Por Iván Messina / Fotos por Jonathan Lania y Ayelen Rodriguez
El sábado 7 de noviembre, en un día bien primaveral y bajo un sol radiante se llevó a cabo la XXIV Marcha del Orgullo LGTBIQ en un contexto atravesado por el histórico balotaje que el 22 de noviembre va a decidir quién de los candidatos, Daniel Scioli o Mauricio Macri, será presidente de la Nación. Diana Sacayán, presente.
La jornada comenzó aproximadamente a la 13 en Plaza de Mayo donde se dieron diferentes actividades, ferias, exposiciones e intervenciones, todo dentro de la misma plaza y en sus alrededores lleno de color, alegría y diversidad como caracteriza desde hace muchos años esta movilización. La Catedral Metropolitana estaba cercada por vallas, y a diferencia del último encuentro nacional de mujeres, realizado en Mar del Plata hace menos de un mes, y de tantas campañas por el “aborto legal, seguro y gratuito”, esta vez la institución no contaba con ningún grupo de religiosos haciendo una Cruzada por defenderla. En una de las vallas que separaba la Catedral de la marcha se presentó una interesante exposición fotográfica titulada “Diversidad”.
Alrededor de las 17 hs las miles de personas comenzaron a marchar hacia el Congreso Nacional. En camiones, o a pie, solxs, en pareja o en grupos. Ese tránsito estuvo lleno de color. Hasta la senda peatonal se volvió multicolor, quizá como buena metáfora de lo que es poder seguir un camino de libertad y no bajo la heteronomia, lleno de alegría, de música y de baile.
A este cronista al que le ha tocado marchar por muchos motivos, reclamos, protestas y conmemoraciones le impresionó justamente esa impronta. ¿Cómo es posible que una comunidad tan diversa, reprimida, discriminada y humillada por las fuerzas de seguridad y por la moral dominante patriarcal, se presenta año a año cada vez más multitudinaria, cada vez más brillante y más imponente?
Una posible respuesta podría ser las conquistas alcanzadas para el colectivo en estos últimos años. Entre ellas la ley de Matrimonio Igualitario promulgada en 2010 y la ley de Identidad de Género promulgada en el año 2012.
Otra respuesta me la desliza Martín, quien concurre desde hace varios años a esta cita: “(…) es un espacio que recrea una idea de comunidad… una comunidad que necesitó del orgullo y la alegría para reinventarse de lo que le decían los discursos de odio”. Esa alegría y ese orgullo se vieron desplegados en la tarde del sábado. Y en cualquier caso es una cuestión para prender por parte del resto de las organizaciones sociales.
Diana Sacayán, ¡presente!
La consigna oficial de la marcha fue “Ley antidiscriminatoria ya”, aunque claro, hubo muchos más teniendo en cuenta los diferentes pedidos de las agrupaciones y movimientos que se acercaron y protagonizaron la movilización.
En ese sentido se puede remarcar lo propuesto por la Asociación de lucha por la identidad Travesti-Transexual (ALITT) acerca de la “Reglamentación del Cupo Laboral Trans”, “No a la reglamentación de la Prostitución” (tal vez uno de los reclamos que genera más debate dentro de la comunidad), “Aborto Seguro, Legal y Gratuito” y “Justicia por el travesticidio de Diana Sacayán y de todas las compañeras asesinadas”.
El reciente asesinato de la activista travesti Diana Sacayán fue un reclamo que atravesó toda la marcha sobre todo por su importancia dentro del colectivo y la importancia específica de su militancia en torno a las conquistas mencionadas. Ella, descendiente originaria del pueblo diaguita, uno se pregunta cuál hubiera sido su acción al atravesar ayer en la Marcha la intersección de Avenida de Mayo y 9 de Julio donde se sitúa la carpa Qompiwini desde hace casi 9 meses sin siquiera ser recibidos por el Gobierno Nacional.
Seguramente fue el momento más contrastante de la jornada ya que se encontraban cara a cara dos comunidades en una situación muy diferente. Las comunidades originarias probablemente sean quienes menos han avanzado en conquistas sociales en estos doce años de kirchnerismo mientras que la comunidad LGBTIQ pudo avanzar en algunos derechos de importancia. Los camiones y los caminantes se movilizaban a puro baile mientras los integrantes de la carpa observaban con tranquilidad la movilización. Algunxs, pocxs, tomaban contacto entre sí. La euforia de un lado, la espera del otro.
“… Macri no”
Como decíamos al principio la movilización y el día entero estuvo interpelado, como casi toda mesa familiar, cafés en un bar, mates en la plaza o reunión laboral, en el balotaje presidencial. Y fue en ese sentido que se escuchó muy fuerte la consigna “Orgullo sí, Macri no!” (incluso se desplegó una bandera en el escenario situado frente al Congreso) desde todos las agrupaciones presentes en la Plaza, similar a “Amor sí, Macri No” tan repetido en estos días y replicado en esta marcha.
Fue muy notoria la presencia del kirchnerismo con camiones en toda la movilización en consonancia con la polarización de cara al 22. La izquierda partidaria también se hizo presente. La comunidad boliviana fue otra de las que estuvo presente, en el marco del reclamo en Bolivia por el matrimonio igualitario.
Ya en Plaza Congreso alrededor de las 19 hs se daba comienzo al acto central en el que intervinieron algunas bandas que hicieron bailar durante varias horas a lxs distintxs militantes que iban llegando. DJ Jara, La Chicana, Sara Hebe y un cierre a pura cumbia de la banda colombiana La Delio Valdez.
Entre las figuras políticas se pudo ver a María Rachid, quien tuviera una participación conocida en el camino a la aprobación del matrimonio igualitario, Jorge Taiana, María José Lubertino por el FpV y Vilma Ripoll por parte del MST como también se la pudo ver a Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo.
Lo que más se vislumbró políticamente hablando fue el consenso del retroceso que se daría ante una eventual victoria del candidato “homofóbico” Mauricio Macri, tanto de las fuerzas oficialistas como las que no. Y fue en esa dirección que se leyó el documento de cierre acerca de “no retroceder en todo lo logrado”.
Aún así, en ese clima de politización creciente que tuvo toda la movilización y que continuó en las calles aledañas al retirarse muchas columnas llegando a la céntrica Corrientes, hubo grupos que manifestaron su descontento por “lo político que fue el acto”, y que produjo un debate en las redes sociales al día siguiente que, imaginamos, seguirá. Porque, ¿hay otra forma que no sea política, bien partidaria, de movimientos sociales o de militancia contraestatal y antipatriarcal, pero todas ellas políticas al fin, para avanzar en las conquistas de una comunidad que hoy está de pie y con todo el orgullo necesario? Creemos que no.