Segunda parte de la entrevista al sociólogo brasileño Ricardo Antunes, sobre la movilización popular que vive Brasil. La “llegada tarde” del movimiento campesino y sindical y el futuro del movimiento popular.
– ¿Qué rol jugaron y juegan los medios de comunicación?
Los medios comenzaron diciendo que eran vándalos pero rápidamente cambiaron de postura y empezaron a defender las manifestaciones cuando comenzaron a tomar dimensiones de masas y los sectores de derecha comenzaron a participar. Empezaron a decir “vamos a las marchas contra los políticos, contra los partidos políticos”.
Por primera vez en Brasil se dio la represión de sectores de la derecha contra la izquierda que fue agredida no solo por la policía sino también por la derecha que participó de algunas manifestaciones. Ahora se recluyeron un poco.
Ahora se han reducido las grandes manifestaciones para dar paso a manifestaciones microscópicas en todo el país, por ejemplo, en una cabina de peaje porque circular por una autopista es muy caro, en otros casos para impedir el flujo de mercancías y personas.
La izquierda participa porque el movimiento los representa. Hay siete millones de jóvenes brasileños en la Universidad. Creció mucho y no tienen experiencia política pero sí la percepción de que todo va mal en el país.
Este cambio es sustantivo, sustancial y la representación política está completamente desorientada. Las grandes clases dominantes, los grandes bancos, los grandes industriales, el gran capital intentan marcar la orientación del gobierno para que no cambie y la población parece derretir la política económica.
Creo que el proyecto lulista encontró su derrota. Puede recuperarse. Collor que cayó en 1992 hoy es senador por Alagoas. “Vuelve, todo vuelve”, pero también todo puede cambiar en una dirección u otra. Nunca será lo mismo.
– Se ha introducido dentro de las reivindicaciones el tema de la reforma agraria. Días atrás Dilma recibió este reclamo en una reunión con movimientos campesinos. ¿Cuál ha sido el rol del MST en este proceso?
En el proceso de las rebeliones de junio el MST no cumplió ningún rol. Es una situación difícil de explicar por qué el MST no participó en sus primeros momentos. El MST vive una dificultad muy profunda: hace ocupaciones, lucha por la posesión de la tierra, pero algunos de sus núcleos dirigentes están muy entrelazados con el gobierno, probablemente sean mayoritarios.
– Una situación parecida vive la Central Única de Trabajadores (CUT).
Sí, en la CUT la adhesión al gobierno es mucho más intensa. En el caso del MST hay lucha y adhesión. ¿Qué pasó? Las movilizaciones comenzaron por el MPL, el movimiento de los sin techo, después por los movimientos de la periferia de las ciudades, los estudiantes y otros, pero el MST participó muy poquito. La manifestación del 11 de julio es la primera que es convocada por el MST y las organizaciones sindicales. En las anteriores la participación fue muy pequeña. No fue que no existiera pero nada que ver con el papel protagónico que tuvo el MST en las últimas tres décadas. Imagínate que cuando una familia entra a un asentamiento los lulistas le dicen que con Lula no es gran cosa pero es mejor, es menos malo que con otros y esta tesis es muy fuerte en la dirección del MST.
En los últimos diez días el MST, la CUT y Fuerza Sindical (una central de origen neo-liberal al revés de la CUT), están participando de las movilizaciones porque era imposible quedarse afuera. El MST, al que respeto profundamente -soy profesor voluntario de la Escuela Florestán Fernándes-, demoró en percibir que el país cambiaba.
Esta rebelión fue de los estudiantes y de los asalariados urbanos de la periferia, no rural. En el inicio fue el MPL, el movimiento estudiantil, con sus tendencias, incluso con sus partidos políticos que tienen actuación en la juventud.
El movimiento estudiantil está conectado con esta cuestión vital del transporte público porque un estudiante que vive en la periferia de San Pablo si usa un tren, el ómnibus y el subterráneo puede tardar entre tres y cuatro horas para llegar a su trabajo y otras tantas para volver. Son ocho horas viajando como un animal.
– ¿Cómo es eso que se lee en los diarios sobre los empresarios de San Pablo que se transportan en helicópteros?
Representa unos de los índices más altos del uso de helicópteros en el mundo. Demuestra el elitismo, el carácter clasista, hay una burguesía muy rica en nuestro país, también en Argentina.
Como en San Pablo hay un tránsito caótico, el transporte aéreo con helicópteros es muy importante. La misma burguesía que circula en helicópteros, vive en barrios cerrados, altamente vigilados, donde se pueden encontrar departamentos y casas de R$30/40 millones mientras 30.000.000 de brasileros viven en la miseria.
Lula decía y lo repite Dilma, que quien gana más de R$70 por mes no es más miserable. Son U$S30. ¿Quién vive con U$S 30 por mes? Es lo que vamos a pagar en este restaurante para almorzar, en una mañana, ¿te parece que una persona deja de ser miserable con U$S30? Hay 30 millones en esta situación y otros tantos millones que son pobres. El mito del país que crece, de la 6ª economía del mundo que pronto será la 5ª. Eso se acabó porque el pueblo comprendió que eso tiene que cambiar profundamente.
– ¿Qué pasos debe encarar el movimiento ahora? ¿Cuáles son las cuestiones vitales?
Lukács tiene un fragmento que puede ayudar a ilustrar lo que estoy diciendo. Él decía que en la vida cotidiana hay una sucesión de cosas, yo hago esto y aquello, después de la entrevista vamos a almorzar, a trabajar, son cuestiones de la vida cotidiana. ¿Qué vamos a hacer a la noche? No sé, salir a conocer la ciudad, por ejemplo. Las situaciones de la vida cotidiana son innumerables, pero en las situaciones revolucionarias y pre-revolucionarias (que no es la nuestra, yo aquí estoy haciendo una metáfora), Lukács decía que se condensan algunas cuestiones vitales que cuando afectan al conjunto de la población el mundo cambia. “Libertad, igualdad y fraternidad” en la revolución burguesa iluminista de 1789. “Paz, pan y tierra” en Rusia en 1917.
¿Cuáles son las cuestiones que tocan la vida cotidiana hoy? ¿El trabajo, la naturaleza, el entrecruzamiento de trabajo y ecología, la de los bienes vitales como el agua por la que luchan los pueblos indígenas, el gas, la megaminería, el combate contra las privatizaciones, contra los grandes laboratorios medicinales que se apropian de la cultura popular, del hacer de la naturaleza que se cambia en medicina para ricos? ¿Cuáles son las cuestiones vitales hoy?
Por eso los movimientos sociales y políticos que hoy encuentran esas cuestiones vitales son los que avanzan. Si los partidos de izquierda quieren tener futuro en el siglo XXI, aunque ninguno de nosotros tenga certeza de futuro, tendrán que reinventarse, redescubrir cuáles son las cuestiones vitales. No basta un grupo de vanguardia y sus propuestas si éstas no tocan cuestiones vitales.
Cómo pensar un nuevo modo de vida que recupere los valores del socialismo en el siglo XXI, que no serán los del siglo XX. Son desafíos que nosotros tenemos y en mi opinión estamos en un laboratorio espectacular de lucha social.
Estamos en un momento espectacular de la historia y no vamos a tener otra chance de ver otro momento como éste en las próximas décadas. Como en el inicio del siglo XX con la Revolución Rusa, la I Guerra Mundial, las revoluciones socialistas. El siglo XXI comienza con movimientos de sus placas tectónicas. Miro al mundo con mucho optimismo para que el siglo XXI sea mucho mejor que el XX. También tengo el miedo que todas las ventanas están abiertas para la humanidad, las más generosas y las más tenebrosas.
-“Socialismo o barbarie”, como planteó Rosa Luxemburgo
O como dice Itzván Meszáros, “Socialismo o barbarie, si tenemos suerte”, porque en la barbarie ya estamos. Socialismo o fin de la humanidad. Mirá el caso del terror norteamericano y mundial. Los EE. UU., la inestabilidad mundial, la crisis de Medio Oriente, el imperialismo de Israel contra los pueblos de esa región, por eso Meszáros hacía el chiste y decía: “Barbarie, si tenemos suerte”.
– Creo que sería un buen final. No sé si querés agregar algo más
Como marxista y socialista afirmo que en la barbarie ya estamos, así que tenemos que luchar hacia un socialismo de nuevo tipo que rescate una sociedad humana, con una producción que contemple la ampliación del tiempo libre, el no-trabajo, intentando una articulación viva entre felicidad individual y colectiva. No solo individual. Es difícil y excepcional que nuestra subjetividad en el plano individual encuentre plenitud y felicidad y este es un imperativo de este siglo.