Directora General de Relaciones Internacionales y Cooperación en la Ciudad de México, Veka es también militante por los cuidados dignos que es desde donde parte en la lucha feminista. Dialogamos con ella para analizar cómo la elección de la primera presidenta mujer en el país repercute a nivel internacional.
Por María Florencia Alcaraz desde Ciudad de México
En su despacho en Chile 6, cerca del metro Allende, en el mero centro de Ciudad de México, conviven los informes, los pilones con documentos de trabajo y los juguetes de su pequeña hija Alexandra de dos años. Tiene montado un mini jardín de infantes para ella. Porque como toda madre feminista en el poder muchas veces tiene que hacer triples malabares entre la crianza, el trabajo y la militancia. Detrás de su escritorio, en una foto enorme sonríen la niña, Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México y ella Veka García, directora General de Relaciones Internacionales y Cooperación en Ciudad de México. Pero también militante de la colectiva de Maternidades feministas por los cuidados dignos. “De ahí parto mi lucha”, dice a Marcha. Y advierte que hablará como militante y no como funcionaria.
—Bueno, hablemos como militante. ¿Cómo caracterizas esta campaña?
Fue una campaña con mucha energía, muy felices, porque sabíamos que llegábamos. Querámoslo o no, ya ha habido un cambio sustancial: antes no había candidatas, mucho menos candidatas jóvenes. Es increíble ver a muchas compañeras de lucha que fundaron el partido, en 2011, que estuvieron en diversos procesos y ahora ellas son candidatas. Entonces eso ya era para nosotras ganar, ¿no? El ver propuestas muy concretas, muy feministas, ver inserto el tema del sistema de cuidados. Además algo que descubrimos, que nos daba mucha risa, es que metimos esa misma inercia en la oposición: tuvieron que hablar de guarderías, de las infancias de población vulnerable… para ellos no existía antes ver esa agenda.
—Llama la atención, ver tantas candidatas y la paridad real reflejada en las calles, en las lonas y banners de campaña por todos lados.. ¿Cómo fue la aplicación de la paridad? ¿Se cumplió?
Es obligatoria porque sino no inscriben las candidaturas. Por ley de paridad tiene que ir el 50 y 50. Pero fue muy complicada la negociación para los candidatos a la interna. No podía haber mayor número de hombres pero también las mujeres no podían estar en las orillas, en lugares que ya están perdidos donde ni iban a ganar, sino las mujeres tenían que estar en el ámbito competitivo.
Muchos de los hombres decían “Me jodió el género para poder ser candidato”. También ahora lo que veo es que hay un gran porcentaje de jóvenes menores de 35 años. Ese es el cambio que estamos empujando en la agenda, que sea mucho más progresista.
Con el gabinete de (Enrique) Peña Nieto eran puros hombres. Y ahora desde que llega Andrés Manuel López Obrador, primero a nivel representativo, se empieza a notar la diversidad de todo tipo, étnica también, porque hay distintos tonos de piel, distintas edades. Nuestra Secretaría de Gobierno, que es quien ocupa el segundo cargo más importante en el país es Luisa María Alcalde, tiene 35 años y fue secretaria de trabajo a los 30, 33. Una lucha que tuvimos, desde Morena, es que hubiera mucho mayor mujeres en la toma de decisiones y está pasando.
—¿Y qué receptividad tiene toda esta transformación a nivel social?
Aquí (en Ciudad de México) llevamos muchos años con varios derechos conquistados, entonces es una sociedad súper progresista. Algo también que se ha insertado y es súper interesante, es el mirar, el descentralizar, o sea, el tener una mirada mucho más profunda, saber que México es súper grande, que tiene muchísima diversidad y que quizá esta lógica no está inserta en todos los estados. O sea, hay muchos Méxicos.
En Ciudad de México tenemos 17 años o más con el derecho al aborto y llevamos hasta ahora 13 Estados que se sumaron. Y esa es una conquista también de nosotras que fuimos empujando. Y hay Estados en los que no ha pasado porque es una ciudad mucho más conservadora. La gente podrá tener una visión errada de la lucha feminista, puede estar de acuerdo o no, pero sabe que está y sabe que las mujeres tenemos derechos, ¿no?
—México muchas veces ha estado a contramano de la región pero esta vez es doblemente inédito lo que está pasando: la reelección del primer gobierno de izquierda, sumado a la primera presidenta mujer. ¿Cuál es la reflexión que haces al respecto?
Nunca habíamos tenido un gobierno progresista. Me acuerdo cuando era joven y asistía a los eventos internacionales, nunca había nada bueno que decir. Me siento muy contenta porque creo que México justamente se ha posicionado a nivel mundial, nunca había nada que decir y ahora hay referentes que están, no solamente Claudia Sheinbaum, sino también Clara Brugada, la candidata a la Jefatura de Gobierno, Citlalli Hernández, que fue también una senadora súper joven. Y entonces, bueno, estas mujeres que nos lideran, con las que nos sentimos muy gustosas de caminar y que dialogan con el sector social, no solamente con el partidista.
Ahí si vamos en vanguardia porque estamos asistiendo y trabajando sobre esta agenda que había sido relegada y olvidada por toda la sociedad, incluso los progres, o sea, como que no era algo que estuviera discutiéndose.
—¿Qué importancia tuvo que se realizara aquí el lanzamiento de la Internacional Feminista el año pasado?
Mira, hay distintas internacionales, hubo una internacional, pues sabe la histórica, no? Socialista y Internacional Progresista. Hay como grandes grupos que no articulan necesariamente nuestra agenda. Entonces, había compañeras que coincidimos en tomas de posiciones en foros internacionales y siempre decíamos que estábamos haciendo muchas cosas importantes en nuestros países, que había que hacer algo en conjunto, entonces era el momento de hacerlo en México.
Así que empezamos a tener reuniones virtuales. Fuimos generando los preparativos y de repente se dio toda una inercia que todo el mundo se subió con mucha felicidad y aquí llegaron, 100 lideresas a discutir una propuesta de feminismo popular y comunitario. Es una propuesta interseccional, discutiendo distintas temáticas y realidades, pero al final la misma casa: tumbar el patriarcado y lograr visibilizar la lucha que estamos dando las mujeres.
—Nos cuesta como feministas hablar del poder, ¿cuáles son las claves para pensar este México excepcional?
Es una discusión muy fuerte, pero lo cierto es que si tenemos la reflexión de tomar el poder para que. Es muy distinto a los varones. Nosotras lo pensamos en colectivo. O sea, no solamente el poder por el poder de una forma banal.
Todavía nos hace falta fortalecer esta agencia de comunicación de la institucionalidad que estamos construyendo las feministas en el poder. Necesitamos hablar con medios, comunicar en las calles, que todo el mundo conozca las políticas que estamos llevando adelante.
Y que el activismo se entere porque de ahí partimos. Yo vengo de las calles, de estar en la oposición. Hay un prejuicio de que el Estado te va a corromper. Pero estamos tomando el poder, estamos tomando decisiones, no solamente ocupando espacios.
—¿Les preocupa el backlash, la reacción que puede aparecer frente a esta disputa del poder?
México ha sido epicentro de reuniones de la ultraderecha, gente cercana a (Jair) Bolsonaro, a (Donald) Trump, a (Javier) Milei, a José Antonio Kast, a Vox. Entonces sí creemos que están organizando algo. Creo que en este momento en México no han crecido, pero no es menor y lo tenemos hoy en mente y por eso creemos que hay que disputar el sentido común en las calles y hablar con la gente y no dejar el territorio.
—Es una curiosidad absoluta que un gobierno de corte progresista sea reelegido en América Latina y el Caribe. ¿Cuáles son las claves del éxito de la gestión de Andrés Manuel López Obrador?
Voltear la pirámide. Esa frase que nosotras usamos “Por el bien de todas. Primero las y los pobres” fue real. Ahora hay una distribución a través de los programas sociales. Entonces tú ves a la gente feliz, están yéndose a vacacionar, tienen descanso. Vamos ahora por la disminución de las horas del trabajo. Hay atención a las mujeres cuidadoras, a las que están atendiendo la limpieza del hogar. Entonces, todas estas políticas enfocadas en las poblaciones más vulnerables se notan.
—¿Cuáles son los desafíos que tendrá la próxima presidenta?
Hubo baja en los feminicidios pero esperamos que no haya nunca nadie, ninguna mujer que fallezca por feminicidio, transfeminicidio o infanticidio. Creemos que todo se atora todo en las fiscalías. Entonces estamos proponiendo cambiar ese sistema judicial, darle la vuelta y generar una perspectiva feminista.