Por Mario Hernández
La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH) se retira del país. Para su análisis, el periodista Mario Hernández entrevistó a Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano, quien brinda una mirada de lo que está ocurriendo en Haití y genera expectativas de lo que está por venir.
M.H.: Uruguay, Chile y Perú concluyeron la ocupación de Haití; Brasil y Argentina se retiran el 1º de septiembre y el retiro total será el 1º de octubre. ¿Qué comentario podés hacer al respecto?
H.B.: En primer lugar me gustaría dejar bien en claro que Uruguay, Chile, etc., cuando anunciaron el retiro de sus tropas pareció ser una decisión autónoma y soberana y no fue así, obedece a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Tanto la entrada como la salida responden a una decisión del Consejo de Seguridad manejada por los EE. UU. No se trata de ningún acto de soberanía o de reconocimiento, ni de disculpa al pueblo haitiano o que la misión ha cumplido su rol. No. Fueron tropas que se comportaron de manera mercenaria y cometieron muchos abusos, violaciones a los derechos humanos, masacres y genocidio, porque la epidemia del cólera en 7 años ya causó más de 10.000 muertos y 800.000 personas infectadas; obviamente se trata de una operación criminal.
Las manipulaciones a través de las farsas electorales que han organizado en el país en el 2006, 2010, 2011, 2015 y 2016 deja bien claro esto. Nuestro repudio es permanente a todo esto. Algunos plantean esto como una victoria del pueblo haitiano, yo creo que la lectura tiene que ser un poquito más matizada, en el sentido de que la Minustah será reemplazada en octubre por otra ingeniería de dominación que se llama Minujust, una misión de las Naciones Unidas en apoyo a la justicia en Haití, que no va a tener un componente militar, según ellos, sino un componente policial y un componente civil; y va a haber como ahora un representante del Secretario General de la ONU que va a ser el jefe de la misión. La única diferencia es que no habrá componente militar. Pero componente militar o no, componente policial o no, presencia de la Minustah o no, de la Minujust o no, Haití sigue siendo un país ocupado.
La presencia de la Minustah no se trataba solamente de la ocupación, hay otros factores a tener en cuenta para saber que Haití es una neocolonia bajo el tutelaje de las Naciones Unidas y del imperialismo norteamericano hace rato. No hay que confundir la salida de la Minustah, esto no equivale al fin de la ocupación, porque no se compone únicamente de un brazo armado, inclusive tienen otro brazo interno armado que es la policía haitiana y ahora están diciendo que pretenden reformular y refundar al ejército haitiano, incluso según el Ministro del Interior están empezando a reclutar gente para eso. Lo mismo hicieron en 1934 luego de la ocupación que se inició en 1915, dejaron una especie de guardia nacional, no solo en Haiti, sino también lo hicieron en Nicaragua, en República Dominicana, para poder resguardar sus intereses.
Eso significa que la lucha en Haití sigue para la liberación del país, contra lo que nosotros llamamos el neocolonialismo, para recuperar la autodeterminación, para recuperar nuestra soberanía y nuestra dignidad como pueblo. Eso es lo real. Nosotros entendemos que hasta que no suceda este proceso de liberación total, no solo sacando las tropas sino también a sus representantes, hasta que no haya un gobierno popular con un proyecto popular soberano, no va a pasar absolutamente nada. Incluso ahora ellos salen y no plantean ninguna reparación a las víctimas, de todos los abusos sexuales, del tema del cólera, etc.
Han designado presidentes, han tergiversado resultados electorales, ahora hay un farsante como presidente, un tipo que tiene un expediente en la justicia por lavado de dinero, el propio senador electo Guy Phillipe que hizo campaña con el actual presidente Jovenel Moise es perseguido por lavado de dinero, trafico de drogas y está preso ahora en EE. UU., fue detenido después de haber sido electo senador, después de haber hecho campaña con el actual presidente y resulta que éste nunca abrió la boca para decir nada, ni para pedir su libertad. Uno se puede imaginar entonces cuál es el nivel de sometimiento con respecto al imperialismo norteamericano.
En la Cámara de Senadores o Diputados, el embajador norteamericano cuando quiere se sienta, escucha y habla. El Consejo Electoral haitiano emite un resultado e inmediatamente la embajada yanqui dice que no está de acuerdo. Hay un señor que se llama Kenneth Merten que fue embajador norteamericano en Haití, designado por Bush y Obama como representante, este hombre viaja a Haití cuando quiere, sin invitación, cuando va se reúne con el Presidente, con los ministros, con diputados, con políticos, ni siquiera trata de cuidar un poco su imagen. Están en un país conquistado, están en una colonia y el verdadero dueño del país es el señor Clinton. Estamos en manos de ellos.
La lucha sigue entonces, no se trata solo de ver el tema de la Minustah, es mucho más global. Inclusive yo me rehúso a hablar de victoria parcial, más allá que dentro del cambio mismo hay un desgaste, está el tema de que los norteamericanos a partir de la asunción de Trump dijeron que van a disminuir sus aportes a esas misiones llamadas de paz de la ONU, entonces hay una gran cantidad de dinero que no van a tener, y después está el tema de la resistencia popular, que se mostró desde el primer día.
La resistencia a la presencia de la Minustah ha permitido una acumulación del sector popular
M.H.: Estamos hablando de 10.000 personas muertas por cólera, más de 300 víctimas de abuso y explotación sexual, que son al menos los casos denunciados. Simplemente como una muestra de lo que “aportó” esta ocupación de tu país. Me gustaría que hagas un balance de estos casi 14 años y seguramente en el futuro tengamos que abrir nuevas puertas para analizar la situación de Haití.
H.B.: El balance es negativo para el pueblo haitiano, fundamentalmente por los muertos del cólera, los abusos sexuales, niñas de 12 años violadas por miembros de la Minustah pertenecientes a Sri Lanka, la masacre en Cité Soleil con bebés con las tripas afuera en sus cunas porque fueron ametralladas sus casas por helicópteros, la represión salvaje al levantamiento popular contra el hambre y el aumento salarial y las manipulaciones electorales, si uno suma todo esto evidentemente es un resultado amargo, duro y triste de nuestra historia.
Pero como dije al principio, la Minustah es un componente de la ocupación de mi país, quizás lo más visible en los últimos tiempos, el árbol que tapó el bosque. Por otra parte creo que la resistencia a la presencia de esas tropas tuvo momentos de alta y baja, pero al final ha permitido una acumulación del sector popular, hay fuerzas que antes no pensaban unirse y que ahora sí están juntas. Hay proyectos.
En julio va a haber un Tribunal popular para juzgar los crímenes del imperialismo norteamericano a 100 años de ocupación, porque desde 1915 estamos bajo ocupación con o sin presencia de las tropas norteamericanas; el empobrecimiento del país se debe a esto.
La Minustah representó también un punto de desencuentro entre los países latinoamericanos y nosotros, cuando gobiernos supuestamente populares mandaron tropas, como Ecuador y Bolivia, Brasil, la Argentina de los Kirchner, el Frente Amplio de Uruguay también, quienes mientras estaban en campaña electoral se pronunciaban en contra de la ocupación pero cuando ganaron siguieron mandando tropas. Yo lo comparo, salvando las distancias, con Paraguay y la Guerra de la Triple Alianza, donde hubo un desencuentro, subestimación, racismo, ninguneo del pueblo haitiano, de sus organizaciones, nos ven incapaces, algunos lo creen realmente y otros usan esa excusa para justificar su presencia. Lo más cínico que escuché de boca de algunos funcionarios era que la Minustah representaba un freno a la ocupación norteamericana en Haití. Realmente nunca pude ver tanto cinismo, sabiendo que la Minustah fue una propuesta de los norteamericanos en el Consejo de Seguridad. Es algo de no creer.
En cuanto al balance, es muy triste para el pueblo haitiano, pero también deja una lección de la que creo que los demás pueblos pueden aprender mirándose en el espejo haitiano, porque realmente si esta operación hubiese terminado con éxito, esto podría haberle ocurrido a cualquier otro.
Yo creo que esto trasciende nuestras fronteras y concierne a todos los amantes de la paz, la justicia, la democracia, la independencia política, económica, la soberanía, la autodeterminación. El tema Minustah ha puesto sobre el tapete todos estos temas, hace falta discutirlos y trabajarlos.
Al mismo tiempo, nos ha permitido contactarnos con agrupaciones, gente, periodistas, como por ejemplo vos, a quien no tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho. El permitirnos dejarnos decir algunas palabras para que algunas personas puedan escuchar esto es una clara y plena muestra de solidaridad para con la lucha del pueblo haitiano. Ese hecho nos ha permitido conocernos, difundir nuestra historia, hay gente que se ha acercado que no sabía nada de Haití, solo sabían que era un país pobre, no sabían nada de que Haití fue el primer país independiente de Latinoamérica, la única revolución anti esclavista victoriosa. Haití es un poquito más conocido ahora. Entonces, hay que verlo de manera amplia, pero como dije al principio la lucha sigue en contra de toda forma de ocupación, no solo en presencia de tropas o no.
M.H.: Vamos a continuar siguiendo de cerca toda la realidad política y social de tu país. El agradecido soy yo.
H.B.: Después de casi 14 años de ocupación que según ellos fue para aportar ayuda humanitaria, reconocen que por hora mueren dos niños haitianos de menos de cinco años por falta de agua potable, que más del 60% de la población está viviendo con menos de dos dólares diarios. Dólar que en el 2004 cuando entraron estaba a 43/45 gourdes y ahora está a casi 75. El país se hundió totalmente, entonces, ¿dónde está la ayuda humanitaria que vinieron a darnos?