Por Laura Salomé Canteros @laurasalome / Foto por Constanza Portnoy
Salomé tenía 20 años. De clase popular y víctima de violencias machistas, su ex pareja, Carlos Almirón, la asesinó al no aceptar su determinación: que no era un objeto de su propiedad. Para visibilizar su historia y reclamar la condena del femicida, avanza la organización de las mujeres.
Una de nosotras es asesinada cada 30 horas. Y miles violentadas. Las ilusiones, los colores y proyectos, y también las vulnerabilidades, de una de nosotras son obligadas a apagarse cada 30 horas. Mientras otras tantas padecemos las violencias de machos e instituciones que -en alianza criminal- perpetúan la desigualdad y la negación sistemática de nuestros derechos y elecciones en libertad tal soberanas de nuestros cuerpos- territorios.
Salomé González era una joven de 20 años, madre de dos niños y que vivía en un barrio de clase popular de Virrey del Pino, partido de La Matanza, en el conurbano bonaerense. Fue asesinada el 7 de septiembre de nueve balazos, forma trágica de terminar con su vida y de coronar la cadena de violencias que encontró un macho, su ex, Carlos Almirón que, a tres semanas del femicidio se encuentra prófugo del sistema judicial.
“Ella estaba residiendo en la casa de su tía porque era víctima de violencias machistas desde hacía mucho tiempo”, afirmó Romina Pereira, Secretaria de género de la Central de los Trabajadores (CTA) de La Matanza, filial que ante el conocimiento de la historia de violencias y vulneraciones de la joven se erigió como querella en la causa.
Muy lejos de Salomé quedaron las consignas, las pretensiones del plan integral contra “la violencia de género”, y los anuncios gubernamentales de julio pasado que pretenden ser “una política de Estado” y “una realidad para cada una de las mujeres de todo el país”.
“Salomé vivía la ausencia del Estado desde muy pequeña”
“Se había decidido a cerrar esa relación”, agregó Pereira, “Salomé tenía denuncias previas, es decir, la violencia no se le acercó el día que recibió las balas”, afirmó.
Salomé participaba de un centro de atención y prevención de las violencias contra las mujeres en La Matanza, que es donde vivía. Desde allí planeaba escapar de la exclusión y las vulneraciones sistemáticas que el heteropatriarcado capitalista tiene asignado para las jóvenes de los sectores populares.
“Hablar del maltrato psicológico, físico, sexual y/o económico, implica una problematización en el ámbito público y no en privado”, aseguran desde el espacio comunitario al que asistía y que propone, desde el territorio, “pensar las violencias en el ámbito de los derechos humanos a fin de desnaturalizar los patrones socioculturales que la generan y permiten”.
“En Virrey del Pino, que es donde vivía Salomé, hay cientos de situaciones que tienen que ver con las diversas consecuencias que genera la violencia machista y el estado de abandono”, describió Pereira, “aunque por supuesto hay programas locales, estos no alcanzaron a Salomé ya que vive la ausencia del Estado desde muy pequeña”.
“Ella estaba haciendo los trámites para hacer su DNI ya que nunca lo tuvo, y eso habla de la falta de contención y políticas del Estado, pero el real responsable es un tipo violento, que tiene un historial de violencias, que tiene otras datos que nos permiten hablar de un desenlace previsible”, agregó.
Por Salomé y por todas, ¡justicia!
A tres semanas del asesinato de Salomé, Almirón continúa prófugo. “La causa radica en la única Fiscalía de homicidios que hay en La Matanza”, informó Pereira. La misma depende del Juzgado 3 de Garantías.
Pero, como los tiempos del poder judicial no son los tiempos de las mujeres que luchan y se organizan, el femicida está siendo buscado. Y a la par crecen las iniciativas para que las ilusiones, los colores y los proyectos de ninguna otra sean apagados.
“La querella la tiene la CTA de La Matanza”, informó Romina Pereira. También decidió ser parte en el proceso rumbo a una condena judicial y penal la “Mesa local de lucha contra la Violencia de Género”, instancia donde hay una decena de organizaciones participantes y que planean para las próximas semanas una movilización por “justicia por Salomé” en la localidad de San Justo.
“Necesitamos construir la justicia desde otro lugar, organizando a las mujeres para defendernos, organizando a los espacios que se identifican con el movimiento”, reflexionó la secretaria de género, y agregó, “no puede haber un Estado de bienestar o mejoras en las condiciones de vida de nadie si sigue habiendo violencia machista”.