Uruguay sigue destacándose como una de las democracias más sólidas de América Latina, junto con Costa Rica, y la más estable de América del Sur, según The Economist. En este contexto, el 1 de marzo de 2025, asumió como nuevo presidente Yamandú Orsi, quien dirigirá el país durante los próximos cinco años. Con su llegada al poder, el Frente Amplio, la coalición de izquierda y centro-izquierda uruguaya, alcanza su cuarto mandato. Orsi reemplazó al presidente saliente, Luis Lacalle Pou, de la Coalición Republicana.
Por Florencia Pagola
Yamandú Orsi, un docente de secundaria de 57 años, se convierte en el noveno presidente electo de Uruguay después del retorno a la democracia, tras 12 años de dictadura cívico-militar (1973-1985), que formó parte de la Operación Cóndor, una campaña de represión política y terrorismo de Estado respaldada por gobiernos de Estados Unidos. La asunción de Orsi marca un hito significativo: 40 años de democracia ininterrumpida, el periodo más largo de estabilidad política que el país ha experimentado. En este contexto, la toma de posesión se convierte en una celebración de la fortaleza democrática que ha permitido que Uruguay sea considerado uno de los países más democráticos en la región.
Durante el recorrido presidencial desde el Palacio Legislativo hasta la Plaza Independencia, un evento simbólico resaltó la conmemoración del pasado reciente del país. Por primera vez, tanto Orsi como la nueva vicepresidenta Carolina Cosse se detuvieron para saludar a los familiares de los desaparecidos durante la dictadura, encabezados por Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos. Este gesto de cercanía es un recordatorio de la deuda histórica que aún persiste en Uruguay con aquellos que buscan respuestas sobre el paradero de sus seres queridos, y subraya el compromiso del gobierno entrante con la justicia y la memoria histórica.
Un detalle que marcó la asunción de Orsi fue el uso, por primera vez en la historia, de un automóvil eléctrico para el traslado presidencial. Orsi y Cosse se desplazaron en un Hyundai Ioniq 5, un modelo eléctrico que simboliza la apuesta del nuevo gobierno por continuar y profundizar las políticas de movilidad sostenible, basadas en energías renovables. Este gesto va en línea con los esfuerzos previos de Uruguay para liderar la transición energética en la región, un área en la que el país ha sido pionero gracias a su modelo de energías limpias.
La víspera de la asunción presidencial fue escenario de un encuentro trascendental para los liderazgos progresistas de América Latina. En la residencia del embajador brasileño en Montevideo, se celebró una cumbre de alto nivel entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Gabriel Boric de Chile, Gustavo Petro de Colombia, y Orsi. Esta reunión reflejó el esfuerzo por consolidar la unidad de las fuerzas progresistas de la región, buscando caminos comunes para fortalecer la democracia y enfrentar los retos que plantean los gobiernos de corte reaccionario que han ido ganando terreno a nivel global. La cumbre destacó la voluntad de estos líderes de fortalecer la cooperación regional en momentos de creciente polarización política.
A pesar de los avances democráticos, aún persisten desafíos en términos de igualdad de género. En el parlamento uruguayo, la representación femenina sigue siendo insuficiente, con solo un 29% de participación en las Cámaras. No obstante, la elección de Carolina Cosse como vicepresidenta es un paso significativo en la historia del país. Es la segunda vez que una mujer asume este cargo, luego de la vicepresidencia de Beatriz Argimón. Aunque la paridad total aún no se ha logrado, el ascenso de Cosse es un hito en la política uruguaya y un recordatorio de que, aún en las democracias más avanzadas, la representación política plena de las mujeres sigue siendo una asignatura pendiente.