Por Camila Parodi y Laura Salomé Canteros – @_parodicamila @laurasalome
Dialogamos con la educadora popular y su compañera en el Centro Comunitario Gallo Rojo, Clara Aleman para saber cómo está Yanina González, quien hoy se encuentra recuperándose de las violencias machistas e institucionales. El imputado y presunto femicida de su hija, Alejandro Fernández, al contrario de lo que le pasó a ella, espera el juicio en libertad.
Difícilmente podamos algún día llegar a comunicar lo que Yanina González vivió mientras estuvo privada de su libertad desde agosto de 2013 hasta diciembre de 2014 en la Unidad 33 de Los Hornos luego del asesinato a golpes de su hija de 2 años, presuntamente en manos de su ex pareja Alejandro Fernández. El hecho podría haber sido investigado como femicidio vinculado, según lo indica el inciso 12 del artículo 80 del Código Penal, sin embargo fue señalada en el barrio, acusada por el poder judicial, encerrada por el sistema punitivo y enjuiciada por el machismo a pesar de que también era víctima de las violencias.
Al principio del encierro “Yani” no podía hablar, hasta que fueron sus compañeras y compañeros del Centro Comunitario Gallo Rojo y colectivas y militantes feministas, las que hicieron de su historia un cuerpo colectivo de acompañamiento, empatía y sororidad. A partir de ese momento, tanto Yanina como Tiziana, su hija, comenzaron un proceso individual y colectivo de fortalecimiento y autonomía ante tanta adversidad que atravesar.
Yanina hoy está libre y transita el camino de la recuperación. Hace sólo un año terminó el proceso de revictimización llevado adelante por operadoras/es del sistema judicial que la intentaron condenar a 6 años y 7 meses de prisión “por abandono de persona agravado por haber ocasionado la muerte de la víctima y por el vínculo”. Específicamente quien quiso ser su verduga es hoy tristemente célebre para el movimiento de mujeres y feminista, Carolina Carballido Catalayud, fiscal especializada en género del departamento de San Isidro. Y lo quiso demostrar, sin suerte ni perspectiva, en cinco extensas jornadas judiciales en las que declararon más de 20 personas y que por lo violenta de la acusación tuvo cobertura de los medios nacionales.
Para Gabriela Conder, abogada defensora de Yanina González, la fiscalía y el Tribunal, al sostener la prisión preventiva de la joven durante el juicio; el que el presunto femicida (acusado de homicidio) no sufriera la misma medida; el que le haya sido ocultada la existencia de una causa paralela al momento del juicio y el que Yanina sea acusada por un delito de omisión y no de acción, son sumatorias que constituyeron una estafa procesal.
A un año de su absolución, que “se logró” el 11 de marzo de 2015, su historia es historia. “Yani”, una piba más de barrio. Y todo porque las instituciones del Estado capitalista y patriarcal eligieron procesarla en lugar de escucharla y protegerla. Y todo porque la organización feminista pudo más que la soberbia y las armas legales de las y los poderosos.
“Yani salió fortalecida de este proceso”
Clara Aleman es integrante del Gallo Rojo, ubicado en el Partido de San Miguel, y del cual Yanina González participó activamente durante su residencia en dicho barrio. Clara, junto a Cecilia Raspeño, fue una de las responsables de reconstruir la historia de “Yani” y relatarla a algunas periodistas y medios alternativos que acompañamos el proceso de liberación. Está atenta a cada paso en la recuperación de la joven, al igual que hace un año, cuando declaró en el juicio y la fiscal perversa sostuvo que el trabajo de ella y de Raspeño era desde el “desconocimiento” por no ser “formal”.
Nos cuenta que todo este año la prioridad para “Yani” fue cuidar de su hija, “la Titi”, con “idas y vueltas”, ya que “vivió en lo de una compañera y luego en lo de una amiga, hasta que volvió al barrio donde estamos”. Yanina González está, según Aleman, “aprendiendo a ser madre otra vez, vinculándose con su hijo mayor que ya tiene 6 años”, y “en búsqueda, de su lugar en el mundo”.
“Yanina pudo asistir a tratamiento psicológico, primero con Raquel (Disenfeld) y después en el barrio en la casa de la mujer de la municipalidad”, relató Aleman. “Hubo un cambio de actitud muy claro en ´Yani´, y no sólo en la crianza de ´la Titi´, sino también en la toma de decisiones, a pararse”, dijo, y contó que ahora la joven participa en actividades públicas y militantes como por ejemplo su viaje a Mar del Plata, al Encuentro Nacional de Mujeres, en octubre pasado. “A su vez, sigue llamando a “la Chiqui” cada vez que tiene una duda”, relató, “está atenta al proceso judicial”.
“Yani salió fortalecida de este proceso”, sostiene Clara Aleman, “está más empoderada gracias a todas las vinculaciones y charlas con feministas, con ´la Chiqui´ Gabriela Conder, su abogada, mujeres que pasaron situaciones de maltrato y la Coordinadora Feminista Antirepresiva que hasta el día de hoy la sigue acompañando”. Y aclara que con el Gallo Rojo también, “nos seguimos acompañando conjuntamente”.
En el barrio donde vive Yanina González, ella y sus amigas, siguen con las “alarmas encendidas porque recordamos que Alejandro Fernández sigue libre y vive a cinco cuadras de la casa de la familia”. Y relató que el 8 de marzo participaron de una actividad frente a la fiscalía especializada en género de Derqui, la que tuvo su caso y la encarceló, la que tiene como titular a Carolina Carballido Calatayud, y vivieron momentos de tensión “porque dio la casualidad que justo cuando estábamos en asamblea a una cuadra con las 30 compañeras que íbamos a participar, pasó por al lado nuestro Alejandro Fernández”, el presunto femicida de “Lulú”, la niña de Yanina González y quien se encuentra libre.
“Fue un momento movilizante para Yani que la hizo quebrar”, contó Aleman, y opinó “este es un ejemplo para mostrar la impunidad con la que este señor se sigue manejando a un año del juicio y a tres años del asesinato de Lulú”.
“Fue un gran aprendizaje y crecimiento para nosotras”
La historia de Yanina González no sólo movilizó a la joven, quien en primera persona atravesó desde su cuerpo la angustia y la impotencia que la acusación significa, sino que también ocupó un lugar importante para las y los integrantes del Centro Comunitario Gallo Rojo y de toda la Red de Centros “El Encuentro”. En ese contexto, Aleman reflexionó, “a un año del juicio contra Yanina vivimos momentos movilizados, ya que estamos reviviendo los días del juicio, se nos vienen muchas imágenes a la cabeza en estos días. Mezclas de sentimientos, de bronca, impotencia, fueron momentos muy duros, emotivos y sensibles que atravesamos”.
Y en esa línea aclara “pero salimos fortalecidos no sólo porque la liberamos a Yani sino también porque fue un trabajo y una acción en conjunto y en articulación con otras organizaciones de las cuales aprendimos un montón” y enumera mujeres organizadas, movimientos, feministas, inclusive medios como ustedes” -advierte a Marcha– “que están siempre haciendo visible estas cosas que sabemos que en otros lados no les dan la voz a las víctimas”.
Para Clara Alemán, el caso de Yanina González produjo un cambio en que dio lugar a nuevas formas y concepciones en su organización por eso enfatizó “aprendimos mucho y fue algo totalmente nuevo para nosotras y nosotros porque no somos organización que nos identifique directamente la acción en la calle -si bien lo hacemos- nos identifica más el trabajo en el territorio, entonces esos días en la fiscalía y en las reuniones con organizaciones fue un gran aprendizaje y crecimiento para nosotras también”.
Hoy Alejandro Fernández espera el juicio en el que se lo acusa del “homicidio” de la hija de Yanina González en libertad. Mientras Yanina González sigue, acompañada, su camino de libertad. Porque de su liberación ya pasó un año.
Leé el especial “Juicio por la libertad de Yanina González”: