Por Víctor Hugo Morales – @VHMok
En una entrevista exclusiva, Víctor Hugo Morales conversó con Rodrigo Londoño, más conocido como Timochenko. El líder de las FARC-EP se refirió al proceso de paz y los desafíos que se abren en un nuevo escenario como movimiento político. El rol de Chávez y Fidel Castro y sus respectivas responsabilidades en el inicio de los diálogos con el gobierno de Juan Manuel Santos, su participación en el escenario democrático de Colombia, disputas al interior de la organización y de cara a toda América Latina, algunas de las ideas estructuradoras de la charla.
-Don Rodrigo es un honor poder establecer este contacto. Me gustaría una primera evaluación de lo que ha ocurrido ayer en la entrega del premio Nobel, lo manifestado por Santos, el reconocimiento que ustedes también tuvieron de la academia, lo que allí se dijo, ¿qué sentimientos les disparó?
– Bueno hombre, inicialmente pues agradecer a la vicepresidenta del premio Nobel, la señora Berit Reis, el reconocimiento que hace en mi persona a nuestra organización, a las FARC-EP. Eso nos satisface. Y de todas maneras nosotros celebramos el premio, no al presidente como persona, sino en él a las millones de víctimas que han quedado a lo largo de este conflicto. Yo creo que ese reconocimiento a esas víctimas es válido y es un aliento para continuar con fuerza en lo que nos falta que es lo más importante.
– Ha sido muy ilustrativo de lo que se ha ido conociendo de la historia del acuerdo de paz, que las cosas hayan empezado por Chávez, a partir del pedido del propio presidente Santos. Esto creo que no ha trascendido demasiado y es muy interesante que lo desarrolle Rodrigo.
– Cuando ha habido la posibilidad, he hecho el reconocimiento de la persona del presidente Chávez. Siempre hemos dicho que fue determinante, que fue fundamental para arrancar este proceso, porque cuando estábamos comenzando, siempre deben recordar que fue asesinado el comandante nuestro Alfonso Cano, que fue con quien se iniciaron estos primeros contactos y que una situación de estas genera mucha desconfianza, genera muchas prevenciones y creo que así lo entendió el presidente Santos, frente al error que cometió y le pide al presidente Chávez que converse.
Yo tuve una larga conversación con él, que fue desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana, intercambiando alrededor de esto, del inicio del proceso pero fundamentalmente asegurándonos que iba a estar siempre al lado nuestro y lo primero que uno tiene que garantizar es la vida para poder darle continuidad a las cosas que se inician y él siempre nos garantizó que estaría ahí pendiente de nuestra seguridad y facilitando todos los movimientos que se hicieron en aquella etapa fueron con el esfuerzo del presidente Chávez. Él puso a disposición la logística, puso a disposición todo un equipo de hombres muy profesionales que siempre nos acompañaron en los distintos movimientos que hubo que hacer para las reuniones iniciales, para comenzar este proceso.
– Rodrigo, acceden ustedes a la democracia convencional, a la democracia de los partidos, cuando la misma tiene menos intensidad: cuando las corporaciones hacen abuso del dominio sobre esa democracia y pueden efectivamente -a través de potentes medios de comunicación- adulterar sus efectos. ¿En algún momento teme que pueda ser contradictorio este esfuerzo que ustedes hacen de ir hacia la democracia, cuando la democracia se aleja de lo que como valor tiene para mejorar la vida de los pueblos?
– Mire, primero que todo esto es una lucha y una lucha es porque hay contrarios. Nosotros somos muy optimistas, llevamos más de 50 años enfrentándonos al régimen que cerró las puertas de la democracia para la expresión del movimiento popular y pues se ha presentado esa oportunidad. Hemos logrado un acuerdo que de pronto no se ha valorado la potencialidad transformadora que implícitamente tiene ese acuerdo, en la media de que lo logremos implementar tal cual fue acordado. Ese es el reto que tenemos en este momento y frente al cual estamos llamando a todas las fuerzas de nuestro país que quieren la paz, pero también estamos llamando a la comunidad internacional que está interesada en la paz, a todos los movimientos populares, en especial de América Latina, a que nos acompañen en este reto que tenemos, que yo creo que a todos nos va a servir.
– ¿Qué diría su padre, tan influyente en su vida; y que dirá Timochenko que ha sido su vida la mayor parte del transcurso de la misma, frente a un fracaso, un rebote contra este afán democrático que ahora les anima en caso de observar desde adentro de la democracia -del juego de los votos y de los partidos políticos- es muy difícil acercarle felicidad a la gente más vulnerable?
– Esta lucha que hemos venido desarrollando durante tantos años, me ha enseñado muchas cosas. Y lo primero es ese sentir que debe tener uno como revolucionario de ser optimista. A lo largo de esta lucha hemos vivido momentos sumamente difíciles y complejos. Incluso en la misma historia de nuestra organización, en sus años iniciales por un error militar se perdió el 70% de los hombres y del armamento. Y de ese fracaso nos volvimos a parar y como toda lucha, es un flujo y un reflujo, y nosotros creemos que en este momento en Colombia estamos en un flujo de la lucha popular, de la lucha revolucionaria y estamos convencidos que el pueblo colombiano quiere la paz, y eso es lo más importante, eso es lo determinante. El pueblo colombiano está hastiado de la guerra, de las masacres, de la represión y mientras haya acompañamiento de las grandes masas y de las mayorías, mantendremos el optimismo Víctor Hugo.
– ¿Usted puede garantizar, don Rodrigo, que la guerrilla desaparece por lo menos entre quienes integraron las FARC? ¿No habrá disidentes en el futuro? Y si los hubiera, que situación tan contradictoria se plantearía para usted, ahora afincado en los valores de la democracia, aun si fuese de baja intensidad, teniendo que confrontar con quienes fueron sus compañeros y no obedecen este paso gigantesco que ustedes han dado hacia la paz.
-Lo primero que todo es que uno está seguro de lo que se ha hecho. El trabajo fundamental en la guerrilla es la formación ideológica y política de los hombres que la componen. Yo tengo confianza, mucha confianza en la gran mayoría. Claro, esto es una lucha ideológica y lo hemos sentido, hay un pequeño grupo que decidió abrirse, influenciado por toda esa cultura mafiosa que está inmersa en nuestra sociedad y a pesar de eso, sabemos que la gran mayoría de combatientes, de hombres y mujeres que integran las FARC nos están acompañando.
Y la lucha va a continuar, de seguro que va a haber gente que se cansará y van a haber deserciones, pero también nos va a llegar a las filas del nuevo movimiento político que surge de este proceso, sabemos que nos van a llegar miles y miles de colombianos a acompañarnos de los objetivos que nos hemos propuesto.
– Ustedes aportan a la vida política de Colombia un conocimiento del campo como quizá nadie lo tenga no solo en Colombia sino en América Latina. Ustedes han vivido en el campo, han estado cerca de las vicisitudes, de las injusticias, pero también de lo que se desaprovecha de la vida campesina, en Colombia como en otros sitios en función de los regímenes feudales que prosperan siempre en América Latina ¿Cree que ese puede ser su gran aporte al futuro en democracia de lo que fueron las FARC?
– Estamos convencidos que el acuerdo en la parte agraria que se logró, va a sentar las bases para una gran transformación del campo colombiano. Nosotros tenemos un potencial de más de 14 millones de hectáreas aptas para la agricultura, de las cuales solamente se están aprovechando 4. Tenemos una cultura campesina que debemos de rescatar e impedir que esa cultura mafiosa la destruya; y estamos siendo acompañados por el movimiento campesino en todas las zonas de Colombia. Eso a nosotros nos llena de optimismo y estamos convencidos de que iremos a lograr esos objetivos que nos propusimos inicialmente que es el de la soberanía alimentaria, porque en este momento el 50% de la comida se trae del exterior, debemos de ser autosuficientes y estamos convencidos, repito una vez más, que eso lo vamos a lograr.
– ¿En materia alimentaria Colombia fue alguna vez autosuficiente?
– Si, en los años 80. En los años 80 Colombia no necesitaba importar nada. Pero hoy en día con todas estas políticas de los agronegocios, de los monocultivos y el cultivo de la coca ha ido acabando esa posibilidad de autoalimentarnos. La concentración misma de la tierra latifundista, ese uso de la tierra… todo esto va sincronizado, porque el mismo acuerdo en la parte política nos permite entrar a abrir los cauces de la democracia real donde se tenga en cuenta la opinión de los campesinos, que sean los campesinos los que determinen si en una región se va a explotar o no se va a explotar la minería, cuales son los productos que mejor se dan allí, etcétera.
– Este es un discurso político, seguramente usted lo padece muchas veces escuchando la radio en el monte habrá oído expresiones que le hacían pensar lo equivocados que estaban en el análisis y en la visión que tenían. Ese discurso político ¿cuánto terreno puede ganar en usted Rodrigo, cuánto se prepara para enfrentar la vieja lucha con el nuevo discurso?
– Personalmente nunca me he creído que estaba equivocado. Nosotros hemos trazado una línea que ha sido elaborada colectivamente, hemos estado siempre a partir de analizar las realidades del país, y es a partir de esas realidades del país que determinamos el quehacer diario, el quehacer permanente. Entonces, estamos viviendo una nueva situación en Colombia, siempre buscamos la posibilidad de alcanzar la paz, esta vez se dieron elementos mínimos y lo hemos logrado, por lo menos hemos logrado el acuerdo, viene ahora lo duro: viene ahora su implementación y somos optimistas como lo hemos sido también en el desarrollo de la confrontación armada.
– ¿Que hará Rodrigo con la nostalgia que alguna vez vendrá del hombre que dormía sobre las ramas con un fusil gatillado como compañero de cama, frente a esta nueva etapa de su vida?
– El arma es un aditamento del cual uno no está enamorado. El arma, la utilizamos, la usamos en función de defender nuestras vidas pero nunca hemos sido enamorados de las armas. Para nosotros no es un fetiche el arma, y yo creo que en ese sentido no tendré nostalgia alguna. Estoy seguro que la gran mayoría de los combatientes tampoco la tendrán, creo que el poder vincularnos de manera abierta con las masas populares, de llevarle la orientación sin el temor de que lo asesinen esa es la mayor satisfacción que vamos a tener.
– Exige mucha convicción el nuevo lugar que ustedes ocupan, que será atacado desde la derecha y desde la izquierda. La derecha ya sabemos de qué manera, pero también la izquierda que entenderá como un retroceso -algunos por lo menos lo entenderán como un retroceso en la lucha que durante tantos años establecieron ustedes y en la cual creyeron-. ¿Están bien plantados Don Rodrigo para ese doble frente que tiene que confrontar?
– Sí, yo creo que esa es la lucha. Aquí lo importante es que esas contradicciones las limamos a través del debate, del debate franco, del debate sincero; de que no se siga utilizando la violencia como una herramienta para dirimir las contradicciones. Si logramos crear esas condiciones es una ganancia muy grande, y es el debate válido. Además, es en el debate colectivo donde se va encontrando la verdad y el camino. Y sí, sabemos que desde posiciones de extrema izquierda se hacen señalamientos que no tienen un basamento real, ni convencen mucho. De todas maneras, en todo proceso lo ha habido y este no va a ser la excepción.
– ¿Cómo ha sido la comparación del perfume de la selva con el perfume de la ciudad? Cómo ha sido para ustedes en lo humano el cambio?
– Pues sabes que si se siente. Uno, prácticamente 40 años, con dos o máximo tres mudas de ropa, con la casa encima. Y este cambio es bastante extraño. Eso si, se siente un poco de añoranza, no tanto de nostalgia. Pero claro, es un cambio profundo. Estamos inmersos en esta lucha donde uno como revolucionario está dispuesto a trabajar en el escenario que sigue. Además la idea es mantener este espíritu fundamentalmente colectivo que se crea durante tantos largos años de confrontación, donde se crean lazos internos sumamente fuertes, de amistad, de camaradería, donde estás poniendo la vida. Yo creo que todo eso debe darnos fuerzas para los retos que tenemos.
– ¿Cómo son los reportajes y las opiniones del periodismo colombiano, con respecto a ustedes? ¿Hay ataques persistentes o hay mucho deseo de comprender y escucharlos por encima de acusarlos?
– Si, de todas maneras, en el medio del desarrollo de la confrontación, el Estado colocó toda su capacidad mediática en función de la guerra. Y en función de esa guerra se trataba de estigmatizar a las fuerzas revolucionarias, como si eran monstruos que era necesario eliminarlos y había que sacarlos del medio. Eso ha cambiado un poco. Y es una de las cosas que nosotros estamos peleando. Si vamos a construir la paz, debemos elaborar una estrategia comunicacional para la paz. La guerra ya la hemos superado. Es un proceso que no se da de un día para el otro, pero hay avances importantes, comienzan a haber cambios en unos medios. Pero claro, se mantiene esa doctrina que incide en la formación de muchos periodistas importantes. Eso es parte de la batalla.
– El techo político que ustedes pueden aspirar de momento, ¿les permitiría llegar a qué representación de la vida política en el congreso en Colombia?
– Desde lo personal y de la dirección nuestra, estamos en este momento trabajando en la implementación de los acuerdos. Nosotros y en el caso particular mío, tenemos una responsabilidad muy grande hasta con el último y la última guerrillera, de ver sus condiciones, de que va a desarrollar la lucha, los proyectos productivos que vamos a desarrollar, la formación ideológica que no se puede parar. Tenemos un trabajo al interno bastante grande para ponernos a pensar si vamos a ir al congreso.
Hay una serie de fuerzas sociales que nos están acompañando. En este momento estamos integrando una figura que se llama la organización política, para que comience a crear las condiciones en nuestra formación como partido político. Y se va a crear con ciudadanos que no tengan ningún problema legal y para estos días creemos que tendrá mucho público. Además, le estamos haciendo un propuesta política al país, que es de un gobierno de transición. Nosotros creemos que en el año 2018 que se vienen las elecciones a la presidencia, queremos que haya un presidente que le dé continuidad a este proceso, que haya un presidente que garantice la paz, que asegure la implementación de los acuerdos. Es una idea que hemos lanzado a la opinión, a los movimientos políticos, a los movimientos sociales para garantizar que Colombia alcance la paz.
– Eso implicaría confrontar con Uribe, que no me parece que sea el mejor garante posible para los acuerdos de paz. Políticamente, ¿creen que lo tendrán como un adversario muy fervoroso?
– Si, a lo largo de este proceso se ha visto que hay un sector de la clase dirigente que no quiere apostar a la paz. Que han vivido de la guerra, viven de la guerra y quieren seguir viviendo de la guerra, de la confrontación para a través de ella mantener aplazado el movimiento popular, las reivindicaciones de los sectores populares. Pero cada vez están más en minoría. Cada vez se va imponiendo la linea de la paz. Yo creo que eso da optimismo. Y estamos seguros que esa confrontación va a llegar y es más, lo he dicho, debemos prepararnos porque ellos se están preparando. El señor Uribe se encuentra en EEUU haciendo lobby contra el proceso de paz, y haciendo recorrido por todo el mundo e incluso en Colombia tratando de alentar la guerra. Pero bueno, somos más los que queremos la paz. Lo importante es lograr la unidad de los sectores que quieren la paz. Que no es fácil, pero si hay voluntad estoy seguro que lo vamos a alcanzar.
– Usted ha estado, las FARC, en un extremo de la ideología y han querido el gobierno a través de las armas. ¿Cómo definiría, ahora, esa ideología política en el marco de lo que llamamos la democracia?
– Mira Víctor Hugo. Siempre nos ha inspirado el mismo proyecto político. Si tomamos las armas no es porque quisimos. La lucha la impone la clase dirigente. Fueron ellos quienes pusieron la resistencia armada. Y bueno, se crearon las condiciones para continuar el mismo proyecto político. Esa misma visión de país que queremos, la vamos a continuar con otros métodos, con otras formas de lucha. Y esperamos que esta clase dirigente haya aprendido la lección. Porque han sido más de 50 años tratando de destruir el movimiento popular a través de la represión y no han podido hacerlo.
– Si pudiéramos hacer una estadística, más bien imaginaria, de la situación de Colombia. Si hubiese elecciones, ¿con cuánto creen que cuentan, considerando que muchos millones de campesinos han sido también sus aliados, sus protegidos y los han visto también en la lucha y seguramente les tienen mucha admiración, qué porcentaje cree usted que será fiel a más de 50 años de lucha?
– Desafortunadamente en Colombia, desde que surge la vida republicana ha estado signada por la violencia y por eso ha habido diversos procesos de paz. Pero ninguno ha ocasionado cambios profundos. Nosotros no podemos repetir esa experiencia y para lograr cambios se necesita el apoyo de grandes mayorías. Pero entonces también es necesario hacer transformaciones profundas en la formación de la gente, hay que cambiar la partida social que se ve en distintos eventos sociales, donde el 70 por ciento de la gente no participa. Tenemos que cambiar eso, y para eso nos estamos preparando. Hay que producir transformaciones grandes en los valores de la sociedad. Si logramos ampliar el campo democrático para el ejercicio de la política con las suficientes garantías, seguro lo vamos a alcanzar. Ya especular cifras, yo digo, que las grandes mayorías pueden garantizar el hacer realidad un proyecto como este.
– La muerte de Fidel Castro, coincide, convive en los tiempos con este acuerdo de Paz. Cuba, que ha sido tan importante para el mismo, y seguramente tan importante en la fuente ideológica en que todos los sectores luchadores, desde el lugar que lo ha hecho las FARC en América Latina en particular, tiene que tener seguramente algún golpe muy duro en el corazón de ustedes los revolucionarios. ¿Qué podría decir de la muerte de Fidel, coincidente con este momento de paz?
– Hombre, realmente es duro hablar del tema. Porque se fue un hombre para todos nosotros, y en el caso particular, un referente para la historia desde que tengo uso de la razón. Y su muerte nos golpea desde el punto de vista humano. Me queda la satisfacción de que logramos darle la noticia de que habíamos logrado la noticia, porque Fidel ayudó mucho. Siempre en su estilo, cuidado, el facilitó mucho este proceso que logramos concretar en Colombia y para el tenemos agradecimientos inmensos en ese sentido. Pero bueno, ese es el ciclo vital en el cual estamos signados todos.
– Timochenko, Rodrigo Londoño. Le agradezco enormemente. Entendemos que ha sido muy valioso, como no podía ser de otra manera, conversar con usted. Esperamos poder reemprender este diálogo no demasiado lejos en el tiempo.
– Víctor Hugo, para mi también es un gusto. Espero que podamos compartir con más amplitud y en un escenario donde podamos hablar de los resultados de todo este esfuerzo, donde yo estoy seguro que todos los revolucionarios y los luchadores de América Latina nos están acompañando. Saludos al pueblo argentino, que sabemos que están inmersos en grandes batallas.