Por Sofía Athanassopoulos* desde Caracas
Inició la campaña electoral de cara a las legislativas del 6 de diciembre, en un escenario que seguramente sea el más complicado desde la irrupción de la Revolución Bolivariana, jaqueada por una imparable “guerra económica”. El desafío: mantener la mayoría parlamentaria que el chavismo tiene desde hace 15 años.
El 6 de diciembre, las y los venezolanos tienen una nueva cita en las urnas, la número 20 desde que en 1999 llegara al gobierno Hugo Chávez. Más de 19 millones de personas elegirán a los 167 diputados que conformarán la Asamblea Nacional para el período 2016-2021.
Por la etapa que atraviesa la Revolución Bolivariana, el panorama luce más complicado que nunca: los principales escollos pasan por las dificultades que genera la caída del precio del petróleo y la denominada “guerra económica” que viene denunciando el gobierno de Nicolás Maduro y que incluye una inflación desmedida y el desabastecimiento de productos básicos.
El viernes pasado se inició la campaña electoral. El principal mensaje del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y las fuerzas aliadas que integran el Gran Polo Patriótico es resaltar los logros sociales que ha conquistado el país durante estos 16 años y advertir lo que se podría perder en caso de que la oposición logre una mayoría en la Asamblea Nacional y comenzara a obstaculizar todos los proyectos enfocados en fortalecer el poder popular.
Por su parte, la oposición, agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), conformada por partidos como Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y otras 18 agrupaciones, tiene como lema “Venezuela quiere”. Algunos analistas advierten que, de obtener mayoría de escaños legislativos, la oposición apuntaría hacia un “golpe de Estado a la paraguaya”.
Sembrando dudas
Desde 2004, el sistema electoral venezolano es 100% automatizado y auditable, con máquinas de votación que tienen fuertes medidas de seguridad y totalización de resultados precisos y rápidos. Venezuela fue el primer país en el mundo en utilizar este tipo de tecnología para procesos comiciales. De hecho, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, con amplia experiencia en procesos electorales, lo ha calificado como “el mejor del mundo”.
Sin embargo, la oposición, aunque ha ganado alcaldías, gobernaciones y escaños parlamentarios con este sistema, siempre ha mantenido campañas de descrédito, aun cuando sus técnicos han certificado su fiabilidad, al cual además le realizan pruebas antes, durante y después de cada contienda electoral. Son 23 evaluaciones con el objetivo de asegurar la transparencia del proceso y blindar la jornada.
En varias oportunidades la oposición ha cantado fraude pero sin presentar pruebas fehacientes que respalden sus denuncias.
El presidente Maduro advirtió que una vez más la oposición se niega a firmar el acuerdo de respeto a los resultados electorales convocado por el Consejo Nacional Electoral, por lo que duda de las intenciones democráticas de la derecha venezolana y teme que desaten la violencia si no los favorecen los resultados.
La polémica de la observación electoral
Otra de las situaciones que ha causado polémica es el tema de la observación internacional, debido a que la oposición solicitó que estuvieran presentes delegaciones de las Naciones Unidas, de la Organización de Estados Americanos (OEA) y eurodiputados.
El CNE ha manifestado que no habrá organismos externos monitoreando las elecciones sino un sistema de acompañamiento regional en el que estarán presentes delegaciones de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El representante del gobierno venezolano para Derechos Humanos, Germán Saltrón, ha declarado que Venezuela no tiene confianza en la OEA porque ha sido un organismo que ha apoyado dictaduras, certificado golpes de Estado y fraudes electorales: “La OEA nunca hizo una auditoría efectiva cuando se hacían trampas electorales en Venezuela durante 40 años. Nunca la OEA observó esas irregularidades y ahora que tenemos un sistema automatizado totalmente auditado quiere hacerlo”.
Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, envió una carta de 18 páginas a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, en la que plantea que hay un “terreno de juego desnivelado” y que en un contexto de elevada polarización política las autoridades electorales “reproducen el discurso oficial y aumentan la desconfianza en el electorado opositor sobre las elecciones e instituciones del país”.
Ante esta misiva, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo: “Hoy la institución más pervertida, corrompida y desprestigiada del mundo como es la OEA, en voz de su secretario general, amenaza al pueblo de Venezuela, nada de eso es casual”. Venezuela no invita a la OEA desde las presidenciales de 2006, en las que fue reelegido Chávez.
Cabe destacar que en más de 200 misiones de observación electoral que la OEA ha desplegado en 27 países del continente a lo largo de su historia, nunca ha monitoreado los comicios de Estados Unidos, Canadá, Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y dos islas del caribe angloparlante.
Por otro lado, la Unasur estará presente por cuarta vez en elecciones venezolanas. Su delegación estará integrada por unas 50 personas y será encabezada por Leonel Fernández, expresidente de República Dominicana.
Además de la misión de Unasur, en todas las fases del proceso participarán técnicos de los partidos políticos y otros organismos como el Parlamento del Mercosur, la Alianza para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el Parlamento Latinoamericano (Parlatino) y la Celac. Al final entregarán un informe final con sus consideraciones.
Este proceso electoral ha contado también con varios ensayos, en los que participaron las diferentes fuerzas políticas para que cada votante esté al tanto de cómo es el procedimiento para ejercer el sufragio sin contratiempos.
*Periodista venezolana