Por Francisco Longa y Edgar Juncker. Los cambios en el mapa del sindicalismo a partir del marco de lucha ha generado un nuevo tipo de organización gremial. Marcha entrevistó a varios de sus protagonistas.
La reciente conflictividad sindical a partir de las suspensiones y despidos despertó una serie de hipótesis acerca del surgimiento de nuevas experiencias gremiales, críticas de las históricas burocracias sindicales. En esta serie de entregas para Marcha entrevistaremos a algunos de los delegados y delegadas de los conflictos más resonantes de la zona norte del conurbano bonaerense.
Luego del importante conflicto docente de principios de año, el paro de la semana pasada reavivó el debate acerca de la lucha por la educación que vienen llevando miles de docentes. Marcha entrevistó a Alfredo Cáceres, Secretario General de Suteba Tigre por la lista Multicolor, que le está disputando la conducción del sindicato a Baradel.
-Contanos cómo se viene desarrollando la actividad sindical docente en Tigre
-La actividad gremial se viene desarrollando con mucha dinámica e intensidad, en particular desde que ganamos, hecho que vino a convalidar una resistencia proveniente de muchas necesidades que intentamos canalizar a partir del 3 de julio de 2013, cuando asumimos el sindicato. La actividad gremial se vio incrementada notoriamente a partir de la participación de quienes antes no lo hacían, por falta de espacios o por falta de motivación o confianza en quienes dirigían el sindicato. Un fuerte movimiento reivindicativo, que va desde las condiciones de enseñanza aprendizaje y salario-estado de las escuelas, falta de cargos, irregularidad en el pago de salarios, etc- a otras como la violencia, arbitrariedades, injusticias, o casos que denotan el abandono en el que se encuentra la docencia ante acusaciones no siempre probadas como el caso de Viviana Caliva, que en nuestro distrito movilizó masivamente al nivel inicial y a otros sectores convocados por SUTEBA. El sindicato tiene un campo de acción muy amplio y que se ha incrementado. Por ejemplo: se creó la Secretaría de la Mujer, algo que en un sector con un 80% o más de mujeres es una estricta necesidad; también podría nombrar la lucha de los profesores de isla por una equiparación salarial que se firmó en las paritarias de 2011 y hoy no se les reconoce; o la defensa de la educación para adultos, duramente castigada por la oferta precarizada de los Planes Fines, etc.
–¿Cómo fue la lucha de todos estos años, hasta llegar a recuperar la seccional tigre?
-El proceso de recuperación de la seccional fue largo, difícil y complejo. SUTEBA Tigre se conformó como seccional en 1990. En ese momento, se presentaron dos listas, la Celeste y la Naranja. Con compañeros provenientes de esta última lista, en 1994 formamos la Lista Verde y desde entonces siempre participamos de las luchas y de la vida sindical. En esos años enfrentamos las consecuencias de la aplicación de la Ley Federal de Educación, y la Ley de Transferencia, por la que los colegios nacionales fueron pasados a las provincias; y así un conjunto de medidas aplicadas por el Menemismo primero y la Alianza después. En el 2000 conseguimos nuestro primer congresal, cargo que me tocó representar. En agosto de 2001, ante el pago en Pataconones de los salarios, una asamblea de todo el distrito, autoconvocada en la EP N° 20 de Pacheco, resolvía salir a una de las grandes luchas que nos tocó vivir y codirigir en esos días álgidos, enfrentando al naciente Frente Gremial conformado poco antes. De esa época datan los afiches que nuestra agrupación pega periódicamente en los cajeros automáticos. En diciembre de 2001 fuimos parte activa del Argentinazo en la zona, en las asambleas populares y en las jornadas revolucionarias de esos días. Con el advenimiento del kirchnerismo, la burocracia Celeste se dejó cooptar de buen grado y se transformó en agente directo de intereses contrarios a la docencia y a la educación pública. En 2007 sufrimos una salvaje agresión en el seno del sindicato y en 2008 separaron del cargo a dos delegadas por reclamar por el comedor de la Escuela Especial N° 502. En 2010 los congresales de la oposición fuimos sometidos al Tribunal de Ética y Responsabilidad Sindical. Entretanto, en 2009 fuimos parte activa de la lucha de las y los obreros de Kraft, un año después de los del Rioplatense, de la Línea 60 y tantos otros. La burocracia Celeste es habilidosa y concentra enormes recursos materiales. Enfrentarse a ella y ganarle la mayoría ha sido un enorme esfuerzo de la militancia clasista y antiburocrática. Finalmente, el año pasado se combinaron los factores objetivos y subjetivos que permitieron el cambio que hoy estamos protagonizando.
–¿Podrías contarnos cómo fue específicamente el conflicto de principios de año?
–Como SUTEBA nos propusimos, por primera vez, construir el conflicto colectivamente. A mediados de febrero citamos a la primera asamblea en la plaza de Pacheco, abierta a auxiliares, a la comunidad y a otros trabajadores. Allí ya se notaba la disposición a la lucha, y desde entonces no pararon de crecer las asambleas y la participación en las acciones desarrolladas. El 5 de marzo mientras en La Plata nos movilizábamos junto a las demás seccionales muilticolor, ATE y la CTA Michelli, en Ricardo Rojas, en la EP 33, surgía una convocatoria que luego se generalizó en todos los barrios, especie de zonales que tomaron el conflicto en sus manos, la difusión, la organización de radios abiertas, clases públicas, volanteadas y otras iniciativas. En medio del conflicto, las asambleas no bajaron de 400 participantes, afiliados y no afiliados, en un clima de verdadera participación democrática donde la lista de oradores, que es pública en nuestras asambleas, se llenaba de participantes nuevos, que jamás habían tomado la palabra en esas instancias.
El 28 de marzo, en la última asamblea antes del levantamiento del conflicto, 600 docentes colmaron las instalaciones de la EP 14 para rechazar la propuesta de Baradel y el Frente Gremial. El acuerdo paritario fue vivido como “una estafa” al decir de una compañera, razón por la cual hoy el conflicto se está reabriendo.
–¿Que nivel de articulación tienen con las otras luchas sindicales de la zona norte?
-Desde hace años participamos en las luchas de las y los trabajadores de la zona y fuera de ella, de manera que nos conocemos con todas las direcciones independientes o clasistas que fueron surgiendo en la zona norte durante los años previos, desde el SUTNA San Fernando, pasando por Kraft, el Rioplatense, Pepsico, Donelley, Lear, Unilever, Paty, y otras empresas. El 24 de mayo fuimos convocantes en la Técnica 3 de Tigre de un Encuentro Sindical Combativo de la Zona Norte, practicando una política de unidad de acción con diversos sectores combativos y antiburocráticos que activan en la zona. Actualmente estamos también en solidaridad con las y los obreros de Lear, Emfer-Tatsa y otros que luchan contra los despidos.
–¿Algunos hablan del surgimiento de un nuevo modelo sindical, qué pensás del panorama actual del sindicalismo?
–El panorama sindical se caracteriza, en general, por un debilitamiento de las cúpulas burocráticas, aunque esto es desigual de un sindicato a otro. En algunos todavía reina un disciplinamiento brutal, como SMATA, y en otros se viven disputas prometedoras, como la alimentación. El sindicalismo clasista viene creciendo y desarrollándose en distintos sectores. El triunfo de la multicolor en Tigre y en otros importantes distritos es parte de ese fenómeno. En un momento de agotamiento de un ciclo como el que vivimos, las bases se predisponen a defender sus intereses y entonces se plantean dotarse de nuevas direcciones. La superestructura sindical está muy alejada de las bases, y la política del gobierno la ha fracturado en 5 ramas distintas. Esto podría representar una oportunidad para los sectores combativos que, con una política unitaria, democrática, desprovista de sectarismo y autoproclamación, podrían disputar espacios de representación (seccionales, cuerpos de delegados) y particularmente los procesos de lucha.
En la zona norte hay una acumulación de direcciones clasistas en distintas estructuras de trabajo importantes. El desafío de esas direcciones, de las que nos consideramos parte, es poner en pie niveles de coordinación y organización superiores a las que hasta ahora existieron. Entretanto, las luchas en curso nos unen en defensa del salario, la educación, la salud y todos los derechos sociales amenazados por el ajuste que se implementa por estas horas.