Por Gregorio Leal* / Foto por Natalia Saá
El pasado domingo 7 de junio se realizaron en México las elecciones intermedias. Algunos sucesos y reflexiones sobre la democracia y el Estado en el país azteca.
Ayotzinapa presente en las elecciones
En los estados de Oaxaca y Guerrero, en donde organizaciones sociales, gremios combativos y familiares y normalistas de Ayotzinapa habían convocado a un boicot electoral hasta la aparición con vida de los 43, las elecciones fueron fuertemente militarizadas. Entre los sucesos más importantes de la jornada, se resaltan la represión que se cobró la vida del estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional, Antonio Vivar Díaz, asesinado por la Policía Federal en la ciudad guerrerense de Tlapa. A su vez, hubo más de 100 detenidos en Oaxaca y Guerrero. Unas 603 casillas no fueron instaladas en el marco de este boicot electoral y el 5 por ciento de los votos fueron anulados, la mayoría de ellos con mensajes por la aparición con vida de los 43 estudiantes.
Los resultados
En estas elecciones intermedias hubo 50 por ciento de abstencionismo, lo que la convierte en una de las elecciones con menor participación en la historia de la breve “democracia” electoral mexicana. Se eligieron 500 diputados y diputadas, con lo que se renueva totalmente la Cámara de Diputados, de los cuales 300 fueron elegidos por vía directa y los otros 200 por representación proporcional (los llamados plurinominales). Ninguno de los partidos que participaron en la elección federal obtuvo más del 30 por ciento de los votos: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) obtuvo el 29.2, el Partido Acción Nacional (PAN) 21 y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) un 10.9. Los otros siete partidos se reparten el 40 por ciento de los votos restantes.
Fue la primera elección en la que participaron candidatos independientes. Se destacan los casos de Nuevo León, en donde gano la gubernatura Jaime Rodríguez Calderón “el bronco” (cabe señalar que fue militante del PRI por más de 30 años); de Sinaloa, donde Manuel Clouthier (ex militante del PAN e hijo de Manuel Clouthier, candidato por el PAN a la presidencia de la república) obtuvo una diputación federal; y Jalisco, donde Pedro Kumamoto (con 25 años y una campaña austera) ganó una diputación local.
¿Democracia o ejemplo de Estado fallido?
Mientras acude a las urnas sólo el 46.9 por ciento de la población mexicana, el presidente Enrique Peña Nieto dice que el país cuenta con una “democracia avanzada”.
Es cuestionable qué tipo de democracia es una donde menos de la mitad de la población acude a votar ya sea por indiferencia e incredulidad hacia la clase política o bien con la convicción política de que es una manera de manifestar su inconformidad con el contexto gubernamental actual.
Si para algunos no implica lo suficientemente poco ese porcentaje, vale la pena aclarar que incluido en el mismo se encuentran 1.621.700 personas que anularon su voto, también llamado “voto de castigo” , difundido en las redes sociales como medio para mostrar a los políticos que no se les quiere más en el poder. Estados como Veracruz, Guerrero, Puebla y Chiapas el porcentaje de anulación de votos rebasa el 5 por ciento, importante si observamos los hechos violentos de la últimas semanas y revisamos que son lugares desde donde se realizó un llamamiento a la población a no votar.
Por lo anterior, hacer un recuento de los partidos políticos que ganaron la elección nos parece poco objetivo porque consideramos que no es muy confiable un resultado en el que una vez más estuvo demarcado por la violencia contra la población y la manipulación de votos a través de regalos que implican desde despensas hasta pantallas de plasma.
De poco nos sirve saber que sigue habiendo tres fuerzas políticas en el país que se vanaglorian afirmando que representan a los mexicanos, por el contrario, nos preocupa y nos cuestiona sobre las decisiones futuras que sabemos ya están pactadas previamente para favorecer los intereses de los mercados internacionales y las organizaciones delictivas que terminan pagando parte de sus sueldos y sus campañas. Antes como ahora seguimos afirmando que en México existe un narcoestado capaz de utilizar las herramientas más sádicas para demostrarle a sus ciudadanos el poder que tiene y como estrategia de miedo para contrarrestar cualquier acción organizada por cuestionarla o desestabilizarla.
Algunos de los mexicanos que vivimos fuera del país establecimos el objetivo de ser una especie de observatorio de la jornada electoral para estar atentos del terrorismo de Estado y dar cuenta del clima violento y represivo en el cual se realizaron estas elecciones, estamos convencidos que hay una necesidad de que estos hechos no pasen desapercibidos y contribuir con un elemento carente en nuestro país, la memoria.
Parte del análisis sobre lo que observamos implica el uso de la fuerza estatal mediante las agresiones por parte de policías hacía la población civil, el impedimento de los ciudadanos para colocar las urnas en diferentes municipios, el asesinato de candidatos/as antes de las elecciones, las no respuestas hacía la exigencia de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, grupos identificados como narcotraficantes que dicen que si no hay un candidato puesto por ellos no habrá ningún otro, Estados sitiados, retenes militares, la elección cancelada en Tixtla, Guerrero, la muerte de aproximadamente 16 personas en dicho Estado etc. Elementos todos que se asemejan más a un Estado fallido que a una democracia.
Por ello pensamos que ahora más que nunca nuestro país necesita que las miradas del mundo se centren en hacer visible que en México no existe una democracia, que es urgente que este sistema deje de ser reconocido como tal y que las voces internacionales se manifiesten contra las formas represivas con las que se controla y gobierna a los ciudadanos pues sólo son comparables con el uso de la violencia utilizado en regímenes dictatoriales. Es por ello que no nos parece exagerado decir que lo que vive el país ha sido reconocido en otras latitudes, en otros momentos históricos como crímenes de Estado.
* Miembro de la Asamblea de Mexicanxs en Argentina.