Por Noelia Leiva y Guillermo D’Ambrosio
Treinta años de matrimonio entre Leia y Han, el Imperio devenido en una Orden ambiciosa y tan oscura como siempre, un encuentro fundamental en el desértico Jakku: todo listo para que la fuerza despierte. Hoy se estrena en Argentina y el mundo el episodio séptimo de Star Wars.
Un grupo de resistentes revolucionarios que se enfrentan al mal, combaten cuerpo a cuerpo con sus armas por un legado de paz. Una voz rancia atrasa en sus decisiones: quiere someter a la esclavitud a pueblos libres, que ya comprendieron que no valen las cadenas en los pies. ¿Una metáfora de la coyuntura actual? No, el regreso de una de las secuelas más taquilleras de la historia del cine, que genera fanatismo más allá de las fronteras. Por la solidez de los argumentos que le permiten mantenerse viva desde la década de 1970 y la maquinaria publicitaria de Hollywood, “Star Wars, el despertar de la fuerza” se estrena hoy y genera ansiedades.
Con J.J Abrams como director, La Guerra de las Galaxias, como se la conoce en español, aporta el primer capítulo de la secuela trilógica que terminará de conocerse en 2019. El séptimo episodio contará con Adam Driver, Oscar Isaac, Daisy Ridley y John Boyega como nuevos personajes, mientras que Harrison Ford, Carrie Fisher y Mark Hamill volverán a interpretar al capitán del Halcón milenario, Han Solo; la generala Leia Organa Amidala y Luke Skywalker, respectivamente. Además de la disputa entre el bien y el mal a escala interplanetaria, se promete un dramón familiar que hace frotarse las manos a los y las más apasionados.
En el episodio sexto (1983), Luke Skywalker encabezó una misión para rescatar a Han Solo de los dominios del mafioso Jabba The Hutt. Más tarde, enfrentó a su padre y logró que se cumpliera la profecía que el Maestro Yoda sostuvo incesantemente: vuelto a su identidad original, Ankin Skywalker enfrentó a El Canciller y perdió la vida por sublevarse pero restableció el balance de La Fuerza.
Tres décadas más tarde de la Batalla de Endor, narrada en el capítulo anterior, la opresión continúa. Kylo Ren aparece en escena para mostrarse como seguidor del amo de la fuerza oscura. Decide acabar con los enemigos de la Primera Orden, como se denominan los antiguos defensores del Imperio. Parece que, mientras tanto, las chispas no sólo se dan entre sables láser: algo no funciona como antes entre la generala Amidala, al frente de la Resistencia, y su amado esposo.
En tanto, en un rincón del planeta Jakku, Rey (¿de quién será hija?) se encuentra con Finn (sí que sabe de organización laboral) y el droide BB-8, que recuerda el papel relevante que tuvo R2-D2 en las primeras películas. Allí comienzan la larga búsqueda del Maestro Jedi. Un dato para los memoriosos: el arma en el que había caído al planeta gaseoso Bespin durante la captura de Luke parece que tuvo otro destino. Spoiler: atención que mucho tendrá que ver con él.
En la entrega que está disponible a partir de hoy ya no es Lucas quien está detrás del guión sino que el director obtuvo la ayuda de Lawrence Kasdan, que ya había trabajado con el padre de la saga y también con Steven Spielber en Indiana Jones. La banda musical es de John Williams, que incluso antes del estreno recibió laureles.
“No mucho tiempo después de que comenzara a escribir Star Wars concluí que la historia daba para más de lo que una simple película podía dar”, expresó Lucas en una de sus tantas entrevistas a la prensa. Su acierto respecto de la continuidad y su forma de pensar la tecnología del rodaje lo convirtió en un visionario. Él creyó en una industria computarizada incluso cuando la informática estaba comenzando a caminar. Los nostálgicos tendrán que deglutir este primer episodio por la mega empresa del ratón Mickey.
Pero ojo, quienes pueden costear una entrada de cine y tomarse un recreo en este diciembre de anuncios preocupantes puede que encuentre alguna dificultad, puesto que las entradas para las funciones de estreno están agotadas en la mayoría de las cadenas. Paciencia.
I’m your father
Star Wars hace un pie en los cines del país -con su atractiva versión 3D- luego de la compra LucasFilm por Disney, en 2012. Para decepción de los fanáticos, antes de esa fecha el histórico George había asegurado que no habría más películas, luego de que las precuelas hubieran recibido algunas críticas de los seguidores más exigentes. Pero la industria del difunto congelado permitió aglutinar los fondos y la tecnología necesarios para hacer rendir el éxito de todos los tiempos.
No es para menos. La trilogía originar recaudó solo en Estados Unidos poco más de 1000 millones de dólares, y la de precuelas, que se vio en los cines entre 1999 y 2005, reunió unos 1223 millones de dólares. Verdad es que se ubica en el podio de las taquilleras, junto a James Bond y Harry Potter: en el mundo, todos los episodios emitidos dieron un total de 4211 millones de pesos de ganancias. Sí, mientras se junta la moneda para saber más sobre el niño abandonado y la princesa luchadora de este lado de la pantalla grande, hay quienes reúnen un poquito más.
¿Qué más hay? Lucasfilm había asegurado que a fines de 2016 se estrenaría “Rogue one: a Star Wars story”, el primer spin off de la serie que se basa en un nuevo plan de rebelión: un sector del pueblo se organiza en secreto para robarle al Imperio los planos de la Estrella de la Muerte. En el país finalmente se fechó para enero de 2017. Para ese año también se prometió el octavo episodio, siempre bajo la égida de Walt Disney World. Más dólares, más espera. A preparar los pochoclos.