicia de Género en el Tribunal Supremo de Justicia; espacios en la Defensoría del Pueblo (entendiendo el estatus de derechos humanos que tienen); en el Consejo Nacional Electoral trabajamos para que se establezcan respuestas a las mujeres desde el tema de la participación política; tenemos un Banco de Desarrollo de la Mujer. Hemos avanzado. El Ministerio tiene un viceministerio para el desarrollo socio-productivo de las mujeres, está la Misión Hogares de la Patria que el presidente Maduro creó para sintetizar un conjunto de misiones sociales que había creado Chávez, un paso tremendo para avanzar en superar la pobreza de las mujeres. Por otra parte existe una tarjeta de subsidios en alimentos y medicinas cuyos beneficiarios son las familias más pobres.
Otra de las políticas positivas es la organización, como ser los Comités de Madres del Barrio, dentro del programa del mismo nombre. Las beneficiarias del Banco de la Mujer conformaron sus Redes de Usuarias. Ahora estamos formando la Unión Nacional de Mujeres, tenemos un registro de más de 1.800.000 mujeres a lo largo y ancho del país. Lo negativo es la patriarcalización del Estado. Nos estamos planteando desde el año 2014 el impulso del Consejo de Igualdad y Equidad de Género, espacio donde se encuentran cinco poderes: legislativo, judicial, moral, ejecutivo y electoral, que puedan plantearse la transversalidad de género para poder avanzar de verdad en el feminismo.
-Por último nos gustaría conocer tu valoración sobre el trabajo de solidaridad activa que llevamos adelante como brigada internacionalista
-Primero me toca agradecer en nombre de las mujeres venezolanas, sector del que formo parte con una responsabilidad concreta. Agradecer en nombre del Movimiento de Mujeres y del gobierno bolivariano este esfuerzo que ustedes hacen, que también llevan a cabo otras camaradas en el mundo y con un gran sacrificio, porque yo sé que no tienen ningún financiamiento, que llegan hasta aquí movidos por una solidaridad que es la que refleja la ternura de los pueblos. Los pueblos y los gobiernos que como Venezuela vivimos determinados momentos históricos emancipatorios, tenemos que agradecer infinitamente porque la solidaridad es uno de los pilares fundamentales que sostiene la revolución bolivariana, porque ustedes se encargan de ser las peregrinas y los peregrinos de nuestro mensaje, porque vienen y viven con nosotros, transitan con nosotros, comprenden nuestro esfuerzo y eso no tiene precio.
Por otra parte me interesa saludar la iniciativa de que ustedes asuman militar en la solidaridad, que no es para tener una conmemoración sino para conectarse con la posibilidad de que otros pueblos puedan mirarse en el mensaje y las experiencias que ustedes llevan y transmiten acerca de procesos como el de la revolución bolivariana, percibiendo que vale la pena sostener una lucha como la que libramos nosotros y otros pueblos del mundo. Cuba es el claro ejemplo de solidaridad internacional. Es necesario mantener el activismo en la solidaridad porque es una de las dinámicas que le da aliento a los pueblos, es lo que otorga fuerza a las luchas y alimenta la espiritualidad por la liberación nacional y es lo que puede detener las agresiones imperiales, porque los pueblos en las calles y además abrazados es lo que le hace temer al Imperio.
*Este diálogo forma parte de una serie de encuentros que como Brigada Internacionalista “Che Guevara” sostuvimos con mujeres militantes de diversos espacios, que con sus aportes enriquecen la revolución bolivariana. Se trata de charlas transmitidas en el marco del programa “Aula Comunal”, emitido por Radio Arsenal de la Fundación Alexis Vive. La Brigada Che Guevara es un proyecto de internacionalismo militante y solidaridad activa con Venezuela, impulsado por la Confluencia Movimiento Popular La Dignidad-Movimiento Tupaj Katari y el Encuentro de Organizaciones.