Por Clarisa Busemi.
Ayer se cumplieron tres meses de la muerte de Diego Aljanati. Sus familiares y amigos organizaron el segundo Festival para recordarlo, en la plaza San Martín de Ituzaingó, cerca del lugar donde la policía lo atropelló, pero la lluvia hizo que el evento se pospusiera para el próximo domingo. No será el último, aseguraron.
El 28 de marzo Diego Aljanati fue a una matiné en el boliche Club Leloir, en Ituzaingó. Mientras esperaba en la puerta a que su papá lo buscara, los patovicas empezaron a correr a un grupo de chicos que estaban haciendo disturbios para dispersarlos, dijeron. Él no estaba participando de los desmanes, que fueron mínimos, pero corrió por miedo, junto al resto. A una cuadra, lo arrolló la policía, pero negó haberlo hecho. “Lo reconocí por las zapatillas, porque tenía el cráneo reventado”, evoca Cristian, su padre, cada vez que reconstruye el episodio. Diego tenía 13 años.
“Eran como cinco patrulleros”, cuenta Cristian Aljanati, en referencia al exagerado operativo montado en el lugar. Los agentes de seguridad habían acudido a la zona por un llamado del boliche. El desenlace fue alrededor de las 23. La matiné denominada “Enjoy” a la que su hijo había asistido empezaba a las 19 y finalizaba a la 23.30. Cuando Cristian llegó y vio a su hijo tirado, los policías estaban mirando el cuerpo sin haber llamado a la ambulancia.
El padre de la víctima acusa a Gabriela Basualdo, la oficial que manejaba la camioneta que atropelló a Diego, de haberlo asesinado. “Así lo declaró el otro agente que la acompañaba”, confirma. Además, alrededor de las tres de la mañana, se había acercado al Hospital donde lo trasladaron a Diego, el comisario Castillo, que corroboró que al chico lo había embestido el móvil de la policía conducido por Basualdo.
Si bien al principio se dijo que la habían desafectado de sus tareas, Cristian ratifica que eso le comunicaron a su familia y a él para que se callaran. “Me llegó la información de que está trabajando en una oficina. No está en la calle, manejando, pero sí está en la comisaría”, asevera.
El Comando de Prevención Comunitaria, que responde a la Bonaerense, es el encargado de monitorear la zona. “Ahora la policía no tiene móvil, lo tiene la patrulla del Comando. Las comisarías se encargan de albergar a los detenidos, no de manejar patrulleros”, explica Cristian Aljnati.
Con el hostigamiento de los efectivos policiales convivieron desde siempre. “El verdugueo permanente, las amenazas, y su pensamiento de creer que son superiores suceden desde que yo era chico”, describe Cristian. Pero ahora le pasó a su hijo. Ahora fue distinto. Ahora es cuando lo letal se torna insoportable.
Resurgir de las extorsiones
Cuando sucedió la tragedia, el boliche Club Leloir le ofreció a la familia de Diego Aljanati una suma de 200 mil pesos para que no hicieran marchas ni reclamaran. Antes de eso, le mandaron una carta a documento en la que le pedían que cesaran las medidas de protesta, y que no ensuciaran el buen nombre del sitio. Después de los dos primeros meses del hecho, sin embargo, realizaron ocho marchas consecutivas durante los sábados.
Ahora prefieren la modalidad de Festivales de bandas, como el que estaba previsto ayer, en la Plaza San Martín, (Avenida Rivadavia y Mariano Acosta), en Ituzaingó Sur. La idea a través de ellos, es unir fuerzas y hacerse oír para que lo sucedido no forme parte del olvido. “Me parece la mejor manera de concientizar a la gente”, destaca Cristian. Pero el mal tiempo obligó a suspender el evento para el siguiente domingo cinco de julio, a partir de las 14.
Se organizan con quienes deseen ayudar. Cristian contrata el sonido de manera particular porque desde el Municipio nunca los ayudaron, sostienen. Los familiares van convocando y los artistas se van solidarizando. Las que más se acercan son las bandas de barrio. La Sonora Insurgente, una de las que tocará, se aproximó motu proprio para respaldarlos, y siempre están acompañando causas similares en las que se unifica el pedido de justicia.
Otros de los grupos que subirán a escena son: Quimera de sueños, Nada que ver, Dasein, Androide Mariana, Murga Los que quedamos, La pequeña muerte, Con clase, entre otros. Habrá buffet, proyecciones, y esténcil para estampar remeras con el lema “Los patovicas corren, la policía mata”, que define lo que le hicieron a Diego.
“El intendente (Alberto Descalzo) dijo que iba a cerrar definitivamente la matiné de Ituzaingó como prevención”, explica el padre de Diego. Pero lo único que hicieron fue aprobar una ordenanza que la suspende por 180 días. “Sólo la matiné está clausurada. Los patovicas siguen trabajando tranquilos porque el boliche no cerró. Mi hijo pasó desapercibido en la vida de ellos”, se lamenta.
La causa de Diego Aljanati
El delito está caratulado como homicidio culposo, pero “todavía no la llamaron a declarar (a Gabriela Basualdo) porque están recabando pruebas, supuestamente”, enfatiza el papá de Diego Aljanati. “No sé qué testigos más quieren, porque su mismo compañero declaró que ella fue la que atropelló a mi hijo”, agrega.
En cuanto al personal de seguridad que apartó a los nenes de la puerta del boliche a las corridas, la fiscal Natalia Narmona Luppi aún debe determinar si tienen o no responsabilidad.
“A mí me mostraron las cámaras, tengo una copia de esa filmación donde muestran a los patovicas corriendo los nenes”, indica Cristian. “Estuvieron dos meses para poder ver los videos porque la fiscalía no tenía los programas para reproducirlos”, puntualiza.
A 150 metros de la entrada del boliche sucedió lo de Diego. Cuando se acercó su padre, los efectivos policiales estaban parados al lado del cuerpo. “Primero no lo reconocí cuando llegué, porque tenía la masa encefálica hacia afuera. Le pregunté a la cana qué le había pasado y me contestaron que lo habían encontrado en esa posición”. Desde entonces, él sabía que a Dieguito lo mató la policía.