Por Marco Teruggi, desde Caracas*. Entrevista con Hernán Vargas, referente del Movimiento de Pobladores y Pobladoras, un movimiento social con desarrollo territorial en las principales ciudades del país.
El Movimiento de Pobladores y Pobladoras es la articulación, a nivel nacional, de organizaciones populares revolucionarias que luchan por la democratización de la ciudad, la tierra urbana, la vivienda, la transformación integral del hábitat y en contra del desalojo, el latifundismo urbano y la especulación inmobiliaria. Forman parte de la Alianza Popular Revolucionaria, un espacio de articulación formado desde el 2012 por diferentes movimientos populares venezolanos.
-¿Cómo caracterizan la etapa que se abre en la Revolución Bolivariana luego de los últimos sucesos acontecidos desde marzo?
-Ahorita estamos entrando el momento más complejo de estos catorce años. Después del 5 de marzo [fallecimiento de Hugo Chávez] entramos en un periodo en el que se debilita la garantía de unidad dentro del chavismo, la orientación del proyecto y su organicidad. La pelea en este momento es cómo construir la unidad dentro de la diversidad del chavismo sin la amalgama que era Chávez. Cómo construir una orientación programática fuerte en función del legado que deja Chávez que para nosotros es en buena medida las luchas del pueblo. Chávez fue un interpretador, un sistematizador importante de las luchas del pueblo.
El tema de la organicidad en este momento nos coloca en una perspectiva muy fuerte de cambiar de una matriz política que nosotros hemos tenido hasta ahora centrada en el liderazgo. Un fuerte liderazgo central, ganado, forjado por Chávez, a una matriz política que tiene que ser mucho más colectiva, en los distintos niveles, que permita generar niveles de dirección política colectiva pero no solo de dirección sino de capacidad de hacer.
Específicamente para nosotros como Movimiento de Pobladores en este momento el tema de la autogestión tiene que ser central, porque es para nosotros la única vía. Es la capacidad del pueblo de hacer, de asumir, de ejercer. Y no es un problema meramente de ejecución de obras o proyectos, es un tema de capacidad de desarrollar dirección, de definir línea programática y de ejecutarla.
Esto que hace al plano de la profundización se complementa con el de la defensa de la revolución, que en estos momentos está en uno de los momentos más complicados. Nunca habíamos llegado a un punto en el cual efectivamente tuviésemos al país picado, polarizado, dividido por la mitad entre el intento de la derecha de imponer una racionalidad de la no conciencia y la agenda nuestra que es un nivel de conciencia que se ha venido asentando pero que hay que trabajar con mayor fuerza porque tiene que llegar a un nivel de trabajo político mucho mayor. Si nosotros no politizamos esa polarización, estamos perdidos.
-¿Cómo analizan la situación del movimiento popular venezolano?
-Es una situación que no podemos disimular que es desfavorable. Durante la enfermedad de Chávez ya la leíamos así. El movimiento popular venezolano está disperso, cooptado, han pasado por catorce años de reflujo y eso es una cosa que nosotros no podemos perder de vista porque si no podríamos caer en un vanguardismo despegado de la realidad. En ese sentido, hemos avanzado en los últimos años en generar niveles de articulación, débiles, que nos han permitido definir ciertas bases programáticas. El reto que tenemos por delante es fortalecer esos niveles de articulación en función de un programa común, y que pase tanto por fortalecer el movimiento popular que existe y hacer de él un referente para la orientación de un chavismo popular que creemos que va en alguna medida a adolecer de una direccionalidad política. Porque Chávez tenía la capacidad de generar línea política para los distintos sectores del chavismo entre ellos el chavismo popular, de base. Para nosotros es el chavismo hegemónico, disperso pero hegemónico, es la potencia central.
Vemos el reto de poder generar política para ese chavismo popular, dentro de la diversidad del chavismo que tenemos a lo interno. Entre un chavismo burocrático estatista más bien conservador, un chavismo de apertura al mercado, de reformas; y el chavismo popular, el que viene del 27 de febrero de 1989, con el Caracazo, para acá.
-¿Cuáles son para ustedes las principales fortalezas de la Revolución Bolivariana?
-La mayor fortaleza que nosotros tenemos es el pueblo, no como un abstracto sino el que ha protagonizado el Caracazo garantizado las coyunturas más fuertes en Venezuela. El mismo pueblo que garantizó la victoria de Chávez en 1999 sin maquinarias electorales y que garantizó 17 procesos electorales, el que garantizó la retoma del poder en el Golpe de Estado del 2002. Fue el que resistió durante la avanzada del paro petrolero de ese mismo año.
No es retórica entonces decir que el pueblo chavista es la mayor fuerza que nosotros tenemos y ahí el legado de Chávez también juega un papel fundamental. Esto es un proceso que tiene una matriz colectiva importante, donde el aporte de Chávez fue generar un proceso donde se instalaron elementos históricos de luchas como es el socialismo como perspectiva, el antiimperialismo, la necesidad de la transformación de la sociedad en lo económico, lo cultural y lo social es lo que está instalado.
Y hay una cosita que a veces nos cuesta leerlo y es que Venezuela como un proceso que ha tenido una matriz nacional popular, en los últimos años tiene una característica distinta a otros procesos latinoamericanos que puedan tener esa misma matriz. Su forma redistributiva ha privilegiado en buena medida la organización y la participación, y ese es un acumulado, disperso en los consejos comunales, en las organizaciones populares de base, en las nacientes comunas, en el movimiento popular que tenemos, es un acumulado fuerte, real. Creo que la cualificación del resultado electoral último es un chavismo mucho más duro de lo que puedes decir es duro el acumulado de la derecha.
-¿De cara a la Asamblea Continental de la Articulación de Movimientos Sociales hacia el Alba, qué valoración hace de la integración de los movimientos populares del continente?
-Es uno de los compromisos más fuertes que nosotros tenemos desde el movimiento popular venezolano. Chávez garantizaba orientaciones en muchas cosas, una de ellas fue la configuración de un bloque geopolítico de alianza en el continente que tiene cierta característica de rescate de las soberanías nacionales, un discurso antiimperialista, y que rescatan matrices nacionales populares, con los distintos matices de los procesos de Ecuador, Bolivia, Argentina, Venezuela, pero hay unos elementos comunes ahí importantes.
Nosotros tenemos la lectura de que para poder darle una perspectiva política que trascienda lo nacional popular, hacia procesos de liberación, de transformaciones mayores pasa únicamente por los movimientos populares, y en Venezuela en particular nosotros tenemos deuda con eso. Es central la construcción de un movimiento popular latinoamericano articulado, fuerte, con capacidad de posicionar agenda política, de tener agendas de movilización de lucha común. Es un reto compartido donde nos identificamos con otros movimientos de América Latina, pero el reto es darle organicidad a eso que leemos como una perspectiva común, pero eso solo es posible con un movimiento popular articulado a nivel de cada una de las naciones para poder pasar a un estadío mayor de patria grande.
* Autor del blog http://americasurrealista.blogspot.com/