Por Aníbal Garzón* desde España. Las principales fuerzas populares europeas enfocan sus prismáticos en los procesos posneoliberales de América Latina. Una lectura sobre los avances y contradicciones que sirven de aprendizaje a la renovada izquierda europea.
En el actual momento histórico del derrumbe que padece el modelo del “Estado de Bienestar” en Europa -al igual que fue histórico y causante de ello el antecedente derrumbe del Muro de Berlín en 1989- y la inserción de una nueva arquitectura neoliberal que reduce el gasto público según las directrices de la Troika (Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) o el “Pacto de Responsabilidad” que aprobó el gobierno “socialista” francés, los principales afectados del neoliberalismo, como los Indignados del 15-M en España, enfocan su prismáticos en la izquierda latinoamericana.
América Latina hace más de 20 años caminó por la ruta que actualmente transita Europa. Con la aprobación del Consenso de Washington a finales de los ´80, un plan neoliberal decidido en despachos de Estados Unidos para implementar en los países latinoamericanos como solución a la “crisis de la deuda”, llevó a que los nuevos Estados democráticos neoliberales redujeran su intervención en la economía productiva y reguladora dando espacio al mercado privado de las grandes corporaciones y al sistema financiero internacional.
El crecimiento de la pobreza y la desigualdad aceleró las luchas y movimientos sociales de las clases más afectadas por el neoliberalismo llevando, en algunos casos, a la llegada de nuevos gobiernos de izquierda posneoliberal, como el de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador.
Según el intelectual y vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, la deslegitimidad del neoliberalismo en las clases populares de un país se inicia con “el momento de develamiento de la crisis de estado”[1], es decir, cuando el sistema político y simbólico pierde legitimidad y empieza a tener fuerza una protesta conjunta. En el caso de Bolivia, ese momento fue en la Guerra del Agua iniciada en Cochabamba en el año 2000 contra la ley de privatización del agua por parte del gobierno de Hugo Banzer.
En Venezuela, ese momento fue el Caracazo de 1989. Esta primera fase de protesta conlleva a un segundo periodo que Linera llamó “empate catastrófico”. Es decir, se inicia la expansión del movimiento de protesta organizado a nivel estatal, pero no solamente la geografía es el punto trascendental, sino pasar de la protesta a la construcción. La construcción de una organización de masas presenta una propuesta de alcanzar el poder con un programa propio y pone en jaque al sistema político.
En Bolivia, la Guerra del Gas de 2003 fue el punto clave para la consolidación nacional del Movimiento al Socialismo (MAS) y la construcción de la “Agenda de Octubre” con tres puntos: la nacionalización de los hidrocarburos, la convocatoria a una Asamblea Constituyente y el juicio al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. En Venezuela se construyó el Movimiento V República liderado por Chávez, quien hizo campaña por todo el país para las elecciones de 1998 conociendo a los afectados del modelo neoliberal, las clases populares.
Este proceso hoy se repite en Europa, principalmente en la zona sur que es la más afectada por la crisis económica internacional y las medidas de austeridad de la Troika. En el caso de España, la fase de “momento de develamiento de la crisis de Estado” se dio con el nacimiento del 15-M y los indignados en mayo de 2011, donde miles de personas salieron espontáneamente a las calles de Madrid, y posteriormente de todo el Estado, para protestar contra el endurecimiento de los recortes neoliberales, las medidas de privatización, la ruptura del modelo de Estado del Bienestar, los altos índices de desempleo juvenil y estructural, los desalojos, etc.
Actualmente, está entrando en la segunda fase de “empate catastrófico”, donde se están conformando diferentes fuerzas y coaliciones políticas con gran apoyo popular que rechazan las medidas neoliberales que implementa el gobernante Partido Popular (PP) y la falsa oposición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La naciente fuerza de izquierda alternativa y popular PODEMOS, que obtuvo gran voto de los indignados del 15-M, se fundó en enero de 2014 y cinco meses después, el 25 de mayo, consiguió cinco parlamentarios en las elecciones europeas. Además, están en crecimiento otras fuerzas locales nuevas como “Guanyem Barcelona” o fuerzas estatales históricas como el frente de Izquierda Unida (IU), coalición de la que es miembro el Partido Comunista de España (PCE).
Según el último informe de julio sobre intención de voto, realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), PODEMOS sería la segunda fuerza nacional con el 11,9 por ciento, estando muy cerca el PP como primera fuerza con el 12,8 por ciento y el PSOE pasaría a la tercera con el 10,6 por ciento[2].
Sin pecar de mecanicismo histórico, la dialéctica entre neoliberalismo y posneoliberalismo mantiene procesos similares si el neoliberalismo produce un descontento popular y ese descontento se formaliza en una fuerza política nacional en búsqueda del poder. Dado que España está años atrás de América Latina sobre la llegada al poder y la consolidación de un gobierno rupturista posneoliberal es evidente, y necesario, que más de 500 años después de la Conquista por fin se mande a la basura el etnocentrismo colonialista y se utilicen los prismáticos del Atlántico. No para copiar sino para aprender.
Los regionalismos latinoamericanos
Usando los prismáticos desde la península ibérica hacia América Latina se producen varias dudas y anotaciones: ¿qué desafíos persigue la izquierda latinoamericana?, ¿hay cambios de modelo productivo sobre la dependencia con el Norte?, ¿qué contradicciones hay entre la izquierda latinoamericana gobernante y, si existe, una izquierda de oposición?, ¿hay contradicciones entre gobiernos de derecha y de izquierda en la integración regional?
América Latina tiene algunas particularidades continentales por su contexto histórico pero actualmente crecientes diferencias regionales, e incluso nacionales, por sus proyectos. Existen tres grandes frentes gobernantes ubicados tipológicamente: la izquierda rupturista que son los llamados países de la ALBA-TCP (Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador) y persiguen un modelo socialista, con sus contradicciones; los estados cercanos a un desarrollismo keynesiano, de intervención del Estado pero sin ruptura con el capitalismo, como son los de Brasil, Argentina y Uruguay, y la existencia un conglomerado de países ultraneoliberales ubicados en la Alianza del Pacífico (México, Perú, Colombia, Chile).
Esta tipología de gobiernos y regionalismos en América Latina acaba presentando realidades diferentes a la izquierda latinoamericana según sus contextos nacionales. No es el mismo frente de batalla el de los aymaras del MAS en Bolivia sobre construir una sociedad plurinacional, como dice la Constitución, que los mapuches reprimidos duramente por el Estado chileno. No es el mismo frente de batalla de los campesinos ecuatorianos son su ley de Soberanía Alimentaria que los campesinos colombianos que luchan contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Por lo tanto, es evidente tener en cuenta en toda agenda política tanto las realidades locales como regionales y continentales para poder fortalecer las estructuras macro como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), desde movimientos sociales de protesta antineoliberales como gobiernos de construcción posneoliberal.
La izquierda latinoamericana, analizando sus realidades locales, debe buscar tanto una base mínima de puntos en común continental y sobre todo el aprendizaje de experiencias de un país a otro. Una Europa alternativa seguirá mirando con prismáticos la integración latinoamericana para aprender y responder las preguntas expuestas en la mesa.
Notas:
1- VV.AA: “El Estado: Campo de lucha”. CLACSO
*Sociólogo, comunicador, editor de kaosenlared y analista internacional especializado en temas de América Latina