La mala gestión del Partido Liberal y, sobre todo, las protestas estudiantiles que siguen desde hace meses, allanaron el camino para la victoria del partido independentista de Quebéc.
La líder del partido independentista Parti Québécois (PQ), Pauline Marois, se convirtió ayer en la nueva primera ministra del gobierno de Québec. Se trata de la primera mujer en llegar al más alto cargo de la administración quebequés, apoyada por un partido de corte socialdemócrata con una fuerte impronta marcada por el nacionalismo cultural. Por esta particular visión de la región francófona de Canadá, PQ se ha ganado el título de ‘separatista’ en la mayoría de los análisis políticos a nivel global, algo que hasta hoy resultó por lo menos incómodo para sus líderes.
Marois propuso en su campaña la celebración de un referéndum acerca de la soberanía de los quebequenses, distanciándose de las propuestas que su mismo partido llevó a cabo en 1980 y 1995, donde se quiso definir una verdadera independencia de Quebéc. “Como nación queremos tomar decisiones que nos afecten a nosotros mismos”, sostuvo la nueva primera ministra al conocerse los resultados finales. “Queremos forjar un futuro en el que estemos todos juntos al lado de las primeras potencias”, agregó, esta vez en inglés, en un gesto para acercarse a la minoría anglófona que habita la provincia.
El PQ, aunque logró quedarse con el ejecutivo, no pudo obtener la mayoría legislativa en las elecciones que se desarrollaron este martes, y se quedó con 54 bancas, a 9 de la cantidad necesaria para formar un gobierno en soledad. El Partido Liberal, que detenía el ejecutivo hasta esta semana, se quedó con 50 escaños en la Asamble Nacional, y 19 fueron a la coalición Avenir Quebec. Los 125 legisladores se completaron con los 2 lugares logrados por la izquierda Quebec Solidaire, un magro resultado con respecto a lo esperado.
Un triunfo estudiantil
Sin embargo el dato político más relevante está por fuera de las urnas. Las elecciones que se celebraron ayer fueron en realidad elecciones anticipadas, convocadas por el ex primer ministro, el liberal Jean Charest, quien debió dar un paso al costado tras la crisis desatada por las continuas protestas protagonizadas por estudiantes universitarios. Tras la decisión del gobierno de aumentar en un 82% las matriculas de estudiantes superiores en febrero, los estudiantes de Quebéc organizaron verdaderas puebladas en contra de la política de ajuste implementada por los liberales. Es que, si bien Quebéc está bastante lejos de la crisis económica que sacude a Estados Unidos y Europa, los liberales debieron anunciar una serie de recortes en el gasto público que recayeron principalmente en la educación superior.
Ni bien se dieron a conocer los resultados, Marois se puso en contacto con la presidenta de la Federación de Estudiantes de Quebec (FEUQ), Martine Desjardins, para anunciarle su decisión de anular por decreto el alza en las matriculas, lo que prometió sería su primer acto de gobierno.
Las movilizaciones estudiantiles obtuvieron una fuerte respuesta represiva por parte del anterior gobierno. Además de las interrupciones de marchas y sentadas por parte de la policía, en mayo se aprobó una ley que prevé multas de hasta 35.000 dólares por persona y día, y de hasta 125.000 dólares por asociación a las que ‘entorpezcan’ la entrada a clase de los estudiantes no huelguistas. Desde febrero, sólo algunas unidades académicas pudieron retomar las clases, ya que la FEUQ anunció una ‘huelga por tiempo indeterminado’ de estudiantes en ese entonces, solamente interrumpida por una ‘tregua electoral’ comenzada a fines de agosto.
Además, el malestar general con el gobierno liberal era fomentado por los continuos escándalos de corrupción protagonizados por Charest y sus ministros, principalmente ligados a la asignación de contratos en el ámbito de la construcción durante los tres mandatos consecutivos que cumplió. Dentro de quince días, la comisión investigadora debería hacer públicos los resultados de las averiguaciones acerca de estos temas, que constituyen, junto al descontento estudiantil y la incapacidad por gestionar la situación, el principal motivo por el cual Charest no aspiró a un cuarto mandato.
El único hecho que empañó la fiesta del PQ fue el atentado protagonizado por un hombre de 50 años que irrumpió durante el discurso final de Marois armado. Según la policía de Montreal se trataría de un francófono, que gritando “los británicos se han despertado” abrió fuego sobre la gente agolpada ante el estrado donde estaba hablando la nueva primera misnistra, asesinando a una persona e hiriendo a otra. Al cierre de esta edición de Marcha, aún no se conocían los detalles de este episodio, tomado por la prensa internacional como el centro de lo ocurrido ayer en Quebéc, mientras el movimiento estudiantil de esa región festejaba un histórico triunfo ante los avances neoliberales en norteamérica.