Por Carlos Aznárez*
La Revolución Bolivariana se encuentra amenazada por la derecha pero también por los planes desestabilizadores desde el exterior. Solidaridad y movilización son fundamentales para derrotar a la reacción.
Hay momentos en que los titubeos y vacilaciones se convierten en complicidades. Hay circunstancias en que no valen los reparos ni hacer hincapié sobre las contradicciones de tal o cual proceso. Nos puede gustar más o menos cómo se desarrollan los acontecimientos, pero de que lo que no se puede dudar es que hay razones de peso para defender lo que todo un pueblo ha conquistado para salir del inmenso hueco en que siempre lo sumergió el capitalismo. Hay tiempos y tiempos para las críticas y las autocríticas, pero de la misma manera se puede afirmar que frente al enemigo que acecha y busca colarse por las hendiduras que le abren nuestras propias debilidades, no se puede dudar y, mucho menos, retroceder.
Eso es lo que ocurre hoy en Venezuela Bolivariana, donde todas las peores acechanzas se han mancomunado en una fecha y una consigna: “El 1ero de septiembre tomar Caracas”. La oposición interna y externa juega, como en 2002, una carta peligrosa; sin decirlo está presagiando un día difícil que puede terminar en nada o en un nuevo baño de sangre. Ellos, los que hicieron la masacre de Puente Llaguno, los que secuestraron al Comandante Hugo Chávez y se lo llevaron para la Orchila a fin de asesinarlo, los que luego motorizaron el paro petrolero, y de allí en más toda una serie de guerras, güarimbas, campañas de intoxicación y otras variantes subversivas, saben mejor que nadie que se les han acabado las posibilidades pacíficas y buscan ensuciar el terreno con amenazas de violencia y terror.
Es por ello que son momentos de cerrar filas y no ceder en nuestro empuje solidario, acompañando más que nunca este primero de septiembre a las mujeres y hombres del pueblo venezolano que en las calles defenderán todo lo conquistado. Movilizándonos en cada país frente a las embajadas venezolanas para testimoniar nuestra adhesión incondicional al bravo pueblo y su gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro, advirtiéndoles a los escuálidos que azuzan la violencia que NO LO INTENTEN, porque somos muchos y muchas dispuestos a no dejarlos pasar.
Dicho esto, desde nuestra definición de militantes internacionalistas en todos los terrenos, y no necesariamente desde la facilidad de la escritura o el firmar manifiestos, también creemos que se hace imprescindible que el discurso revolucionario dé paso a persistir en la profundización radical del proceso, llevando adelante todo lo que haga falta, caiga quien caiga y cueste lo que cueste, para evitar que el enemigo siga chantajeando un día sí y otro también. Profundizar quiere decir ir a fondo contra los intereses de unos y otros, de los que generan desabastecimiento y guerra económica, de los que organizan giras al exterior apadrinados por Washington y la lacra derechista europea, los que practican el terrorismo mediático y los que impulsan el accionar violento del paramilitarismo para asesinar a dirigentes populares o militares chavistas. Pero también el sayo le cabe a ese grupo de burócratas de boina roja que se han enquistado en la Revolución y utilizan cargos y prebendas para enriquecerse y traicionar el legado de Hugo Chávez. Tal cual lo ha denunciado el propio Presidente Maduro.
Profundizar es también que a nadie le tiemble el pulso para nacionalizar el comercio exterior y la banca, expropiar todas las empresas que boicoteen al proceso revolucionario y acentuar la revolución agraria, quitarle poder a los que desean ver instalada una socialdemocracia al estilo europeo en una sociedad que respira latinoamericanidad y Tercer Mundo por sus poros. En fin, lo que la mayoría de los venezolanos que se restean con el chavismo está exigiendo desde todos los rincones del país. Al capitalismo sólo se lo enfrenta victoriosamente con más socialismo y no con actitudes dubitativas, como sugieren algunos ideólogos de la derrota.
En función de todo ello, desde Resumen Latinoamericano convocamos este jueves 1 de septiembre a defender en la calle la seguridad de las embajadas de Venezuela en todos los países donde la oposición fascista intente generar manifestaciones o güarimbas. El pueblo argentino y todos los del continente tienen mucho que agradecerle a Venezuela Bolivariana y sabrán estar a la altura de este nuevo desafío golpista que acecha al país hermano.
¡Venezuela se respeta!
¡Chávez vive, la lucha sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
*Director de Resumen Latinoamericano