Ante la amenaza de cierre del hospital especializado en salud mental y atención a pacientes con consumos problemáticos, las y los trabajadores convocaron a una jornada cultural en las puertas de la institución para impedir su cierre. El Hospital Laura Bonaparte es una referencia en su especialidad y atiende miles de pacientes entre niños, niñas, adolescentes y personas adultas.
Por Redacción Marcha
El flamante ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, inauguró su gestión con dos medidas que podrían dar señales clarísimas del rumbo de su política pública. En primer lugar, el miércoles pasado resolvió despedir al Consejo de Administración del Hospital Garrahan, y el viernes anunció el cierre del servicio de guardia e internación del Hospital Nacional de Salud Mental Laura Bonaparte. Al personal de la institución se le informó que ya estaría firmado el decreto para el cierre definitivo de la institución ubicada en el barrio porteño de Parque Patricios.
La noticia llegó a pocas horas del fin de semana, pero en muy poco tiempo se activó una red urgente de acción colectiva para denunciar la medida del gobierno que implicaría el despido de 600 trabajadores y trabajadoras y dejaría sin atención a miles de pacientes que concurren a la institución. De inmediato se multiplicaron los comunicados en redes sociales, los mensajes y la convocatoria a un festival destinado a las infancias que tuvo lugar durante toda la tarde del domingo en las puertas del hospital donde también funciona el “Jardín de los abrazos”. La comunidad fue a abrazar al Bonaparte, a sus trabajadores y pacientes, porque tal como lo expresó una psicóloga del hospital, Sofía Marino, “esta lucha también es de los pacientes”. Sofía trabaja en el área de demanda espontánea y coordina un grupo de mujeres y disidencias, al ver la cantidad de gente que se hizo presente destacó la respuesta de la comunidad y de diferentes sectores para acompañar la lucha. “Es un día muy importante porque vamos a hacer una vigilia para profesionales dentro del hospital para impedir el cierre de la institución”, afirmó la psicóloga. “Es un hospital que tiene una amplia trayectoria en el trabajo con la comunidad del barrio y también a lo largo de todo el país. Somos el único hospital de salud mental con referencia nacional, acá se acercan distintas personas no solamente de Parque Patricios, sino de todo el país para consultar por tratamientos que, cabe aclarar, no se están facilitando ni se están garantizando en ningún otro espacio”.
Aunque el gobierno calificó la medida como un “reordenamiento” y “plan de reestructuración del Hospital Bonaparte”, para las y los trabajadores “el cierre del hospital es casi inminente en la medida en que no se nos dé ninguna respuesta”, afirmó la licenciada Sofía Marino. Además, añadió que “la situación es muy precaria en este momento. Nos encontramos no solamente con el inminente cierre del hospital sino con recortes. 30 profesionales, trabajadores del hospital fueron despedidos, sufrimos recortes salariales y estamos con un 1% de aumento en el último mes que, claramente, no acompaña la situación económica actual”. A esos 30 despidos se suma la pérdida de otros 30 profesionales que debido a las condiciones de precariedad laboral se vieron forzados a irse. Precarización, desfinanciamiento o cierre directo de las instituciones es la política pública del gobierno de Javier Milei en materia de salud pública. Para la comunidad del hospital es muy preocupante la situación de las 37 personas internadas, “no sabemos qué puede pasar con los pacientes. Estamos muy preocupados”, afirmó la psicóloga, “dicen que van a redirigir a los pacientes a distintas instituciones pero no va a ser posible porque son pacientes con alta complejidad que se encuentran en tratamiento psicológico psiquiátrico, algunos están internados y la situación es muy compleja. No tenemos otra respuesta por eso, la respuesta la está dando el pueblo, nosotros como profesionales y los pacientes”. Ante esta situación de deriva para las y los pacientes en situación de internación, los más de 500 adultos y 360 niños, niñas y adolescentes que se atienden en el Hospital Bonaparte, el CELS presentó un Habeas Corpus que el juzgado Criminal y Correccional 44 atendió en el día de hoy y le dió 24 horas al Ministerio de Salud dar explicaciones sobre el cierre de los servicios, el plan para las personas internadas, si serán derivadas y a dónde.
La llegada de la gente era continua, se sumaban banderas de agrupaciones, asambleas barriales y personas que se atendieron en el Hospital que desde 2016 lleva el nombre de la psicóloga Laura Bonaparte, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Toda la extensión de la calle Combate de los Pozos hasta la Avenida Caseros estaba colmada de apoyo para impedir el cierre del Bonaparte. Llegaron quienes se atendieron en el hospital, quienes tienen o tuvieron familiares o seres queridos internados o en tratamiento. Para Alfredo Fernández Oro, integrante de Jubilados Independientes y ex trabajador estatal, el cierre del Hospital Bonaparte “es algo nefasto. En su rubro es lo mejor que hay. Cerrar la guardia, la internación. No hay otro hospital de excelencia así en la capital. Es parte nuestra el Bonaparte. Como agrupación de jubilados significa mucho acompañar esta lucha también, es un orgullo junto con las asambleas. La salud pública hay que defenderla y tenemos que ser mayoría”, afirmó.
“Acá respetaron mi pronombre, nada más y nada menos que eso”
En la esquina la Columna Mostri convocó a una asamblea pública, allí se compartieron experiencias vinculadas con el Hospital Bonaparte y el vínculo de la institución con la comunidad LGTBIQ+. Desde el respeto por el pronombre hasta la creación de políticas públicas para darle abordaje al tratamiento de la salud mental y/o a los consumos problemáticos, el hospital desde su creación en 2016 está cerca de las disidencias sexuales. An Millet, trabajador social del Bonaparte, comentó sobre el trabajo para facilitar la accesibilidad a la salud de travestis y mujeres trans con consumos problemáticos en la Ciudad de Buenos Aires iniciado en 2017 producto de una investigación que, en 2018 creó “el vínculo directo con el Hotel Gondolín y el armado de un equipo interdisciplinario que va todas las semanas, desde ese momento, a atender a las travestis y mujeres trans que viven en el hotel. Esa es una política que se sostiene hasta el día de hoy”. Posteriormente, “en 2019 se abrió el servicio de salud integral que es el que garantiza en este momento los procesos de hormonización y también los tratamientos de manejo del dolor para personas que tienen silicona mal aplicada. En 2020 se hizo un trabajo de adecuación de los formularios y los procesos administrativos para que coincidan con la identidad de género que, si bien, se hizo un primer adecuamiento cuando salió la ley en 2012, en 2020 se llevó adelante de forma más precisa”, dijo An Millet. Desde 2021, el Bonaparte comenzó a articular con una organización Socio Ballroom que es parte de la cultura ballroom de la Ciudad de Buenos Aires, porque empezaron a recibir muchas de situaciones de personas con problemáticas de salud mental o de consumo problemático. El respeto por el pronombre no es ni más ni menos que el trato digno y en muchos casos, una puerta para iniciar un tratamiento de salud mental para personas de un colectivo que supo ganar derechos y que, hoy está en riesgo por el desguace de políticas públicas. Desde su inicio el Hospital Laura Bonaparte acompaña a la comunidad LGTBIQ+, de hecho, cuenta con el 1% del cupo laboral travesti trans antes de la sanción de la ley. Además de llevar el nombre de una madre de Plaza de Mayo, el auditorio lleva el nombre de Diana Sacayán.
Foto de portada: Rocío Prim