Por Camila Solari. En los últimos diez años la problemática de la comunicación se vio enfrentada a muchos aspectos que van más allá de la ley de medios. Marino y Becerra, dos especialistas de la comunicación, analizan los avatares de la política comunicacional en los diez años de kirchnerismo.
Para entender la política comunicacional en los últimos diez años es necesario plantear esta década en dos etapas. Por un lado, el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner que comprende de 2003 a 2007. Por otra parte, de 2008 en adelante donde surge una nueva mirada que fomenta nuevas maneras de plantear la comunicación.
En una entrevista en el programa de radio Llevalo Puesto en FM La Tribu, el licenciado en comunicación social Santiago Marino, abrió el análisis retomando el escenario político y económico al cual se enfrento el ex presidente en 2003. “El kirchnerismo asume con adversarios específicos. Políticamente, el neoliberalismo que emerge de la crisis de 2001 con mucha debilidad política y necesita reconstruirla. En términos comunicacionales, es el diario La Nación. Eso se vincula con una alianza que hereda pero que profundiza con el grupo Clarín”.
Esta “herencia política” que asume el kirchnerismo en su primera etapa es recibida del duhaldismo. Y se empalma en una ley que beneficia a multimedios como el Grupo Clarín.
En Llevalo Puesto, el doctor en Ciencias de la Información e investigador del CONICET, Martín Becerra analizó el proyecto que fue aprobado tres semanas después de la asunción de Néstor Kirchner. “Se la conoce como ley de bienes culturales e impedía que los acreedores externos de los grupos de medios nacionales pudieran tomar más del 30 por ciento del capital accionario de estos grupos como parte de pago de deudas incobrables, porque se había roto la paridad peso-dólar”, explicó Becerra.
“El gobierno necesitaba, en términos políticos, construir un poder. Para ello se apoyó en el Grupo Clarín. En términos de construcción comunicacional, hubo una estrategia de ubicar al poder ejecutivo como un actor capaz de discutir la agenda”, sostuvo Santiago Marino.
Vale destacar que la ley de bienes culturales no fue el único proyecto aprobado por el kirchnerismo que benefició a los multimedios. Por el contrario, “prorrogó las licencias televisivas de los grupos Telefónica y Clarín en diciembre de 2004, y seis meses más tarde, prorrogó las licencias de todas las empresas de comunicación de la argentina por otros diez años. Con esto, el presidente Kirchner le otorgo al grupo Clarín o a Telefónica 20 años de prórrogas de explotación de sus licencias que vencerán en el año 2024”, argumentó Becerra.
Además en la víspera del fin de su período, el ex mandatario autorizó la fusión Cablevisión – Multicanal. La empresa más importante en materia económica del Grupo Clarín.
Santiago Marino sostiene que “de 2003 hasta 2007 es un gobierno que queda a mitad de camino entre el progresismo discursivo y las medidas que profundiza. La concentración que hereda y algunos avances acerca de un aspecto fundamental: los medios públicos.” Hay que reconocer que fue precisamente en este período donde se otorgó inversión económica y cierta visibilidad a los medios públicos.
“En esta primera etapa del ciclo kirchnerista lo que vemos es salvataje económico, ayuda a los medios de comunicación, más concentración de la propiedad, proscripción para actores sin fines de lucro. Seguía vigente la ley de la dictadura militar, la 22.285 de radiodifusión. Pero es verdad que Kirchner no siguió adulando al periodismo como intermediador entre la política y la sociedad”, sostiene Becerra.
En su segundo período que comprende de 2008 en adelante, el kirchnerismo asume una posición diferente. Esta segunda etapa tiene en medio la sanción de la Ley de Comunicación Audiovisual, el debate para su aplicación y la pelea con el Grupo Clarín.
“El gobierno de Cristina tiene como dolor de parto el caso Antonini Wilson y como resaca del parto la disputa por la 125, eso es el verano del 2008. Y en esas dos etapas hay elementos que duran que es la concepción de los medios de comunicación y un cambio elemental del paradigma, la ley, el debate por la ley y el debate por la aplicación de la ley, lo que pasa es que el kirchnerismo es todo eso junto”, sostiene Marino.
La problemática se enmarca en una concepción de lo mediático acerca de la dualidad política que se crea. No hay grises, o sos K o sos PRO. Becerra sostiene que “se baja la línea política sin que haya ningún tipo de reflexión seria sobre el carácter de mediación. Pero sería injusto decir que el kirchnerismo no ha tenido por lo menos una retórica democratizadora de apertura o de inclusión. Sin embargo, veo muy poco representada esa retórica en los concretos hechos materiales.”
Marino sostiene que el error político del kirchnerismo es que encuadra a la ley de medios en su pelea con Clarín. “De 2009 a 2011 la ley se aplica poco y mal. En orden de prioridades, primero por la posibilidad de los grupos de demorar la ley, a los dos meses de sancionarla consiguieron la cautelar, en segundo lugar por decisión política del gobierno y en tercer lugar por la convivencia de la oposición a la agenda de los grandes medios. De 2011 en adelante. los factores siguen siendo los mismos pero se alteran. Se aplica poco y mal primero por responsabilidad del gobierno, segundo por la rémora que tienen los grandes grupos y tercero por la incapacidad de la oposición que cambia su estrategia pero no logra ni siquiera imponer el nombramiento de sus representantes en el AFSCA. En todos los casos es un error táctico y estratégico del gobierno.”
Sin embargo, ambos especialistas sostienen que los productos comunicacionales más destacables del kirchnerismo son el debate abierto que derivó en la sanción de la ley de medios y algunas experiencias comunicacionales inclusivas como Canal Encuentro. En diez años, la comunicación se vio en medio de diversos avatares. Sin embargo, el camino es largo y serán los medios alternativos y populares los que pregonen la bandera del cambio.