Por Pedro Medved y Vivian Palmbaum @vivi_pal
Fotos: Pedro Medved @pedromedved
El 15 de junio se cumplieron seis años de la masacre de Curuguaty, un episodio que marcó la historia del Paraguay, y anticipó un rumbo en la región. Una injjusta condena contra 6 campesinas y campesinos. La fecha se recordó con una vigilia frente a la Embajada de Paraguay, en la CABA. Desde Argentina gritamos: “Justicia, Tierra y Libertad”.
Cronica de la vigilia
En la noche del pasado jueves, una decena de activistas, periodistas, artistas, y militantes por los derechos humanos, concentramos en la embajada de Paraguay en Buenos Aires, Argentina. Una vigilia para mantener vivo el reclamo por justicia, se realizó en la noche del jueves pasado hasta las cero horas del viernes, por uno de los hechos más aberrantes de la historia reciente del Paraguay, que dejó un saldo de 11 campesinas y campesinos asesinados, mientras que los sobrevivientes inocentes fueron condenados. “Por los muertos de Curuguaty, clamamos la inocencia de Dolores López, Fani Olmedo, Lucía Agüero, Alcides Ramírez, Felipe Benítez, Adalberto Castro, Juan Carlos Tillería, Arnaldo Quintana, Luis Olmedo, Néstor Castro y Rubén Villalba”.
En el marco de la vigilia convocada por el Movimiento 138 (integrado por militantes paraguayos residentes en argentina) se realizaron distintas actividades, en las que participamos niños, niñas, mujeres y hombres de distintas generaciones. El frío, que cada año acompaña la fecha, no fue impedimento para poner el cuerpo. Los cocidos (infusión de mate típica)calientes y compañeros, acompañaron desde temprano, a quienes fuimos llegando. Desde lejos se distinguía el lugar por las banderas, inscripciones, fotografías colgadas, junto al altar armado con frutas, verduras, velas e imágenes de las y los campesinos, al tiempo que eramos escoltados por tres patrulleros y decenas de policías que estaban apostados de manera provocadora.
La apertura de la actividad tuvo un carácter didáctico y participativo. La propuesta consistía en hacer el ejercicio de ubicar cronológicamente los distintos sucesos políticos que rodearon al caso. Con esa construcción colectiva se fue trazando una línea histórica a partir del relato de las y los participantes. A continuación, otra actividad consistió en descubrir, a partir de palabras sueltas, una frase: “Curuguaty es una herida abierta en el corazón de América Latina”. Las actividades estuvieron dirigidas a poner en relevancia la necesidad de recuperar la memoria histórica de los pueblos respecto al hecho que marcó la avanzada neoliberal en nuestro continente. Un hecho que perdura hasta el día de hoy y que fue el primero de una seguidilla de golpes de estado institucionales de una derecha que en Latinoamérica busca reinstalarse tras algunos años de gobiernos progresistas.
Una actividad que continuó con un encendido de velas que conformaban un número “6” ubicadas sobre el pavimento de la calle Las Heras, en la puerta misma de la embajada. Alumbrados por las velas se conformó el fogón, que con música y poesía popular para evocar al campesinado que lucha por la tierra y al pueblo paraguayo y latinoamericano en su conjunto: canto guaraní con guitarras, melódicas y percusion al compás de las palmas y la arenga de los presentes. Frente al altar con dos grandes inscripciones: “ libertad a los campesinos paraguayos” y “¿qué pasó en Curuguaty?”se ofrendaron velas encendidas y flores de distintos colores.
Hacia el final de la vigilia se leyó un comunicado al que adhirieron distintas organizaciones populares, organismos de derechos humanos (entre ellos Madres Línea Fundadora) organizaciones campesinas y de mujeres, de distintos territorios de Latinoamérica y de Europa, que finalizó al grito: “libertad a los 6 campesinos presos políticos”.
Las intenciones de las y los presentes tiñeron la noche de esperanza al igual que el verde esperanza del pañuelo de las compañeras presentes, que ese día consiguieron la media sanción a la ley por el aborto legal, seguro y gratuito. Verde esperanza como el color de la hierba fresca, viva, que se podía apreciar en las imágenes de aquellas tierras de Curuguaty. A más de mil kilómetros, las hijas e hijos de aquellas tierras continúan sembrando la rebeldía y la memoria necesaria que harán germinar la tan ansiada justicia.
Justicia, Tierra y Libertad
En el comunicado por Tierra, Justicia y Libertad, se pone de relieve la situación actual de injusticia continuada que vive el pueblo paraguayo y la historia de la masacre.
La masacre ocurrió en el año 2012 en las tierras de Marina Kue (Curuguaty) una situación que de violencia donde se intenta despojar de las tierras a las y los campesinos organizados en un asentamiento. Las familias de campesinos que se predispusieron a resistir una vez más los desalojos, que esta vez se produjeron en una situación de máxima violencia, dirigido por un Grupo Especial de Operaciones, que luego les impidió hasta socorrer a sus heridos y sus muertos.
Paraguay es quizas el mayor emblema a nivel regional de la injusta distribución de la tierra, donde un 3 % es propietaria del 85% de las tierras. Muchas de estas tierras, que correspondían a la reforma agraria, están en manos de grandes empresarios agrícolas que las obtuvieron ilegalmente beneficiados por la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
La Masacre de Curuguaty, que dejo un saldo de 11 campesinos y 6 policías muertos, se dio en un proceso que días después, el 22 de junio, culminó con el golpe de Estado al entonces presidente Fernando Lugo, y que le permitió al gran capital sojero dar un mayor impulso a la concentración de la tierra y seguir condenando a todo aquel que se le enfrente.
Una trama de criminalización en la que participaron jueces y fiscales, a quienes se puede identificar con nombre y apellido, son juzgados las y los campesinos por el asesinato de 6 policías y no hay ningún responsable imputado por los 11 campesinos asesinados. Con un proceso judicial plagado de irregularidades donde testificaron los propios uniformados se condenó injustamente a las y los campesinos: Dolores López, Fani Olmedo, Lucía Agüero, Alcides Ramírez, Felipe Benítez, Adalberto Castro, Juan Carlos Tillería, Arnaldo Quintana, Luis Olmedo, Néstor Castro y Rubén Villalba.
Luego de la masacre y la criminalización de las y los campesinos, se produjo la destitución del presidente Fernando Lugo y la asumió de manera temporal Federico Franco, quien procedió a habilitar la semilla transgénica de Monsanto y dar concesiones a empresas Estadounidenses como Dahava Petróleos. De la mano del presidente Horacio Cartes, el modelo extractivista se profundizó con leyes privatistas como la de Alianza Público-Privada, la ley de Seguridad Interna, permitiendo usar a las Fuerzas Armadas, sin la aprobación del Congreso, para militarizar más el país con el apoyo de la Asociación Rural de Paraguay.
“Cada 15 de junio, desde el año 2012, es momento de Memoria para el pueblo paraguayo en compañía de las y los hermanos de América Latina. Es un momento donde renovamos nuestro compromiso de no resignación frente a la injusticia. Por los que no están, por los que faltan, por los que sufren encierro y por los que vendrán, desde Argentina gritamos: JUSTICIA, TIERRA Y LIBERTAD”.