“Academia Carajo, Racing campeón en el país del ‘que se vayan todos”. Ese es el título que eligió Alejandro Wall para su libro sobre el Racing campeón del 2001. Marcha entrevistó al autor de esta historia que entrecruza los conflictos sociales y políticos del país de aquella época con la gesta del club de Avellaneda.
Tu libro se propone una perspectiva innovadora en lo que hace a la forma de encarar la historia de un club, ¿Qué fue lo que te motivó a escribirlo desde ese punto de vista?
Lo primero que me motivó es que creí que era una gran historia de contradicciones. Racing es una historia en sí misma, sus 35 años sin títulos, el descenso, la quiebra, y esa desmesura que nos pinta de cuerpo entero. Y luego diciembre de 2001, la lucha en las calles, los presidentes fugaces, la represión, el hambre, el piquete, el corralito y la cacerola. Quería contar una historia entre la calle y la tribuna. Además, soy hincha de Racing y militante. Fui a casi todos los partidos de ese título y además estuve en la calle en esos días. Por lo tanto era una historia me tocaba bien de cerca.
En el libro se entrecruzan historias de militantes e hinchas de Racing. ¿Qué relación hay entre fútbol, militancia y lo pasional de esas experiencias?
Lo que encontré fue que aquellos militantes comprometidos, tipos que estaban en la calle luchando, poniendo el cuerpo, también desesperaban por ser campeones. Eran 35 años, mucho tiempo, mucho tiempo de sufrimiento. Una de las historias más fuertes es la de Martín Sharples, un militante ejemplar, que perdió su pierna en una accidente de motos, que levantó heridos en la 9 de Julio, y que el día de la final con Vélez fue a la cancha con una camiseta de Racing que tenía una leyenda escrita por él mismo: “Paren de matar al pueblo”. Cuando le pregunté si no tenía contradicción con haber festejado el título en un Obelisco que todavía tenía la sangre caliente de los caídos por la represión, Martín recordó una frase que le escuchó al Pato Fillol en esos días: en un país de injusticias, al fin ocurría algo justo con Racing campeón.
Al mismo tiempo, también relatas la presión política y los acuerdos que hubo para que Racing pudiese ser campeón. En ese contexto de movilización popular ¿qué rol jugaron las decisiones dirigenciales y políticas? ¿Qué intereses había detrás?
Ramón Puerta, que era el presidente interino luego de la huída sangrienta de De la Rúa, armó una reunión en la Casa Rosada para hacer que Racing pueda jugar. Un sábado a la mañana, en un país lleno de urgencias se negoció el partido de Racing con Vélez, que se había suspendido el 20 de diciembre. Puerta sostiene que utilizó ese partido para mostrar una imagen de normalidad. Es más, en las 48 horas que estuvo en el poder, dice que hacer jugar a Racing fue una de sus medidas más importantes junto con poner plata en los cajeros. El poder político siempre utiliza el fútbol. Esta no fue la excepción. Eso no anula la épica y la hazaña del juego. No anula la pasión. Pero siempre es bueno saber cómo el poder articula por atrás para defender sus intereses.
¿Queres agregar algo más?
El libro también es la historia de la resistencia de Racing. Nuestra resistencia fueron esos 35 años sin títulos, en donde nos pasó de todo, incluso el anuncio de nuestra desaparición -recuerden a la contadora Ripoll- (N de R: el autor se refiere a la síndico que anunció la quiebra del club en el año 1999). Tuvimos que llenar estadios sin jugar, meter más papelitos que otros, contratar aviones para joder a los de Independiente y reventar todas las canchas. No ganábamos en el césped, pero tratábamos de ganar en la tribuna. Nos hicimos hinchas de nuestra hinchada. Hasta que un día decidimos rebelarnos, dejar de perder, y ganamos. Salimos campeones, al fin. Es cierto que sólo nosotros podíamos ser campeones en ese país de diciembre de 2001. Tenía que ser así como parte de nuestra historia. Por eso creo que el libro cuenta la historia de las dos resistencias: la racinguista y la argentina. Y la historia de dos pueblos que después de muchos años de derrotas un día decidieron ponerse de pie: los hinchas de Racing y los argentinos.
Alejandro Wall es periodista y actualmente escribe para Tiempo Argentino y la revista deportiva Un Caño.