El sábado pasado asumió oficialmente el nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto. Al día siguiente, los tres partidos más importantes del país firmaban un “Pacto por México” para garantizar la gobernabilidad. En el medio, protestas callejeras, heridos y detenidos.
El nuevo mandatario mexicano, un abogado de 46 años, que representa la vuelta al poder del tradicional Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó México desde 1929 a 2000, recibió el mando de parte de Felipe Calderón. Mientras, en las calles hubo choques entre policías y manifestantes del Movimiento YoSoy132 que rechazan la elección de Peña Nieto llevada a cabo el pasado 1° de julio. Al menos 20 manifestantes resultaron heridos -uno de ellos grave- y 65 fueron detenidos.
En su mensaje inaugural, el nuevo presidente anunció un plan nacional para combatir el delito y la impunidad, así como para fortalecer el tejido social, y como un segundo aspecto saliente de su gestión señaló que buscará lograr un país incluyente y la eliminación de la pobreza, que alcanza hoy a unos 40 millones de mexicanos.
Además, al día siguiente de su asunción se firmo el llamado “Pacto por México”. El acuerdo, que busca convertirse en “un pacto social” para “profundizar el proceso de democratización del país”, según afirmó Peña Nieto, fue suscripto por el PRI, por el Partido de la Revolución Democrática (PRD, de centroizquierda y segunda fuerza en las últimas elecciones) y el Partido de Acción Nacional (PAN, conservador y que deja el gobierno actualmente).
Entre los cinco puntos del pacto figuran “transformar a México en una sociedad de derechos y libertades” y “fomentar el crecimiento económico, el empleo y la competitividad” del país, explicó el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong.
El pacto venía negociándose desde antes de que Peña Nieto asumiera el gobierno y tuvo modificaciones hasta el domingo. La negociación fue revelada por líderes partidarios el lunes pasado pero pareció que quedaba en entredicho una vez que salieron a la luz diferencias internas en el seno del PRD con respecto al documento.
Para llevar el acuerdo a la práctica funcionará una comisión que tendrá tres representantes del gobierno e igual número del PAN, el PRI y el PRD. Además, el Partido Verde Ecológico, aliado del PRI, participará como observador.
La presidenta del PRI, María Cristina Díaz Salazar, señaló que el pacto “será un gran facilitador en el paso de los acuerdos en el Congreso, pues se trata de un catálogo de ideas de todos los partidos a fin de concretar nuevas reformas que atiendan las demandas de los ciudadanos”. Cabe recordar que el PRI es la primera fuerza en el Congreso, donde sin embargo no tiene mayoría absoluta en ninguna de las dos cámaras, un hecho que lo obligará a hacer alianzas para lograr las reformas que promueva el Ejecutivo.
Por su lado, el presidente del PRD, Jesús Zambrano, sostuvo que la firma del pacto “es un riesgo, pero vale la pena tomarlo” porque su partido “está decidido a ser izquierda responsable, no le apuesta al desastre” y “la gente quiere certidumbre de que otro México es posible en la democracia”.
En tanto, el presidente del PAN, Gustavo Madero, celebró la “audacia” de Peña Nieto al recoger las propuestas de todos los partidos y opinó que el pacto es “una gran señal que debe traducirse en propuestas legislativos para hacerlo una realidad”.