La historia se sigue escribiendo ante nuestras miradas. El jueves pasado no fue una ronda más. Las Madres de Plaza de Mayo y las pibas se abrazaron sellando una lucha intergeneracional contra todo abuso de poder, violencia e impunidad. Fue a semanas del fin del juicio que marcó una era, la del ya no nos callamos más.
Por Ariell Carolina Luján / Foto: La Kari Diaz Guillón
Cuando en abril del 2016 los escraches a músicos a abusadores tomaron relevancia social, una gran marea de voces inundó la Plaza de Mayo para denunciar y nombrar a biovarones que habían perpetrado abusos y violencias sobre niñxs y adolescentes.
La elección del lugar para el primer “Basta de abusadores en el rock y en todos lados” fue espontánea, no hubo duda alguna de que ese debería ser el lugar donde hacer el primer encuentro. Ese día, se escucharon historias de violencias machistas en un micrófono abierto que centraba la protesta, del cual colgaba un cartel que decía “Ya no nos callamos más”.
“Norita quiere conocerles”, me dijo en una audiencia mi abogada, Gabriela Conder.
Me emocioné de alegría y se lo comenté a mis compañeras y pensamos sobre la importancia del abrazo colectivo, la fuerza conjunta, el tejer las historias.
El pasado 25 de julio, luego de diez años en lo personal y tres de las siete denuncias, las Madres reconocían nuestra fortaleza con su enorme e histórico abrazo. Fuimos con Jazmín Ortiz Ares y Chalie di Palma, después de un largo tiempo visibilizando, denunciado y activando contra las violencias del sistema judicial y la cultura patriarcal, la mítica ronda número 1.154 de Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, nos recibía.
Llegamos y luego de escuchar las palabras de les militantes en el centro de la Plaza nos invitaron a ir debajo de un techo, sobre la calle Yrigoyen, donde rodeada de un gran grupo de activistas, estaba Norita Cortiñas. “Madre de todas las batallas”, hablando con claridad, contundencia y dulzura a todxs lxs presentes. Entre ellxs estaba Alma Fernández, activista travesti del Bachillerato Trans Mocha Celis. Julia Leal, denunciante y perseguida política, Madres Protectoras contra el SAP, la denunciante de las violencias de Lucas Carrasco, Sofía Otero, y tantxs otrxs militantes, periodistas, madres y nietos recuperados.
Norita recordó el cumpleaños de Santiago Maldonado, invitó a la marcha que se realiza en el Hospital Posadas, le cantó el feliz cumpleaños a un compañero militante y habló sobre las problemáticas políticas actuales. Fue cerrando sus palabras cantando el estribillo “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo” de Liliana Felipe y nombrando a su hijo Carlos Gustavo Cortiñas PRESENTE! HOY Y SIEMPRE! -“Tres veces, todxs juntxs, venceremos! venceremos! venceremos!”, exclamó.
Luego nos presentó, como “unas chicas muy valientes” y le dió el micrófono a Charlie, quien habló sobre la importancia de las luchas colectivas y del gran ejemplo que fue la lucha de las Madres para nosotres. Luego tomé el micrófono y lo primero que hice fue agradecer y felicitar a mi abogada Gabriela Conder por su excelente compromiso militante en la causa. Luego agradecí a Norita y las Madres, por abrirnos la posibilidad de nombrar a los abusadores con nombres y apellidos para denunciarlos y alertar.
Cerramos el encuentro con abrazos, felicitaciones y mucha alegría. De esa que es casi imposible de describir, que viene del activismo transfeminista, la transformación del dolor en lucha colectiva y la satisfacción de romper los cercos opresores. Una vez más, en la historia, lo personal es político y se vuelve colectivo. Porque #YaNoNosCallamosMás #NUNCAMÁS.
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