Por Guido Carlana. Los estatales perciben este mes la primera cuota del aumento que acordó UPCN y el Gobierno nacional. Es del 16, 5 por ciento, mientras que la segunda será del 10,1. El cierre de una paritaria por debajo de las expectativas.
En mayo los trabajadores del Estado nacional recibieron la noticia de un aumento en dos partes que acumulado se ubica en torno al 28 por ciento. Otro año de una paritaria cerrada por debajo de la inflación, y el eje una disputa que ya no se centra en la recomposición salarial, si no en evitar una pérdida agravada del salario real. Por otro lado y en el marco del Proyecto de ley para el blanqueo de trabajadores enviado al Congreso, se anunció el concurso de 7500 cargos (lo que representa alrededor de la décima parte de los trabajadores precarizados) limitando su aplicación a la planta transitoria. Esto resulta sumamente llamativo, ya que empleados en esta condición deben someterse a un concurso, cuando en verdad desarollan su tarea a diario en el Estado y cumplen en muchos casos las mismas tareas que la planta permanente.
Frente al malestar en los diferentes sectores de trabajo, desde la nueva junta interna de ATE en el Ministerio de Economía se realizó un referéndum acerca del acuerdo paritario alcanzado, en dónde se consultó a más de mil trabajadores del área. La respuesta fue contundente: un 95 por ciento lo rechazó por considerarlo insuficiente. Al respecto Demián García Orfanó delegado del Ministerio conversó con Marcha.org.ar “Este acuerdo sólo puede haber sido cerrado a espaldas de los/as laburantes (…) La disconformidad en cada sector es mucha, necesitamos una recomposición urgente.” Es que la inflación interanual, medida por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires alcanza el 39,5 por ciento y la canasta básica para una familia tipo con dos hijos que paga alquiler se sitúa por encima de los diez mil pesos.
La precarización laboral es uno de los pilares del neoliberalismo instala en nuestro país con el golpe de 1976, y cuya matriz tras diez años de kirchnerismo no ha logrado modificarse. En el año 2014 uno de cada tres trabajadores tiene negado los derechos laborales conquistados tras históricas luchas y plasmados incluso en la Constitución. Esta situación sólo puede explicarse por la profunda fragmentación de los laburantes, no sólo desde los sindicatos y centrales obreras, si también desde la cotidianidad en los sectores de trabajo. Las patronales han desplegado acciones para desterrar cualquier acción solidaria y sobre la base de la descomposición sindical, apuntalar contra la organización gremial de los trabajadores.
En este contexto la comisión directiva que conduce la seccional de ATE Capital se encuentra sumida en una parálisis. Las internas políticas partidarias ajenas a los intereses de los trabajadores, han derivado en una virtual fractura del sindicato y la paralelización de las diferentes secretarías. Como en un juego de damas las facciones en ATE avanzan, suman y restan referentes claves, en busca de posicionarse como la alternativa para 2015 en las elecciones de seccional. Esta disputa por arriba los lleva a no organizar una sola acción en conjunto en para estatales porteños y nacionales, abriendo internas frente a la patronal y debilitando las instancias de negociación colectiva.
Sin embargo la organización en los sectores de trabajo avanza y crece, generándose procesos genuinos de participación y lucha. En el ministerio de planificación las recientes elecciones de junta interna dieron por ganadora a la lista “Blanca y Negra” con referencia de trabajadores independientes que se impusieron a maniobras fraudulentas de la burocracia. En el caso del ministerio de trabajo, la agrupación de base “Empieza por casa” que da un paso más en la renovación de su tercer mandato consecutivo, con una alta participación tras obtener más de 300 votos de confianza.
Estos procesos se enmarcan en una realidad que lentamente crece desde abajo y empieza a tomar forma una nueva forma de hacer política sindical, con trabajadores que eligen ATE como herramienta de organización, para poner por delante sus intereses y generar procesos de participación profundamente democráticos. En lucha y coordinación, con medidas masivas y tomando las calles en la defensa del trabajo y por condiciones de trabajo dignas.