Por Pablo Gandolfo*. El conflicto más candente del mundo alumbró una criatura inesperada. Lo que comenzó como una disputa puramente geopolítica desató, en el este del país, un proceso político y social que marca el inicio de la reconstitución de fuerzas revolucionarias en territorio de la antigua Unión Soviética. Un punto de partida germinal, que durará muchos años, pero que en la Novorossia tiene su primera expresión.
Para no perder la perspectiva en un conflicto que lleva muchos capítulos importantes con vuelcos radicales, conviene repasar la totalidad de su desarrollo.
1- El inicio ocurre ante la negativa del presidente ucraniano Viktor Yanukovich a ingresar a la Unión Europea (UE). Este giro tenía inmensas consecuencias geopolíticas a favor de Rusia. Según la doctrina de uno de los principales geoestrategas estadounidenses, Zbigniew Brzezinski, Ucrania es el país clave para definir la suerte de Rusia. Eso nos enseña que ningún esfuerzo será escatimado para evitar un desenlace favorable al Kremlin.
2- La respuesta llegó mediante un golpe de Estado encabezado por Estados Unidos (EEUU) y secundado por la UE. El arma utilizada fueron grupos de ultraderecha que asumieron el papel de vanguardia para desatar movilizaciones que culminarían con la caída del gobierno. El descontento social provocó que sectores de la población se sumaran a las protestas.
3- Desde una perspectiva revolucionaria no había motivos para derramar lágrimas por el gobierno que caía. Sin embargo, desde una perspectiva geopolítica era una derrota para quienes sostienen posiciones antiimperialistas en cualquier lugar del mundo. ¿Por qué? En Rusia y en China no hay en curso procesos políticos de liberación social. A pesar de ello, en esta etapa sus derrotas en la arena internacional repercuten negativamente en todos los países del mundo, y muy especialmente para aquellos en los que sí hay procesos revolucionarios en curso. Rusia y China son los que están disputando y marcando límites al predominio del bloque que fue hegemónico (y ya no): la tríada EEUU, UE, Japón, y su brazo militar la OTAN. Dicho de otro modo: están enfrentando a los gendarmes del mundo, a los encargados de derrotar todo proceso de liberación social en cualquier punto de la tierra. Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Irán, el este de Ucrania y seguramente en un futuro Grecia, encuentran en aquellas dos potencias un apoyo imprescindible para enfrentar las embestidas norteamericanas. Damasco luciría destruida si Rusia no hubiera estacionado sus buques en la costa. No es poca cosa.
4- El pustch fue seguido por la respuesta rusa. Mediante la incorporación de Crimea a su territorio, el Kremlin logró neutralizar parte del golpe que le asestaban. Con la veña de sus habitantes, Rusia recuperó la zona geoestratégicamente más importante de Ucrania.
5- Hasta ese momento se trató básicamente de un conflicto geopolítico entre potencias que utilizaban al interior de Ucrania actores afines para conseguir sus objetivos. Desde aquí se abren dos caminos: continúa la disputa entre potencias, pero en el este de Ucrania una fuerza comienza a delinear una perspectiva propia que incluye la liberación social.
La Geopolítica
6- Desde la incorporación de Crimea, EEUU -con decisión- y la UE -envuelta en contradicciones-, comenzaron una ofensiva en toda la línea contra Rusia. Ucrania fue un catalizador para una política que el Departamento de Estado debía ejecutar en cualquier caso, ya sea a través de Ucrania o bien con otra excusa.
¿Por qué? Porque Rusia es, muy por encima de los demás, el principal punto de apoyo de China para disputarle a EEUU el rol preponderante (ya no hegemónico) en el mundo. Rusia tiene ese status por tres motivos:
-Su desarrollo en materia de tecnología militar y su arsenal nuclear.
-Sus reservas de petróleo y principalmente de gas.
-Su ubicación geográfica: es el corredor para conectar China con Europa (la nueva ruta de la seda). Además cubre su retaguardia en caso de conflicto en el Pacífico y ante un cierre de la vía marítima puede garantizar abastecimiento por tierra.
7- Para Washington este conflicto tiene otro costado positivo: tensiona la relación Rusia-UE, alianza que es imprescindible evitar. Desde la óptica de la Unión Europea, ir a un conflicto con Rusia solo sirve para debilitar su propia posición. Pero, contradictoriamente, una buena parte de su establishment se encuentra cooptado por EEUU. Esas dos fuerzas en sentidos opuestos explican las idas, vueltas, indecisiones y contradicciones en la política de la UE hacia el conflicto.
8- Solo cuando avizoró que Washington amasaba un horizonte sumamente oscuro, la UE se separó con decisión de la línea impulsada por el Departamento de Estado y emprendió negociaciones de paz de las que ¡fue excluido EEUU! El 14 de febrero Ucrania, Rusia, Bielorrusia, Alemania y Francia firmaron un acuerdo de paz.
9- ¿Qué provocó el giro de la Unión Europea para desactivar este conflicto? Washington intencionalmente azuzaba el fuego para provocar una escalada militar y un conflicto mayor “a metros” de la UE. Un conflicto que al mismo tiempo debilitaría a su socio-competidor de Bruselas; a su archienemigo y prioridad táctica, Rusia; y, consecuentemente, a China, su competidor estratégico. Por eso, el presidente de Francia Francois Hollande y la canciller alemana Angela Merkel, volaron de urgencia a Moscú en viajes que no estaban programados y sin telefonear a John Kerry. Pocos días después se firmaba la paz.
10- De los acuerdos firmados, éste es el más exitoso ya que se cumplió en la mayor parte del frente y solo fue violado en algunas localidades. Sin embargo, poco antes de cerrar este artículo, una bomba estalló en una movilización pro occidental. Es evidente que quién quedó afuera de la mesa donde se negoció la paz es serio candidato a ser instigador de la continuidad de la guerra… y los atentados de falsa bandera son la especialidad de la casa.
La Revolución
11- Finalmente abordamos el ángulo más desconocido e inesperado, y el más importante desde el punto de vista de la liberación social. La devastación que sufrieron los países de la URSS y los del pacto de Varsovia, desde la caída del bloque del este, más tarde o más temprano debía dar pie a la reconstitución de fuerzas revolucionarias en aquella parte del mundo. Esto, que es una proyección evidente desde los primeros noventa hasta la actualidad, aún no había tenido ninguna expresión relevante en un cuarto de siglo. Pues bien, en el este de Ucrania, en las Repúblicas Populares de Donestk y Lugansk comenzó ese proceso.
Es un dato llamativo que la revolución creció no donde lo imaginaba cierta izquierda (en Plaza Maidán, en movilizaciones fascistas y pro mercado), sino en la resistencia a esa revolución delirada que era fascismo en los hechos. Esa desorientación perfecta explica otra cosa: por qué en medio de una fenomenal crisis estructural del capitalismo, las organizaciones revolucionarias que crecen son aún muy pocas.
El triunfo y la consolidación de las Repúblicas Populares de Donestk y Lugansk, marcan una doble victoria. En términos geopolíticos fortaleciendo el bloque contra hegemónico y en términos políticos favoreciendo una perspectiva revolucionaria.
*Artículo publicado en la edición 134 del periódico Resumen Latinoamericano (Febrero de 2014).