Por Mauricio Polchi – @MauriElbueno
El 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca del Distrito Federal de la ciudad de México y por los cuartos de final del Mundial de aquel año, la Selección Argentina derrotó a Inglaterra por 2 a 1, con goles marcados por Diego Armando Maradona. El relator Víctor Hugo Morales habló con Marcha sobre el histórico relato.
Hay momentos que cambian la vida para siempre. El partido del 22 de junio de 1986 transformó la vida de muchos: de quienes estaban presentes en la cancha (según pasan los años, se multiplican, como un lugar sagrado al que es imposible no haber asistido); la de las y los hinchas que miraban los partidos en el televisor, la de los pibes que habían combatido sólo cuatro años atrás en Malvinas y que tenían las heridas abiertas, las ausencias marcadas a fuego y en el pecho un vacío palpable; la de Diego Maradona, genio y figura de aquella tarde y su consagración como ídolo, y también, la de Víctor Hugo Morales, el periodista y relator que inventó “el barrilete cósmico” pero que, sobre todo, predijo: “la jugada de todos los tiempos”. En este diálogo con Marcha, Morales revive esos 90 minutos bisagra en su carrera y los goles más simbólicos de la historia.
-Empecemos desde el principio: en el primer gol ya advertís lo que otros no vieron…
Fue un gol contaminado, viciado, que debió ser nulo. Y yo tuve la ocasión de advertirlo en el mismo momento en que se producía. Por el golpe de vista, por la ubicación, yo vi mejor la mano de lo que la muestra la televisión. Por lo tanto, no podía ocultármela. Y uno corre el riesgo de quedar mal. Encima yo consulté desde México a estudios en Buenos Aires, como queriendo confirmar “el gol fue con la mano”. Y en eso me llegó la voz inmediata del periodista Ricardo Sciocia que dice: “Con la cabeza, Víctor Hugo”. La toma que muestra la tele no deja en claro que haya sido mano. Se ve que yo estaba en un lugar ideal para tener esa certeza, y así pude ver que el gol era con la mano.
-¿Y fue por eso que lo dijiste de entrada, aunque fuera “incorrecto”? [Cerremos los ojos y volcamos a escuchar el relato: Un rechazo para atrás. Saltó con la mano para mí, para que termine en gol mandando la pelota por arriba de Peter Shilton. El línea no lo advirtió. El árbitro no lo vio].
Está la ética profesional de decir las cosas como habían sido. Pero llegué a decir: “Contra Inglaterra, hasta con la mano.¿Qué quiere que le diga?”. Porque me asistía, hecha todas las aclaraciones, el derecho de pensar de esa manera frente a una Nación que nos había hecho muchos goles con la mano.
-¿La frase “barrilete cósmico” estaba preparada?
Lo de barrilete salió porque yo recurría a un insulto que le habían dicho a Maradona [la frase pertenece a César Luis Menotti, quien comparó a Maradona con un “barrilete que iba y venía”]. Yo agarré esa agresión y la utilicé, como una manera de decir: “Ahí tenés al tipo que acusan de tal cosa”. Y así quedó lo de barrilete. Y lo de cósmico venía porque en un campeonato del mundo todo es “mundial”, todo es “galáctico”, todo es de “astros”, “estrellas”. Y entonces la locura del relato me llevó al “cósmico”. Igual yo creo que lo más interesante es cuando digo “la jugada de todos los tiempos”, porque todavía sigue siendo la jugada de todos los tiempos. O sea, ahí hay un acierto verdaderamente interesante.
-¿Y creés que en algún momento puede haber otra “jugada de todos los tiempos”?
Todo puede ser, pero el tema es hacer esa jugada, en una situación límite como lo era el partido con Inglaterra. La jugada incluso ya se hizo, Messi la hizo contra el Getafe. El mismo recorrido, la misma cantidad de jugadores que quedaron por el camino, un segundo más velozmente, pero era el Getafe y en un campeonato español. Pero la otra fue “una corrida memorable, la jugada de todos los tiempos”.Yo siento que siempre supe que Diego, cuando cruzó la mitad de la cancha, iba camino al gol. Iba envuelto en una burbuja especial, con esa bravura, entre las piernas inglesas.
-¿Qué significó esa jugada en lo personal ?
Fue una bisagra en la historia de mi vida profesional. Yo siempre hago la broma: “Vengo remando hace 30 años con ese gol”, como quien da a entender que vive de eso. Y me ha dado mucho reconocimiento, es increíble. Me han hecho reportajes de todos los países del mundo, y todo en función de ese bendito gol que hizo Diego y que yo tuve la suerte de relatar con ese desborde emocional.
– Después del gol pediste disculpas, por haber “abandonado el tono profesional”…
Y sí, después del grito yo pedí disculpas, y lo hice dos o tres veces. Una vez lo vi con mi hijo, hace ya unos años, por curiosidad, y descubrí que yo me disculpaba porque para mí, en ese instante, había tenido un gran exabrupto, un desborde, porque fue una locura lo que había pasado. Y entonces, me disculpaba.
-¿Era especial en ese momento enfrentar a Inglaterra?
Inglaterra era lo que Maradona les decía a los jugadores. Era el rival más importante que la Argentina podía tener. A tal punto, que cuando yo reviso mis emociones en el Mundial 86, y estoy seguro de que a la gente le paso lo mismo, fue mucho más fuerte ganarle a Inglaterra que ganar la final. Aunque parezca exagerado, yo creo que con Inglaterra la gente tenía en la cabeza todo lo de la guerra. Todos nos mentíamos y decíamos que la guerra es una costa y el fútbol es otra, pero teníamos pendiente eso, pensábamos que era una posibilidad en ese once contra once, con las mismas armas, con los mismos elementos, sin ayudas externas, ver quien era más. Y justo en algo tan apasionante, con los inventores del fútbol, que son los ingleses, y los maestros del fútbol, que vinieron a ser después los argentinos.
¿Y Diego era líder en esa batalla?
Era un choque formidable, estimulado por el interés de lo que había pasado con la guerra. Y yo estoy seguro de que Diego era claro cuando le hablaba sus compañeros. Les decía, según cuentan los propios jugadores: “Estos tipos nos mataron a nuestros hermanos, a nuestros amigos”. Y la arenga les llegaba cuando iban caminando en dos filas hacia el campo de juego, y todos sentíamos más o menos una cosa parecida. Así que para mí fue, en términos de pueblo, un gran alivio que las cosas se dieran de esa manera. Lo único que le faltaba a la Argentina era que después de una derrota militar llegara una derrota futbolística, de esas que duelen en el alma del pueblo.