Proyectado por un grupo de diseñadores y activistas palestinos, sirios y españoles, Zaytoun es un videojuego que busca mostrar el contexto histórico y actual de Siria y Palestina. Siempre desde la mirada de los refugiados palestinos.
Zaytoun, el pequeño refugiado sirio-palestino, es el personaje principal de un videojuego creado por un grupo de activistas sirios, palestinos y españoles. Mediante los obstáculos a los que Zaytoun hace frente, las elecciones que realiza y las personas que se encuentra, se intenta que los jugadores del videojuego entiendan el contexto histórico de Palestina y Siria y la situación actual de sus pueblos.
El personaje principal vive en el Campamento Yarmouk, al sur de Damasco, hogar de la población más amplia de refugiados palestinos en Siria. Después de dos años de resistencia, su familia decide abandonar su casa por la guerra civil que se desarrolla en el país y así comenzar su segundo exilio.
Sin embargo, la mañana que deciden partir, Zaytoun amanece demasiado temprano y se escabulle para decirle adiós por última vez a su amigo. De pronto, comienza un bombardeo del ejército sirio. El ataque se intensifica y se hace demasiado peligroso quedarse afuera por lo que Zaytoun queda atrapado en la casa de su amigo hasta el día siguiente. Cuando regresa a casa descubre que parte ha sido destruida y su familia no está, mira alrededor pero no encuentra ninguna respuesta, sólo un papel con una nota: “Ve al Colegio Yarmouk, nos vemos ahí”. Cuando llega al colegio, no encuentra a nadie.
Allí comienza la historia de Zaytoun. ¿A dónde ir? ¿Volver al campamento, dirigirse a una frontera? ¿Pero, a cuál? Durante el transcurso del camino fuera del campamento para saber qué pasó con su familia los jugadores vivirán su viaje, los amigos que conocerá y las historias que experimentará. Con la ayuda de documentos y mapas del estado de las carreteras, las ciudades, las calles y los hospitales en Siria, tomará decisiones acerca de qué camino tomar y cómo interactuar con las personas que se encuentra a su paso. El hecho de llegar o no a ciertos lugares dependerá de su capacidad de responder a las preguntas relacionadas con la historia de Siria y Palestina.
Los creadores
Mohamed Tayed escribía grafittis en los muros de Yarmouk, campamento de refugiados palestinos en Damasco. Tras desatarse el conflicto que sacude Siria, Mohamed emigró a Alemania primero y a España después. Fue desarrollando su arte como grafitero, incorporando primero el dibujo animado y luego el trabajo de un equipo que comienza a producir videojuegos
Cuenta Mohamed que Zaytun quiere decir aceituna, un símbolo de resistencia para los palestinos, proveniente del árbol del olivo que no se seca ni se dobla. “El videojuego se comunica con un niño o un joven pero también funciona para alguien de 36 años, es mucho más efectivo que un dibujo animado o un cómic”, explica.
Sara Carrasco, madrileña que ha colaborado en la creación del proyecto, sostiene que de lo que se trata es de generar un discurso “en pro de la autodeterminación y autonomía de los pueblos en todas sus variantes” y acercar a este discurso a través del juego. “Con todas las diferencias que existen entre estas luchas y la que se podría llamar la nuestra, hay puntos en común a los que no podemos agarrarnos si desconocemos la realidad del otro. La imagen de la persona árabe y las realidades de este mundo están peligrosa y profundamente mal representadas en los países occidentales, por eso es importante crear nuevas vías de comunicación e intercambio”, completa Carrasco.
El proyecto no solo impulsa este videojuego sino que cuenta con una página web pensada para recopilar información relativa a la historia de las reivindicaciones de la región, con especial atención a la siria y palestina. Allí, se afirma que el objetivo “es aumentar el entendimiento de la situación de refugiados palestinos a los que ahora se suman los refugiados sirios. Nuestra intención es informar sobre las líneas básicas del conflicto, sus actores principales, los intereses detrás de sus posiciones, las historias de las personas cuyas vidas están siendo afectadas, violentamente interceptadas y las causas por las que se está luchando”.
Pero no se quedan ahí sino que plantean principios políticos: “Rechazamos la idea de que no hay alternativas, que solo exista una receta, un camino, que llevará a las sociedades de la pobreza a condiciones dignas para el ser humano. El discurso que sostiene que las democracias capitalistas sujetas a los poderes correspondientes es la única vía -o incluso una vía- es erróneo”. Por eso rematan diciendo que se proponen “incorporar voces y hacer que sean escuchadas, rechazando el monopolio sobre el escribirse de la Historia, como si hubiera Una, como si pudiera existir un sujeto capaz de asumir tal tarea; se dice que los ganadores escriben la historia, en ese respecto, este proyecto se propone ser un grano de arena en contra de tal hecho, y ojalá un comienzo, que junto a muchos otros comienzos den pie al momento donde seamos todas las que escribamos historias sin imposición alguna”.